Los trabajadores mexicanos están obteniendo una porción creciente del pastel económico nacional.
Aunque esta realidad ya se intuía al observar las tendencias en salarios reales y los incrementos continuos al salario mínimo, ahora queda confirmado con los datos más recientes del INEGI sobre la distribución funcional del ingreso hasta 2024.
La metodología del cálculo del Producto Interno Bruto (PIB) desde la perspectiva del ingreso permite identificar claramente qué proporción del valor económico generado anualmente termina en los bolsillos de los trabajadores.
Durante todo el año 2024, esta proporción alcanzó el 30 por ciento del PIB, un nivel récord desde que se lleva a cabo esta medición. De manera aún más notable, en el cuarto trimestre del año pasado, esta participación se elevó hasta 31.8 por ciento.
Estos números destacan significativamente si se comparan con registros anteriores: al cierre del sexenio de Vicente Fox, esta participación fue del 25.8 por ciento; con Felipe Calderón se ubicó en 25.4 por ciento, y al término del mandato de Peña Nieto cayó hasta 24.7 por ciento.
El incremento nominal de las remuneraciones a los asalariados, según INEGI, alcanzó un 70.5 por ciento entre 2018 y 2024. Al descontar la inflación acumulada del 35.2 por ciento en ese periodo, se observa un sólido incremento real del 26.1 por ciento.
Esto significa que, aunque la tasa promedio anual de crecimiento económico durante el sexenio de López Obrador fue modesta, apenas del 0.2 por ciento, el incremento real promedio anual de las remuneraciones salariales fue notablemente superior, del 3.9 por ciento.
Al analizar las razones que explican las preferencias electorales hacia la llamada Cuarta Transformación (4T), diversos factores pueden ser evaluados. Sin embargo, uno imposible de ignorar es precisamente este significativo incremento real en los ingresos de los trabajadores, que genera bienestar tangible y perceptible.
La participación adicional de los trabajadores en la distribución del ingreso nacional fue de 5.3 puntos porcentuales del PIB entre 2018 y 2024. Traducido en valores del último año, esto representa un ingreso extra de aproximadamente 1 billón 700 mil millones de pesos. Considerando que había 41.4 millones de trabajadores subordinados al cierre de 2024, implica que cada uno recibió anualmente alrededor de 41 mil pesos adicionales, equivalentes a un aumento mensual promedio de aproximadamente 3 mil 400 pesos respecto a 2018.
Para ilustrar mejor esta realidad, agregamos dos dimensiones clave más.
Primero, el salario mínimo nominal tuvo un aumento de 181 por ciento en estos años. Si descontamos la inflación, el incremento real es todavía contundente: 108.4 por ciento acumulado, equivalente a un impresionante crecimiento real anual promedio de 12.2 por ciento.
En segundo término, los salarios promedio de cotización al IMSS, que reflejan la situación del sector formal de la economía, aumentaron nominalmente en 65.9 por ciento durante este periodo, resultando en un crecimiento real acumulado del 22.7 por ciento o un crecimiento real promedio anual del 3.4 por ciento. Este dato refleja un robusto fortalecimiento del sector formal, impulsado además por una recuperación en los niveles de empleo registrados post pandemia.
En conclusión, podemos cuestionar diversas decisiones económicas adoptadas durante la actual administración y debatir sobre su sustentabilidad a largo plazo, pero los datos son claros: las políticas aplicadas han significado una mejoría tangible en la participación salarial y un incremento significativo de los ingresos reales de millones de trabajadores mexicanos. Esta realidad económica es clave para comprender las dinámicas políticas actuales en México.