Clemente Ruiz Duran

El reto de la infraestructura: dilema de coordinación

La red nacional de caminos es de 807 mil 121 kilómetros, de los cuáles 529 mil 358 no están pavimentados y 175 mil 526 sí lo están.

El reto es construir escenarios de cómo se espera el desarrollo de la infraestructura, ya que es un instrumento clave para impulsar el crecimiento económico. Sin embargo, en esta área el país registra un retraso sustancial. Para documentar la situación, el Inegi publicó una actualización de la red nacional de caminos a 2021. La red nacional de caminos es de 807 mil 121 kilómetros, de los cuáles 529 mil 358 son caminos que no están pavimentados, 175 mil 526 son carreteras pavimentadas, 50 mil 743 de carreteras federales,102 mil 715 de carreteras estatales, 22 mil 67 km son municipales particulares, y sólo 10 mil 845 km carreteras de cuota. Estas cifras muestran una situación preocupante, ya que existe un rezago sustantivo en esta materia; no hemos logrado construir un sistema de carreteras amplio para la comunicación del país, hemos avanzado lentamente en este proceso.

Esta lenta construcción se ha observado de igual forma en las otras áreas de infraestructura, como es el caso del sector ferroviario, y en el sistema aeroportuario que cuenta hoy con 76 aeropuertos, mil 431 aeródromos y 452 helipuertos. En este contexto, se ha hecho una apuesta con la inauguración del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, buscando reducir el rezago que existe en la materia. Para que estas instalaciones maximicen el espacio áereo del altiplano mexicano se requiere de mucha coordinación. Si bien muchas ciudades del mundo tienen varios aeropuertos en operación, como es el caso de Nueva York, Tokio, Londres, París, todos ellos se realizan a nivel del mar. El caso de la CDMX es especial ya que se encuentra ubicada a 2 mil 240 metros sobre el nivel del mar, con una elevada altitud y una accidentada geografía, todo lo que hace más difícil la coordinación, a lo que se suma que el grueso del tráfico aéreo llega desde el norte, por lo que las rutas para librar la barrera de la orografía son más difíciles.

El buen funcionamiento de la infraestructura aeroportuaria de la CDMX requerirá por lo mismo de una coordinación puntual, ya que cualquier desajuste podría generar accidentes en el área metropolitana. Constituir un sistema aeroportuario coordinado en la capital de la República requiere revisar el plan de desarrollo estratégico del aeropuerto Benito Juárez de la CDMX, y demanda la rehabilitación del aeropuerto de Toluca a modo de contar con un sistema regional aeroportuario eficiente, tal como sucede en otras megaciudades del mundo. Para que este escenario suceda se requiere de una coordinación muy puntual y de un proceso de planeación interurbano con un programa de inversión amplio que evite el deterioro y en su caso colapso de las otras terminales.

Que evolucionen las operaciones de estos megaproyectos aeroportuarios para el año 2050, con el fin de coordinar esfuerzos de inversión. El punto clave es cómo evolucionará la transición en el flujo de personas y de mercancías entre los dos aeropuertos. Lentamente ira ganando espacio el nuevo aeropuerto. Sin embargo, se espera un periodo de transición amplio y por lo mismo se requerirá realizar inversiones adicionales en las terminales uno y dos del actual aeropuerto para mantener una operación adecuada. El proceso no se puede dejar al mercado para ver cómo va ganando cuotas el nuevo aeropuerto, es decir evitar que los procesos se realicen de manera desordenada debe ser la premisa de la administración.

En la medida que se establezcan reglas claras para esta cooperación aeroportuaria en el altiplano se contará con una base amplia para ordenar estratégicamente el desarrollo de la infraestructura aeroportuaria en el país y se dará certidumbre a otros proyectos de infraestructura en otros ámbitos. Este año se espera que se inauguren otros proyectos de infraestructura importantes: la refinería de Dos Bocas, y la expectativa es que también se inaugure hacia finales de año un tramo del Tren Maya y la carretera Oaxaca–Puerto Escondido que tardó en terminarse varios sexenios.

Todos estos proyectos muestran que el país ha logrado avanzar por tramos y por regiones en el fortalecimiento de la infraestructura, sin embargo falta establecer un programa más amplio que impulse a la economía y tenga una fuerza de arrastre en el ordenamiento territorial, para ello se requiere hacer mayor análisis de impacto del desarrollo de cada obra de infraestructura, buscando determinar qué tipo de actividades se podrán detonar en torno a estos proyectos de infraestructura, ya que de lo contrario su impacto será más reducido y desordenado, tal como sucedió en la inauguración del aeropuerto Felipe Ángeles, los locales adentro del aeropuerto se encontraban cerrados, dando espacio para que la informalidad se instalara. Esto es un cuadro que retrata lo que podrá suceder si no se realizan tareas de planeación y coordinación entre las diferentes instancias del gobierno y el mercado.

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