Carlos Ruiz González

Liderazgo con propósito en tiempos de cambio

Los líderes que confían solo en el plan se pierden cuando el mapa deja de servir. Los que confían en su propósito, avanzan incluso en la niebla.

“Quien tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”

—Viktor Frankl

El cambio nos pone a prueba. Nos sacude las certezas, nos desordena los planes y nos obliga a mirar dentro. Allí, donde se cruzan la convicción y el servicio, nace el liderazgo con propósito: ese que no se apaga, aunque el entorno tiemble.

El horno que no se apagó

El 19 de septiembre de 2017, mientras la Ciudad de México temblaba, una pequeña panadería de la colonia Del Valle (La Espiga Dorada) se llenó de harina, vidrios rotos y miedo. Su dueño, don Ernesto, pensó en cerrar para atender sus propias necesidades. Pero al mirar a sus vecinos –asustados, confundidos y necesitados– encendió otra vez el horno. No para vender, sino para regalar pan.

Durante tres días, ese aroma a bolillo caliente se volvió un símbolo de esperanza. Cuando una periodista le preguntó por qué no había cerrado, respondió: “Porque en los momentos duros no se vende pan… se da consuelo”.

Ese día, sin saberlo, don Ernesto dio una lección de liderazgo con propósito. El suyo no surgió de un manual, sino del corazón. Su horno no se apagó. Ni el suyo ni el de su comunidad. Han pasado varios años, su panadería sigue abierta, y en una esquina del local hay una foto de esos días con una leyenda escrita a mano: “El horno no se apagó, ni el corazón tampoco”.

Cuando todo cambia, el propósito es el ancla y la vela

Los líderes enfrentan hoy un temblor distinto: digitalización acelerada, crisis de confianza, fatiga emocional e incertidumbre económica. Todo se mueve, menos una cosa, la necesidad de sentido. El liderazgo con propósito no consiste en adaptarse más rápido, sino en recordar para qué se lidera. No basta con resistir, hay que trascender y para eso puedes preguntarte:

¿Qué quiero conservar, aunque todo cambie?

¿Qué debo dejar atrás?

¿Para quién vale la pena el esfuerzo?

“El liderazgo comienza cuando uno deja de buscar culpables y empieza a ofrecer sentido”, decía Peter Drucker.

El propósito es el ancla que da estabilidad; la visión, la vela que impulsa hacia delante. Los líderes que confían solo en el plan se pierden cuando el mapa deja de servir. Los que confían en su propósito, avanzan incluso en la niebla.

Ahí radica la diferencia entre el liderazgo reactivo –el que responde al entorno–, el adaptativo –que aprende de este– y el consciente –que lo transforma–. Este último no dirige con control, sino con confianza. No busca seguidores, sino sentido compartido.

Del control al sentido

Hoy las empresas no necesitan más jefes ocupados, sino líderes conscientes. El liderazgo con propósito no se mide en KPI, sino en coherencia. Tus decisiones reflejan lo que dices creer.

El líder con propósito escucha, conecta y narra. Sí, narra. Porque el liderazgo es también una historia que otros deciden habitar. Cuando la gente entiende el “por qué” de lo que hace, soporta cualquier “cómo”. Por eso, más que “dirigir”, liderar es contar una historia creíble de futuro.

Aprender, desaprender, volver a aprender

Muchos líderes no fracasan por falta de talento, sino por exceso de certeza. Aferrarse a viejos éxitos es como intentar hornear pan con levadura caduca. La mentalidad del aprendiz –esa que mira con ojos nuevos, pregunta, duda y vuelve a probar– mantiene vivo el liderazgo. El propósito no se impone, se contagia, y el primer contagiado debe ser uno mismo.

Liderar con propósito es mantener la brújula aun cuando la aguja tiemble. Como dijo Mandela: “Un buen líder puede entrar en una tormenta sin perder la dirección”.

No podemos detener el cambio, pero sí decidir con qué propósito lo atravesamos. Si un día la incertidumbre te abruma, recuerda la lección de don Ernesto: enciende el horno, aunque sea solo para repartir esperanza.

Liderar con propósito en tiempos de cambio es como hornear pan sin receta: a veces se quema, a veces no sube… pero si huele bien, seguro vas por buen camino. Ya lo dijo Drucker: “En tiempos de cambio, los líderes auténticos no preguntan qué sigue, sino qué permanece”.

“Liderar con propósito no es predecir el futuro, es servir con sentido mientras el mundo cambia delante de ti”. – C.R.G.

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