Clemente Ruiz Duran

El reto mexicano en la política con Asia

Requerimos estructurar una política diferente con Asia, una de alianzas estratégicas que nos permitan desarrollar nuevas tecnologías y con ello reducir en forma pausada el déficit.

En la reunión de la APEC de la semana pasada, México tuvo un acercamiento con los principales socios comerciales de Asia. La relación comercial con Asia ha sido deficitaria y en los primeros ocho meses de 2025 alcanzó un resultado negativo de 163,369 millones de dólares, frente al superávit de 194,094 millones de dólares con Estados Unidos y Canadá. Este proceso debe ser analizado con detenimiento dado que de esto dependerá el futuro del acuerdo que alcancemos con Estados Unidos y Canadá. Este déficit no sólo está centrado en China, con quien tenemos un déficit de 78,934 millones de dólares en lo que va del año, pero a esto se suman los 22,145 millones con Taiwán, los 9,862 millones con Japón, los 9,125 con Malasia, y los 7,825 millones con Tailandia, el resto de los países asiáticos suman más de 50 mil millones de déficit.

México ha manifestado su interés de poner hasta 50 por ciento de aranceles a los países asiáticos con el fin de mejorar su competitividad, lo cual no parece ser el camino adecuado para ganar competitividad y poder sustituir importaciones que provengan de la región. Requerimos estructurar una política diferente con Asia, una de alianzas estratégicas que nos permitan desarrollar nuevas tecnologías y con ello reducir en forma pausada el déficit. Esta propuesta es parte de lo que propuso el secretario Ebrard en la reunión de Asia Pacífico, proponiendo que los países asiáticos inviertan en el sector tecnológico de México y ayuden a expandir la inteligencia artificial, los centros de datos y el acceso digital de manera muy rápida y acelerada”, mencionó en una de las reuniones de la cumbre. El impulso que el Gobierno mexicano está dando al sector también fue abordado hace tres semanas en una reunión con directores ejecutivos pertenecientes al Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).

En realidad las tarifas han mostrado no ser efectivas, es necesario impulsar programas de “sustitución dinámica” (como Corea o China), no de cierre comercial, sino de escalamiento tecnológico nacional. Es necesario crear fondos público-privados para sustituir importaciones de partes electrónicas, semiconductores, baterías y componentes de IA. Asimismo, se requiere incentivar que las empresas asiáticas establezcan centros de producción y diseño en México (local content upgrading).

Es necesario fortalecer misiones tecnológicas y acuerdos bilaterales con Japón, Corea y Singapur en I+D, digitalización, salud, energía limpia y biotecnología. Asimismo, se requiere redefinir la participación de México en el Acuerdo Transpacífico (CPTPP) con una visión de transferencia tecnológica y no solo de acceso arancelario.

Como parte de este proceso se requiere reconfigurar la infraestructura transpacífica mexicana, consolidar el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec como un puente logístico hacia Asia, con polos industriales y puertos inteligentes. Asimismo modernizar Manzanillo y Lázaro Cárdenas con infraestructura para comercio electrónico, manufactura avanzada y almacenamiento digital.

Localmente es necesario incrementar el fomento a la innovación y a la I+D aplicada, incrementar la inversión en ciencia y tecnología a 1% del PIB en 2030. Asimismo, se requiere establecer centros binacionales México-Asia en semiconductores, energía verde y movilidad eléctrica. En esta dinámica se requiere impulsar compras públicas de innovación (inspiradas en Corea) para generar demanda tecnológica nacional.

Otra área debe ser la diversificación y diplomacia regional, de forma de fortalecer alianzas con economías del Sudeste Asiático (Vietnam, Indonesia, Malasia) y la India, donde hay oportunidades de complementariedad. Asimismo, aprovechar la red mexicana de tratados para posicionar al país como plataforma de reexportación hacia América del Norte y Latinoamérica.

El déficit comercial con Asia no debe verse únicamente como un problema, sino como una ventana estratégica para redefinir la industrialización mexicana. La clave no está en reducir las importaciones por decreto, sino en elevar el contenido nacional y tecnológico de las exportaciones, integrar cadenas de valor con socios asiáticos y construir una política industrial y científica que posicione a México como un actor activo del Indo-Pacífico.

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