La economía mexicana corre el riesgo de instalarse en una fase de estancamiento crónico. El dato más reciente de la actividad productiva apunta en esa dirección. El Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) que el INEGI publicó ayer estima que en octubre la economía no creció, lo que confirma la pérdida de tracción observada a lo largo del año.
El comportamiento promedio de los tres primeros trimestres de 2025 tampoco muestra avances: el crecimiento fue cercano a cero respecto al mismo periodo de 2024. No se trata de un tropiezo mensual ni de un bache menor; es una trayectoria que revela que la economía opera prácticamente sin impulso.
El origen del freno, como hemos señalado, está en las actividades secundarias, el motor industrial del país.
El propio IOAE sugiere que en octubre la industria volvió a mostrar debilidad, en línea con lo observado en meses anteriores. La fotografía al cierre del tercer trimestre es contundente: el sector secundario permanece prácticamente detenido y varios de sus componentes se encuentran incluso en retroceso.
La industria de la construcción es el caso más preocupante. Tras el impulso atípico de la obra pública federal durante 2023 y parte de 2024, el sector entró en una fase descendente. La construcción de ingeniería civil —directamente vinculada al gasto público— perdió vigor conforme avanzó 2025, mientras que la edificación privada no ha sido capaz de compensar ese debilitamiento.
La caída real de la inversión física presupuestal dejó sin soporte a una parte relevante del sector. Sin un nuevo ciclo de inversión privada que tome el relevo, es difícil visualizar una recuperación sostenida.
Las manufacturas también han enfrentado un entorno internacional más adverso. La producción automotriz —históricamente un amortiguador de la actividad industrial— mostró ajustes en su cadena de suministro y una moderación en la demanda estadounidense. A lo largo de varios meses de 2025, la manufactura creció por debajo del 1% anual y en segmentos clave registró caídas.
La desaceleración del comercio mundial y la incertidumbre asociada a la revisión del T-MEC en 2026 han inhibido ampliaciones de capacidad e inversiones nuevas.
El menor dinamismo industrial se ha trasladado al resto de la economía. El comercio y los servicios aún muestran avances, pero insuficientes para arrastrar al conjunto. El consumo privado mantiene una tendencia positiva, aunque más moderada que la observada en 2023 y 2024, cuando el mercado laboral y las remesas impulsaban un mayor dinamismo. Hoy ambos factores se estabilizan, mientras que la inflación de servicios permanece elevada. El resultado es un sector terciario que avanza, sí, pero sin la fuerza suficiente para contrarrestar la inercia negativa del aparato industrial.
Si esta condición se prolonga, México podría converger hacia un patrón de crecimiento cercano a cero. Las implicaciones son profundas: menor generación de empleo formal, mayor informalidad y una recaudación más débil, lo que alimenta tensiones fiscales. Además, limita la capacidad del país para aprovechar oportunidades estratégicas como el nearshoring, cuyo potencial depende de incrementos sostenidos de inversión productiva.
La lección es inequívoca: sin un impulso decidido a la inversión —pública y, sobre todo, privada—, la economía mexicana corre el riesgo de quedar atrapada en un estancamiento prolongado.
Revertir este escenario exige certidumbre regulatoria, estabilidad en las reglas del juego y una estrategia clara para atraer capital hacia sectores con mayor potencial de expansión: manufactura avanzada, infraestructura logística, energía y servicios empresariales.
No bastará una renegociación favorable del T-MEC ni un entorno arancelario más conveniente.
Lo determinante será que existan condiciones internas para que crezca la inversión privada nacional, no solo la extranjera.
El IOAE de octubre no es una anécdota: es una advertencia. O se genera un nuevo ciclo de inversión que reactive al aparato productivo, o México corre el riesgo de acostumbrarse a vivir con tasas de crecimiento cercanas a cero.