Perspectiva Bursamétrica

Acciones contra bonos

Aunque las tasas nominales han aumentado, los rendimientos en términos reales son altamente negativos, lo que permite que las valoraciones accionarias sigan siendo elevadas.

El mercado global de bonos atraviesa por la peor crisis de la historia. El Índice Global de Bonos de Bloomberg (LEGATRUU, que incluye deuda soberana, corporativa y Hi Yield) ha caído 16 por ciento desde el cierre de 2020. En los últimos 12 meses ha bajado en 7.52 por ciento. En la medida en que las tasas de interés que ofrecen los bonos al vencimiento aumentan, los precios de los mismos están cayendo.

Por segmento, ha bajado más el valor de la deuda soberana que la corporativa. El Índice Global de Deuda Soberana (BTSYTRUU) ha bajado en las últimas 52 semanas 8.74 por ciento, mientras que el Índice Global de Deuda Corporativa (LGCPTREH) ha caído en 6.37 por ciento y el Índice de Bonos de Alto Rendimiento (LG30TRUU) ha bajado 5.13 por ciento en los últimos 12 meses.

La pérdida de valor del total de la masa global de bonos en el mercado es de alrededor de 4 billones de dólares. La peor caída en la historia, cerca del doble de la pérdida acontecida en la crisis hipotecaria.

En contra de esta pérdida de valor, los índices accionarios han estado subiendo en contra de la teoría. Al aumentar las tasas de largo plazo, los precios de las acciones y de otros activos deben descender. En particular en el continente americano, en el Reino Unido, en India y Australia. Los índices líderes de EU y Canadá acumulan una rentabilidad últimos 12 meses de 11.58 por ciento anual promedio. Los principales mercados latinoamericanos tienen un rendimiento medio de 8.01 por ciento anual, destacando el rendimiento de 17.01 por ciento de la Bolsa Mexicana, que se encuentra sorpresivamente en máximos históricos.

El Índice Global Bursamétrica de las bolsas ha aumentado 4.81 por ciento en las últimas 52 semanas.

Lo que sucede ahora, que hace diferente a este episodio al de otras épocas de inicio de un ciclo alcista de tasas, es que se tiene un muy fuerte crecimiento económico, y al mismo tiempo se tiene una muy elevada inflación global. La inflación al consumidor en EU quedó en febrero en 7.90 por ciento anual, la más elevada en los últimos 40 años, y la inflación al productor está arriba de 10 por ciento anual. Muchos estrategas han visto a las acciones como un activo de protección contra la inflación. Otros vemos que aunque las tasas nominales han aumentado, por ejemplo, del 1.30 por ciento que se tenía de rendimiento ofrecido en los bonos del Tesoro a 10 años hace un año, y ahora se tiene una tasa de 2.47 por ciento anual, los rendimientos en términos reales son altamente negativos, lo que permite que las valoraciones accionarias sigan siendo elevadas.

Sin embargo, hay que advertir lo siguiente: cuando se implementaron las políticas monetarias extremas, hace dos años, se dio como parte de los mismos programas de compras de bonos por parte de los bancos centrales, lo que implicó la mayor creación de dinero en la historia en un periodo de dos años. Esta abrumadora inyección de liquidez global generó diversas burbujas en los mercados, tanto financieros como los mercados reales de materia primas, granos, metales, laboral, hidrocarburos, energía, etcétera.

Jerome Powell (presidente de la Fed) advirtió la semana pasada que probablemente el siguiente incremento en el rango objetivo de la Tasa de Fondos Federales sea de medio punto, lo que por cierto orilló a la Junta de Gobierno del Banco de México a incrementar en medio punto su tasa de referencia, después de conocer una inflación todavía elevada para la primera quincena de marzo, 7.29 por ciento anual, y una encuesta de Citibanamex entre analistas del sector privado que las expectativas sitúan a la inflación estimada para este año en 5.70 por ciento, pero el movimiento de tasas va acompañado también de una estrategia para recoger dinero de la circulación.

Esta doble estrategia de salida de la política monetaria extrema, inevitable para reducir la inflación, puede llevar a la economía a una recesión, o por lo menos a una desaceleración, que pudiera estarse materializando en 2023 o 2024. Hoy en día las acciones se encuentran claramente sobrevaloradas en relación a sus parámetros históricos. El múltiplo precio/utilidad de las 500 acciones del S&P se ubica en 23.40 veces, cuando el promedio histórico es de alrededor de 17 veces. Hoy en día todavía tenemos a otros bancos centrales importantes creando dinero, como el Banco Central del Euro o el Banco de Japón. Imaginemos qué puede pasar con los precios de los diversos activos y con las divisas, cuando todos los bancos centrales se encuentren ante la necesidad de salir a recoger dinero y subir sus tasas al mismo tiempo. Así como los mercados se inflan cuando se crea dinero en exceso, también se pueden desinflar. En otras palabras, la protección de las acciones a la inflación, en este caso, es limitada y riesgosa. Por último, hay sectores que son más defensivos que otros que son más sensibles a los movimientos de tasas.

El autor es presidente de Bursamétrica.

COLUMNAS ANTERIORES

Caos global: el Estado de derecho mundial es trastocado por EU
Lo que anticipan los mercados sobre el reporte de comercio del 2 de abril

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.