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El libre comercio y la clase trabajadora: ni el paraíso prometido ni el infierno diagnosticado

Ante el futuro del T-MEC, conviene destacar que la clase trabajadora, aunque ha recibido ciertos beneficios parciales (en cuanto a industrias y números de trabajadores), claramente no ha sido la “ganadora”.

Mucho se ha hablado de la revisión al T-MEC (mal llamada por algunos, renegociación) que, conforme al texto del tratado, corresponde en este 2025 por ser el sexto aniversario. Se trata en realidad de la reunión de una comisión tripartita para revisar su funcionamiento, así como las recomendaciones de cada una de las partes. El tratado, con vigencia de 16 años, prevé un mecanismo muy sencillo de cancelación con dos opciones listas para ejecutarse en cualquier momento, ya sea mediante una notificación escrita a las otras partes con efecto seis meses después (Capítulo 34, Art. 34.6) o mediante la sustitución por un tratado bilateral (Cap. 32, Art. 32.10.5).

Ante el futuro del T-MEC, conviene destacar que la clase trabajadora, aunque ha recibido ciertos beneficios parciales (en cuanto a industrias y números de trabajadores), claramente no ha sido la “ganadora” de los dos acuerdos trilaterales entre México, Estados Unidos y Canadá. Aquí le presento algunos datos interesantes para la reflexión.

1.- La participación de la clase trabajadora en el Producto Interno Bruto se ha reducido. El porcentaje del PIB que captaba la clase trabajadora en los tres países era mayor en 1993, antes del NAFTA, que en el 2019, cuando se reemplazó por el T-MEC; en México se redujo del 43 al 36% y en Canadá del 72 al 65%; Estados Unidos solo sufrió una reducción de un punto porcentual. Un enfoque exclusivo de México sobre el mismo aspecto arroja que, al concluir el sexenio de AMLO, la clase trabajadora captaba solo el 31.8% del PIB y, aunque es el porcentaje más alto de los tres sexenios anteriores, no parece una mejora sustancial del NAFTA o el T-MEC hacia los trabajadores en México.

2.- La clase trabajadora gana más con la 4T. Los incrementos salariales contractuales promedio de la clase trabajadora en México son los más altos de los últimos cuatro sexenios. Ello se debe a los notables aumentos del salario mínimo y a la forma en que dichos incrementos “presionan” el resto de los sueldos en el país; así tenemos los incrementos nominales por arriba del 6.56% al final del sexenio de AMLO (con T-MEC) contra incrementos del 4.4% en los sexenios de Enrique Peña y Felipe Calderón (con NAFTA). Este rubro, además de ser una hipoteca social parcialmente saldada, parece deberse en parte a las presiones de EU sobre un aparente dumping laboral sobre la base de sueldos muy bajos y un sindicalismo a modo.

3.- El T-MEC con su Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida ha mostrado eficacia limitada para trabajadores de ciertas industrias. Esta especie de juicio sumario, con forma de panel arbitral para violaciones sindicales solo de ciertas industrias, ha impactado alrededor de 30 mil trabajadores y ha significado cinco millones de dólares recuperados en salarios caídos y beneficios para trabajadores en las ramas productivas donde es aplicable (principalmente la automotriz). Para un mercado laboral de 60 millones de Población Económicamente Activa, 3 mil trabajadores hacen evidente la eficacia limitada del mecanismo respecto de todo el universo de la clase trabajadora en México.

4.- El T-MEC no ha contribuido a reducir la informalidad laboral en México ni a crear más fuentes formales de empleo. México necesita generar 100 mil puestos de trabajo registrados en el IMSS al mes; eso sería suficiente para emplear a las personas que se incorporan a la Población Económicamente Activa; hoy se generan menos de 75 mil por mes. El número bajo de empleos formales ha sido una constante de los últimos cuatro sexenios con NAFTA y con T-MEC. La otra cara de la moneda, la informalidad laboral, representa el 54.85% de la Población Económicamente Activa (PEA), que lleva décadas sin bajar del 50%.

En conclusión, la clase trabajadora tiene hoy sueldos menos precarios, pero parece haber perdido más con el libre comercio; esas pérdidas se sintomatizan en un empobrecimiento relativo y un mercado laboral cada vez más informal; si la clase trabajadora pierde, perdemos también todos los que vivimos en México.

(Especial)

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