Coordenadas

La inversión y su camino cuesta abajo

No basta con la buena voluntad de los empresarios, como quizás algunos suponen. Los proyectos que emprendan deberán ser rentables y consistentes.

Esta semana, el INEGI dio a conocer que la inversión productiva en México sumó en el mes de octubre su segunda caída al hilo al descender en -4.6 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.

La última ocasión que habíamos tenido dos descensos consecutivos en su tasa anual fue en los meses de enero y febrero del año 2021, ¡45 meses atrás!

Todo indica que no se trata de un bache, sino de un cambio de tendencia.

Aun si en los meses de noviembre y diciembre hubiera un leve crecimiento respecto a octubre (como pasó en octubre respecto a septiembre), probablemente también se dieran caídas en el comparativo anual.

En el ciclo de crecimiento de la inversión que tuvimos en los últimos años, el punto más alto se alcanzó en octubre de 2023. En los siguientes meses ya no se pudo rebasar el nivel alcanzado entonces.

La explicación de lo que sucede se encuentra al observar el comportamiento de los componentes de la inversión.

La construcción se vino para abajo y retrocedió en -11 por ciento respecto al año anterior. Dentro de la construcción, el peor desempeño correspondió a la llamada construcción no residencial, que cayó en 16.3 por ciento.

Hubo un claro efecto del término de las llamadas megaobras del sexenio de López Obrador.

En el tercer trimestre de 2024, de acuerdo con los datos del INEGI, la inversión pública retrocedió en 8.6 por ciento respecto al mismo periodo de 2023.

La inversión privada, aunque bajó su ritmo, no se fue a números rojos, sino que creció en 2.7 por ciento.

A pesar del descenso en la construcción, la compra de maquinaria y equipo se mantuvo hacia arriba y en el mes de octubre creció en 4.2 por ciento. Especialmente, la compra de equipo de transporte creció en 10.2 por ciento en el caso de productos nacionales y 7.3 por ciento en las compras del exterior para este tipo de productos.

Como la inversión privada representa cerca de 90 por ciento de la inversión total, se pudo subsanar la caída en los desembolsos por los proyectos del Estado.

Pero eso difícilmente podrá seguir, pues hay indicios de que la inversión privada también entró en un periodo de freno derivado de la incertidumbre causada por las reformas constitucionales que fueron aprobadas.

El Plan México, lanzado esta semana, pretende dar un impulso a las empresas privadas.

Hay medidas específicas que pueden alentar la inversión, como el llamado “decreto para la relocalización”, que en teoría debería ser dado a conocer hoy mismo.

Igualmente, se ofreció que este viernes se enviaría la Ley para la Simplificación y Digitalización.

Ambos instrumentos pueden influir positivamente en la inversión, dependiendo de su contenido.

Ya le hemos dicho que ‘el diablo está en los detalles’ y que será necesario ver el alcance y profundidad de las propuestas.

No basta con la buena voluntad de los empresarios, como quizás algunos suponen.

Los proyectos que emprendan deberán ser rentables y consistentes.

La duda que flota es si el aliento positivo que podría producirse con las medidas del Plan México será capaz de compensar el efecto negativo de lo que, presumiblemente, anunciará Trump el próximo lunes, así como la incertidumbre producida por las reformas constitucionales.

Ya lo veremos.

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