Coordenadas

¿Estancamiento crónico en México?

Si bien el crecimiento se ha desacelerado, el mercado interno sigue siendo la tabla de salvación de la economía mexicana.

La actividad económica del país se encuentra en un virtual estancamiento.

Esta es la conclusión que se puede obtener al observar los datos de la actividad económica del mes de abril que ayer dio a conocer el INEGI.

A tasa anual, la economía creció en el cuarto mes del año 0.7 por ciento y permaneció sin cambio en el comparativo contra marzo de 2025.

Si tomamos en cuenta las cifras del Indicador Global de Actividad Económica durante los primeros cuatro meses del año, el ritmo promedio de crecimiento anual es de 0.4 por ciento.

El dato de abril, aunque implica estancamiento respecto a marzo, es el más elevado en términos anuales del primer cuatrimestre.

Claro que la realidad varía según el sector económico.

Los datos anticipados que el INEGI ofrece en su indicador oportuno corresponden únicamente al sector secundario y al terciario.

Existe un contraste evidente entre estos dos segmentos de la economía.

La industria continúa en declive. El promedio de los primeros cuatro meses del año es de -1.1 por ciento a tasa anual.

En contraste, el sector terciario, que incluye comercio y servicios, muestra un mejor desempeño con un ritmo promedio de crecimiento anual de 1.2 por ciento.

La industria sigue siendo arrastrada por la fuerte caída de la construcción y, probablemente, en abril ya se haya registrado un retroceso en los volúmenes de exportación.

En cambio, el mercado interno —motor principal del comercio y los servicios— mantiene aún una inercia positiva.

Como le comentamos hace algunos días en este espacio, pese a la desaceleración del empleo formal, el crecimiento real de los salarios permite que la masa salarial real conserve una cifra positiva cercana al 4 por ciento.

El aumento del crédito al consumo es otro factor relevante que sigue impulsando la demanda interna.

Al mes de marzo, este tipo de crédito creció a un ritmo de 13.8 por ciento en términos reales.

A estos elementos se suman los recursos provenientes de las remesas y de los programas sociales.

Todo ello explica que, si bien el crecimiento se ha desacelerado, el mercado interno sigue siendo la tabla de salvación de la economía mexicana.

No sabemos cuánto más podrá el sector terciario compensar la caída industrial.

En buena medida, el desempeño económico del año dependerá del impacto que generen los aranceles y la incertidumbre que pesa sobre el sector industrial.

El sector terciario mostrará mayor resiliencia que el resto de la economía, pero esta no será suficiente si se agrava la situación industrial.

El mejor escenario sería un crecimiento muy leve, más cercano al cero que al 1 por ciento.

El peor escenario implicaría una tasa negativa, es decir, un retroceso de la economía en su conjunto durante el año.

Con todo, las diferencias no serán significativas.

Lo crucial será la perspectiva que se defina para el mediano plazo.

Es decir, si a pesar de un mal resultado en 2025, se perfila un entorno más competitivo para las exportaciones manufactureras mexicanas —tras los reacomodos arancelarios y la eventual revisión o renegociación del T-MEC—, el horizonte podría tornarse más optimista.

Si no fuera así, podríamos estar ante la perspectiva de un estancamiento crónico de nuestra economía.

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