Coordenadas

La verdad sobre los aranceles

México ha logrado, al menos por ahora, salir mejor librado que muchos otros países. Aunque con una espada de Damocles pendiendo sobre su futuro.

Trump volvió a hacerlo. No fueron los aranceles del 30% que prometió en campaña ni la tormenta perfecta que pintaron sus críticos. Pero lo que impuso es, en cifras reales, el golpe comercial más fuerte que Estados Unidos ha lanzado en casi un siglo.

No nos engañemos con el ruido mediático. Las tarifas que Donald Trump aplicó en esta nueva etapa de su presidencia son más bajas que las que había anunciado con estruendo.

Pero eso no significa que sean inofensivas. Son los aranceles más altos que Estados Unidos ha aplicado desde la década de 1930. Un salto histórico que está obligando a replantear la arquitectura del comercio mundial.

En este escenario, México ha logrado, al menos por ahora, salir mejor librado que muchos otros países. Aunque con una espada de Damocles pendiendo sobre su futuro.

A inicios de 2025, Trump anunció su intención de imponer tarifas de hasta 30% a las importaciones de socios como México, la Unión Europea o Japón. Los mercados reaccionaron con inquietud, temiendo una reedición de las guerras comerciales del pasado.

Sin embargo, los datos del Budget Lab de la Universidad de Yale muestran una realidad más matizada. Gracias a intensas negociaciones, muchas de esas tarifas se redujeron antes de entrar en vigor.

Japón terminó con un gravamen del 15% en lugar del 25% inicial. Indonesia y Filipinas quedaron en 19% frente al 20% que se había anunciado. Y algunos productos estratégicos lograron incluso aplazar la medida.

Pero que las tarifas reales sean menores a lo anunciado no debe llevarnos a engaño. El promedio efectivo de los aranceles estadounidenses ha alcanzado el 18.6% de acuerdo a la más reciente estimación de Yale.

La propia institución advierte que son niveles no vistos desde 1933, en plena Gran Depresión. Este salto no es anecdótico: es un cambio estructural en la política comercial de la principal economía del planeta.

El impacto será tangible. Se estima un aumento promedio de precios de 2.3 puntos si permanecen, lo que equivale a una pérdida de poder adquisitivo de 3 800 dólares anuales por hogar, a precios de 2024.

A nivel macroeconómico, la contracción prevista es de 0.9 puntos porcentuales en el PIB real para 2025. Y un lastre permanente de 0.6% en el largo plazo, es decir, algo así como 160 mil millones de dólares menos cada año.

En este tablero, México ha jugado con habilidad. El amparo del T-MEC y la disposición a cooperar en temas sensibles —de migración a seguridad— facilitaron que muchas exportaciones quedaran exentas o con tarifas menores.

Esto ha permitido que, en el corto plazo, nuestro país mantenga su posición como el principal proveedor del mercado estadounidense, con el 15% del total.

Pero el costo de esta victoria es alto. Más que acuerdos estables, se ha instaurado una dinámica de negociación permanente con Trump. Cada concesión puede ser revisada, condicionada o retirada en cualquier momento.

La consecuencia a nivel global será una reorganización de cadenas de suministro, una reconfiguración de acuerdos bilaterales y un comercio internacional menos integrado y más costoso.

México puede sacar partido de esta transformación si atrae inversiones que buscan reubicarse más cerca del mercado estadounidense. El nearshoring sigue siendo una gran oportunidad.

Pero esa oportunidad depende de que el clima político en Washington no cambie las reglas de un día para otro. Y con un Trump que convierte la política comercial en una moneda de cambio constante, la estabilidad es incierta.

Lo más importante sobre los aranceles no es que hayan sido menores de lo que se temía. Es que, aun así, son extraordinariamente altos.

Son un parteaguas histórico que redefinirá el comercio mundial en los próximos años.

Para México, la coyuntura es doble: una ventana para ganar terreno y un recordatorio de que los beneficios actuales pueden evaporarse en cualquier momento.

En este juego, no basta celebrar que el golpe fue más suave. Hay que estar listo para que, cuando Trump quiera, pueda volver a golpear con fuerza.

COLUMNAS ANTERIORES

Creo que Banxico tuvo un acierto
México tiene ventaja… pero es incierta

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.