Coordenadas

Las armas secretas de China en la guerra arancelaria

El país tiene cómo resistir, contraatacar y forzar negociaciones desde una posición de fuerza.

En la feroz guerra comercial entre China y Estados Unidos, muchos pensaron que Washington tenía todas las de ganar. Sin embargo, Pekín cuenta con armas estratégicas que podrían inclinar la balanza a su favor. Desde una población resiliente capaz de soportar privaciones, hasta herramientas de presión económica como las tierras raras y los bonos del Tesoro estadounidense, China tiene cómo resistir, contraatacar y forzar negociaciones desde una posición de fuerza. Además, su estructura económica, más centralizada y planificada, le permite actuar con rapidez y visión de largo plazo.

1-Resiliencia social frente a presiones políticas

Un elemento poco visible pero decisivo es la psicología colectiva de la sociedad china, acostumbrada a hacer sacrificios en nombre del bien común. En un entorno autoritario, el Partido Comunista puede controlar la narrativa y fomentar el nacionalismo para justificar restricciones o dificultades económicas. A diferencia de la democracia estadounidense, donde el gobierno debe responder de inmediato al descontento de los votantes, en China se puede sostener una estrategia dura sin temor a perder apoyo popular. Mientras Trump enfrenta críticas por inflación o pérdida de empleos derivados de los aranceles, Xi Jinping puede mostrarse firme y paciente.

2-Tierras raras: el as mineral de Pekín

Uno de los puntos más sensibles para Estados Unidos es su dependencia de las tierras raras, 17 minerales clave para la industria tecnológica y militar. China domina entre el 80 por ciento y 90 por ciento de su producción y procesamiento mundial, gracias a su control sobre yacimientos y a décadas de desarrollo industrial en este sector. Estos materiales son esenciales para la fabricación de chips, motores eléctricos, misiles, radares y sistemas de comunicación. Si Pekín decide restringir sus exportaciones, como ya lo ha hecho parcialmente, EU enfrentaría un cuello de botella inmediato que afectaría su seguridad nacional y competitividad tecnológica. La amenaza no necesita concretarse para surtir efecto: basta con que exista para aumentar la presión en las negociaciones.

3-Bonos del Tesoro: poder financiero silencioso

China también tiene una palanca financiera poderosa: su tenencia de aproximadamente 760 mil millones de dólares en bonos del Tesoro de EU. En caso de una escalada, Pekín podría vender estos activos de manera masiva, provocando una caída en su precio y un aumento abrupto de las tasas de interés estadounidenses. Esto encarecería el crédito para empresas y consumidores, afectando el crecimiento económico. Aunque esta medida también tendría efectos negativos para China, su potencial como instrumento de disuasión es enorme. En una economía global interconectada, alterar el equilibrio financiero puede ser tan efectivo como cualquier sanción comercial.

4-Ventajas estructurales de largo alcance

Además de sus herramientas tácticas, China cuenta con ventajas estructurales que refuerzan su posición estratégica:

Sistema financiero bajo control estatal: El gobierno chino maneja directamente los bancos más importantes, el crédito interno y el tipo de cambio. Esto le permite aplicar estímulos o rescates sectoriales de forma inmediata, sin pasar por el Congreso como en EU.

Avances en autosuficiencia tecnológica: Ante las tensiones con Occidente, China ha invertido agresivamente en desarrollo de microchips, tecnología 5G, inteligencia artificial y vehículos eléctricos. Esta transición busca blindar al país ante sanciones y reducir su dependencia de insumos extranjeros.

Política industrial de largo plazo: A diferencia de Estados Unidos, donde la política económica cambia según el ciclo electoral, China traza planes de desarrollo para décadas. Con programas como Made in China 2025, apoya sectores clave con subsidios, investigación y barreras temporales al comercio, con el fin de conquistar liderazgo global.

Conclusión: China no llega desarmada

A pesar de la presión occidental, China no está indefensa en esta disputa comercial. Sus recursos internos, combinados con su capacidad de planificación y su influencia en sectores estratégicos, le otorgan herramientas para resistir y forzar una negociación favorable. Si bien es posible un acuerdo, Pekín ha demostrado que está lista para “luchar hasta el final” en esta guerra de aranceles. Su estrategia no solo busca sobrevivir al conflicto, sino salir de él reforzada.

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