¿Cuáles son los resortes que están detrás de los avances recientes en materia de pacificación a lo largo del país? Las autoridades emitieron el pasado 7 de octubre un reporte que indica que los homicidios dolosos han disminuido un importante 32 por ciento durante el último año. Aunque este descenso es una señal halagüeña sobre los resultados de la estrategia de la nueva administración, quizás convenga moderar el ánimo celebratorio por ahora, pues la fórmula a través de la cual se están reduciendo los homicidios parece basarse en el efecto combinado de promover, por un lado, un mayor uso de la inteligencia y la coordinación intergubernamental, y por el otro, el fomento de organizaciones criminales de carácter dominante en cada estado, con las que las autoridades estatales puedan mantener cierto grado de comunicación y entendimiento, para mantener los niveles de violencia a la baja a cambio de concesiones diversas. Se trata de un modelo que parece encontrarse en una fase temprana de gestación, y que se ha ido ajustando y ajustará al contexto específico de cada entidad federativa.
Para entender el proceso a través del cual estamos arribando a este nuevo esquema de gestión del crimen, debemos tener presente, en primer lugar, el debilitamiento gradual pero sistemático del Cártel de Sinaloa desde julio del año pasado. La disgregación de este cártel ha propiciado que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) esté avanzando con rapidez en sus planes de expansión territorial y de erigirse como la mafia dominante en estados donde ya estaba presente, pero donde la presencia del Cártel de Sinaloa le impedía crecer o ser hegemónico. Ahora, con el Cártel de Sinaloa en retirada en varias regiones, tal obstáculo ha desaparecido.
Por otra parte, un segundo factor que ha desempeñado también un papel relevante en reducir los homicidios ha sido la mejor coordinación intergubernamental que existe a lo largo del país, así como la utilización más intensiva de la inteligencia y la investigación criminal para identificar a redes criminales violentas y promover su neutralización. Estos instrumentos, empero, han mostrado sus limitaciones ante las organizaciones de mayor escala, donde los arrestos cupulares pueden tener efectos contrarios a su intención pacificadora.
De ahí que en entidades como Guanajuato, Querétaro, Quintana Roo, Veracruz, Zacatecas, San Luis Potosí, Oaxaca, Tlaxcala, Morelos, Aguascalientes, Yucatán y Estado de México, la buena coordinación entre autoridades federales y estatales ha ido de la mano con la consolidación del CJNG en esas mismas entidades (o, al menos, en algunas de sus regiones) como la organización criminal hegemónica durante el último año. Repito: el efecto combinado de estrategias de seguridad más vigorosas y eficaces, por un lado, y la consolidación de CJNG como el cártel dominante ha sido decisivo para que estas entidades hayan logrado disminuir sus tasas de homicidios.
Sin embargo, hay otras entidades que también han observado una reducción de los homicidios, como Baja California, Chihuahua, Durango y Tamaulipas, donde el CJNG no es la organización dominante, sino otras como el Cártel de Sinaloa en las tres primeras, y el Cártel del Noreste en Tamaulipas. En estas entidades, además de la presencia de un cártel dominante, también se han tomado decisiones pragmáticas en materia de seguridad para presionar las tasas de homicidio a la baja. En todos estos casos parece estar operándose un esquema de gestión del crimen, donde se asume la incapacidad de las autoridades para desarticularlas, pero donde al mismo tiempo se realiza un gran esfuerzo para limitar sus acciones violentas y predatorias.
Finalmente, tenemos los casos de entidades en las que CJNG tiene una presencia amplia y en crecimiento como Campeche, Oaxaca, Baja California Sur, Puebla, Colima y Michoacán, y que atraviesan por un periodo de inestabilidad y efervescencia criminal, dada la resistencia de diversos grupos criminales a la expansión de CJNG. Sin embargo, ante el continuo debilitamiento del Cártel de Sinaloa, es altamente probable que en todas ellas el CJNG logre imponerse y se convierta en unos pocos meses o años en el actor criminal dominante. Concluyo con los casos de Sinaloa, Sonora y Nuevo León, que por ahora están fuera de la órbita de CJNG, y que atraviesan también por un periodo turbulento, y donde me parece también altamente probable que en el mediano plazo se alcance un proceso de pacificación bajo el esquema de cártel hegemónico con frenos y contrapesos.
Los casos excepcionales de la Ciudad de México, el Estado de México, Yucatán, Coahuila y Guerrero los abordaré en una próxima entrega.