Dolores Padierna

Trump y la templanza de la presidenta

La presidenta Sheinbaum ha evitado caer en las trampas discursivas de Trump, un abierto misógino que ha sido sentenciado por delitos de índole sexual, cuyas amenazas y órdenes ejecutivas tienen cada vez menos impacto.

Quienes nunca voltearon a ver los bolsillos de las mexicanas y mexicanos se sorprenden ahora del alto nivel de aprobación de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien en muchas mediciones rebasa los 80 puntos.

Los estudios de opinión también informan de las razones de esa alta aprobación. Una fundamental es la postura tan firme como mesurada que ha caracterizado el trato de la presidenta a su homólogo de Estados Unidos. Una postura que es reconocida por las mexicanas y mexicanos que expresan su confianza y también aplaudida fuera de nuestras fronteras.

En uno de los más recientes episodios de la complicada relación con Donald Trump, la presidenta ha respondido una vez más con inteligencia a las bravatas sobre el envío de tropas para combatir organizaciones delincuenciales en nuestro territorio.

La presidenta dijo en estos días que evitará responder “para no generar un desencuentro”, sobre todo porque, más allá del “estilo de comunicación de Trump”, el diálogo entre ambos países avanza lejos de los reflectores mediáticos: la comunicación “es buena” y “tenemos muchos acuerdos”.

El reconocimiento a la templanza de la presidenta rebasa fronteras. En las semanas recientes, diversas publicaciones con proyección internacional, incluyendo varias estadounidenses, han vertido comentarios positivos sobre la postura mexicana frente al irascible magnate naranja y han presentado perfiles que reconocen ampliamente el liderazgo de nuestra presidenta.

La prestigiosa revista The New Yorker, por ejemplo, publicó un perfil escrito por Stephania Taladrid, en el que califica a la presidenta como “precisa y controlada” y narra escenas de las mañaneras del pueblo, como una en la cual la presidenta responde a medidas trumpianas con un análisis marcado por “la paciencia propia de un seminario de posgrado”.

La presidenta ha cumplido cabalmente una tarea que, sin temor a exagerar, se puede calificar de patriótica.

La presidenta Sheinbaum ha evitado caer en las trampas discursivas de Trump, un abierto misógino que ha sido sentenciado por delitos de índole sexual, cuyas amenazas y órdenes ejecutivas tienen cada vez menos impacto a fuerza de incumplirse o retardarse.

Es seguro que esa misma actitud firme y que pone por delante la soberanía nacional se mantendrá frente a la nueva andanada trumpiana en relación con el T-MEC. Fiel a su estilo, el mandatario estadounidense fija su punto de partida con la amenaza de poner fin a ese instrumento comercial.

Frente a esa nueva amenaza, es preciso reforzar el llamado a cerrar filas en torno a la presidenta Sheinbaum.

En su afán de golpear al gobierno, algunos sectores de la oposición se han hecho eco de las aseveraciones de Trump y reclaman, en una actitud francamente antimexicana, que la intervención militar estadounidense —con el pretexto de combatir delincuentes— se haga realidad.

La misma presidenta Sheinbaum ha relatado que Trump hizo la propuesta en una conversación telefónica, y que recibió como respuesta un rotundo rechazo y el recordatorio de que “podemos compartir información, pero nunca vamos a aceptar la presencia del ejército de Estados Unidos en nuestro territorio”.

La encendida retórica de la Casa Blanca sobre la crisis por consumo de fentanilo que enfrenta la vecina nación no se corresponde con la actitud que asume en su propio territorio, donde se combate tímidamente a los cárteles mientras se desmantela el sistema que debería atender la crisis sanitaria.

El magnate en el poder anuncia medidas polémicas —o francamente disparatadas— un día sí y al siguiente también. Pero mientras impone aranceles a las películas o reabre la tétrica prisión de Alcatraz, la realidad de la integración comercial y de la necesidad de acuerdos con respeto a cada país sigue su curso. Y las soluciones que apunten a la prosperidad compartida tienen en la presidenta Sheinbaum a una líder indiscutible.

COLUMNAS ANTERIORES

Franciscus
Aranceles y Plan México

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.