Clemente Ruiz Duran

Necesidad de fortalecer las capacidades subnacionales

No se trata de la fuerza, lo que se sugiere es que las entidades tengan una mayor capacidad de gestión y con ello puedan progresivamente desmantelar las capacidades de las fuerzas del mal.

El momento que vive el país muestra claramente la necesidad de fortalecer la capacidad de gestión a nivel subnacional, con el fin de poder gestionar una mejor gobernanza estatal y municipal, la línea de fuego está en las entidades federativas, lo que demanda un rediseño de la gobernanza de lo contrario tendremos que continuar enfrentando el desorden y la anarquía en varias de las entidades federativas. No se trata de la fuerza, lo que se sugiere es que las entidades tengan una mayor capacidad de gestión y con ello puedan progresivamente desmantelar las capacidades de las fuerzas del mal. En la entrega que han hecho de los criterios de política económica poco es lo que se avanza en esta dirección, lo que se propone es un rediseño de la gestión pública. La estructura actual ha mostrado por desgracia su desgaste y poca efectividad, es necesario reconocer que se nos fue de las manos la gobernanza y con ello aparecieron los cárteles y la disrupción a nivel estatal y local, volviendo algunas regiones en zonas de alta violencia, provocando la disrupción de la economía nacional, generando segmentos de prosperidad y zonas de disrupción y de violencia permanente.

La propuesta no es sólo aumentar ingresos a nivel subnacional, sino revertir la tendencia a una creciente dependencia del gobierno central y poca gestión estatal y municipal. El esfuerzo requiere profundizar el federalismo como solución a los problemas que enfrenta el país, para ello se requiere renovar el poder desde abajo y dotarlo progresivamente de capacidades fiscales que les permitan gestionar la gobernanza. ¿Por donde empezar? Se puede iniciar con una reforma fiscal basada en la propiedad, a través del impuesto predial, recuadriculemos el espacio y dotemos a los municipios de capacidad de gestión, enfocado a redimensionar la gestión publica. Las nuevas mediciones que ha estado entregando el INEGI de las entidades federativas pueden contribuir a este proceso, es un esfuerzo que se puede iniciar de inmediato, pero con resultados de mediano plazo. Tenemos que enseñar a los presidentes municipales, a los gobernadores a administrar su territorio, la gestión pública se inicia desde abajo, no se nace con ella sino que se construye en la cotidianidad. Es un proceso de gestión desde abajo, para empatarlo con el presupuesto 2027, ya en el actual presupuesto presentado esta semana es muy tarde para introducir estas propuestas.

Existen voces que claman por rediseñar el presupuesto y que podrían ser analizadas para generar una nueva forma de gestionar la administración de recursos, Carlos Carabaña señala que “los anexos transversales del presupuesto de México se crearon en 2012 para identificar y contar los programas y dineros que comparten un tema prioritario común. Actualmente, hay 11 denominaciones, que incluyen pueblos indígenas, prevención de delitos, igualdad entre hombres y mujeres, detección de corrupción. Recursos para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, existe desde el ejercicio fiscal de 2013”. Es decir tenemos un presupuesto complejo lleno de huecos y vacíos que podrían utilizarse para asegurarnos que los propósitos que buscamos se alcancen. En este sentido tenemos que reeducar al país en un gestor de su propio destino para ello tenemos que valernos de la estructura presupuestal actual e ir desagregando para ir creando un nueva estructura de gestión. Es decir con lo mismo por el momento, pero cambiando el mecanismo de gestión para que se cumpla con muchos de los objetivos que se ha planteado el gobierno y la sociedad y de los cuáles depende la sobrevivencia de muchas zonas del territorio nacional. En una primera instancia que podría empezar en el primer semestre de 2026 deberíamos de analizar todos los programas de forma de fortalecer la gestión estatal y municipal.

Es momento de iniciar un nuevo futuro, requerimos darnos a la tarea de diseñar una estructura presupuestal que sea técnica, justa y políticamente viable. Este ejercicio podría conjugarse con lo que argumenta la Presidenta en términos de continuar combatiendo a los evasores. No son tareas que se confronten sino que podrían ser proyectos conjuntos, en donde tal vez la clave se encuentra en fortalecer las capacidades locales de gestión y recolección de impuestos y porque no dotar a las entidades de la capacidad de dar una sobretasa en ciertos impuestos claves. Es decir debemos fortalecer las finanzas del gobierno estatal y municipal, lo que permitiría reconfigurar las estructuras de poder y con ello acabar con vicios que se han asentado en las estructuras gubernamentales reduciendo la capacidad de gobernanza a niveles subnacionales. Con una política de reformas podemos adentrarnos en una gobernanza que sea técnica, justa y políticamente viable. El arte de la política es conjugar lo viable, con una imagen del futuro deseable y no conformarse con lo primero, requerimos comprometernos con futuros imaginados que podamos construir con las estructuras actuales. Es momento de rediseñar con decisión y abriendo las puertas a un futuro más promisorio con mayor equidad y viabilidad para enfrentar los retos de una sociedad más compleja.

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