En medio de malas noticias para el sistema financiero mexicano, para las remesas y para los migrantes, hay señales alentadoras en materia de aranceles.
El presidente Donald Trump se impuso a sí mismo la fecha del 9 de julio para definir cuál será, en definitiva, el nuevo esquema comercial que regirá su relación con el mundo. Sin embargo, en diversas ocasiones ha sugerido que esta fecha podría modificarse si percibe avances en las negociaciones con distintos países.
Esta semana se anunció un acuerdo en principio con China, el cual incluye como elemento clave la entrega, por parte del país asiático, de minerales conocidos como “tierras raras”. Se trata de un conjunto de elementos químicos de nombres poco comunes como el lantano, el lutecio, escandio, itrio, cerio o neodimio, entre otros. China produce alrededor del 90 % de la oferta global de estos minerales, fundamentales en industrias como la tecnológica, energética, de telecomunicaciones, defensa, iluminación, entre otras.
Aunque aún no se ha precisado el nivel arancelario que se aplicará a los productos chinos, es probable que sea inferior al vigente.
También se informó que podría concretarse un acuerdo con la India en los próximos días, aunque sus detalles aún no han sido revelados.
Previamente se alcanzó un acuerdo con el Reino Unido, en el cual se estableció una cuota de exportación de 100 mil vehículos con una tasa preferencial del 10%, en contraste con el 25% que se aplica a otras naciones. Asimismo, ciertos productos de acero y aluminio británicos tendrán acceso a una cuota libre de aranceles, mientras que el resto enfrentará un impuesto del 50%. A cambio, Reino Unido facilitará el ingreso de una lista de productos estadounidenses a su mercado mediante mejoras aduaneras.
En contraste, el viernes pasado se anunció la suspensión de toda negociación comercial con Canadá. Esta decisión se debió al establecimiento de un nuevo impuesto a los servicios digitales, que Trump consideró un ataque directo a los intereses estadounidenses. Además, advirtió que podrían imponerse nuevos aranceles a productos canadienses.
En este contexto de acuerdos diferenciados, ¿cuál es la posición de Estados Unidos frente a México?
De acuerdo con diversas fuentes, el gobierno de Trump mantendrá la tasa cero arancelaria para productos que cumplan con las disciplinas del TMEC, con excepciones sectoriales en las industrias automotriz, del acero y del aluminio. En el caso de autopartes, se prevé que sigan exentas por el momento. Además, las negociaciones en materia de acero avanzan, con el objetivo de que al menos una parte de los productos quede libre de arancel o cuente con un trato preferencial. En cuanto al aluminio, aún no se han logrado avances significativos.
Para los productos no amparados por el TMEC, se contempla la posibilidad de que la tasa punitiva —ligada a los avances en migración y seguridad— se reduzca del 25% al 10%.
Actualmente, se estima que la tasa arancelaria efectiva para México ronda el 12%, considerando el peso de cada tasa en el total de exportaciones. Con ajustes adicionales y una mayor certificación de productos conforme a las reglas del TMEC, esta tasa podría situarse por debajo del 10%, convirtiéndose en una de las más bajas entre los principales socios comerciales de Estados Unidos.
Habrá que observar lo que ocurra en julio, pero los indicios en este frente son positivos.
En medio de otras malas noticias —como las acusaciones a instituciones del sistema financiero, la propuesta de gravar las remesas o el estancamiento económico— este escenario representa una luz alentadora para la economía mexicana.