“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”,
Eleanor Roosevelt.
Osaka, Japón. Hay una frase de Jorge Luis Borges que me fascina: “el futuro no es lo que va a pasar, sino lo que vamos a hacer”. Borges no era un escritor de management, pero bien podría haberlo sido. En esta sentencia cabe toda la estrategia, la planeación y, sobre todo, la responsabilidad de decidir qué rumbo darle a nuestra vida y a la sociedad.
Y para asomarse a ese futuro –aunque sea de reojo– nada mejor que las Exposiciones Universales. Este año, en Osaka, Japón, la Expo 2025 se presenta como un laboratorio de ideas, un escaparate de arquitecturas deslumbrantes y, al mismo tiempo, un espejo de lo que nos depara el porvenir.
Diseñar la sociedad futura
La Expo 2025 no se anda con rodeos: su tema central es “Designing Future Society for Our Lives”. Dicho de otra manera se refiere a cómo queremos vivir, qué valores nos guiarán y qué soluciones aplicaremos a los problemas urgentes.
Tres subtemas le dan cuerpo a esta propuesta:
Saving lives: salvar vidas a través de la medicina, la tecnología y la prevención.
Empowering lives: empoderar vidas con educación, inclusión y equidad.
Connecting lives: conectar vidas con infraestructura, movilidad y cultura compartida.
Este escenario es más que un despliegue tecnológico, es una invitación a reflexionar sobre qué sociedad estamos construyendo y si realmente responde a nuestras aspiraciones más profundas.
El Grand Ring: arquitectura que inspira
Entre las maravillas que llaman la atención está el Grand Ring, diseñado por Sou Fujimoto. No es solo una cubierta monumental sino la estructura de madera más grande del mundo. Una hazaña arquitectónica y, a la vez, un símbolo de sostenibilidad.
Ese gesto de levantar una obra icónica con un material tan antiguo y a la vez tan renovable como la madera nos recuerda que el futuro no necesariamente es ciencia ficción. También puede estar en volver a lo esencial, pero con inteligencia, escala y propósito.
Sostenibilidad en acción
La Expo de Osaka apuesta por la economía circular y la reutilización. Estamos hablando de algo más que la sostenibilidad porque la conversación se centra en cómo incorporarla en la práctica por medio de materiales que se reusan, pabellones pensados para tener segunda vida y un discurso ambiental que permea.
Lo interesante es que el mensaje y la acción están alineados. No es la típica feria donde se predica una cosa y se hace otra. Aquí el cómo importa tanto como el qué.
Pabellones de autor y creatividad global
Arquitectos como Shigeru Ban, Norman Foster, Kengo Kuma o Lina Ghotmeh firmarán algunos de los pabellones más esperados. Eso garantiza diversidad de estilos y enfoques: desde lo minimalista hasta lo espectacular, pasando por soluciones tecnológicas e incluso espirituales.
Cada pabellón es una pequeña visión del futuro. ¿Cómo imagina Francia, Japón o México el mundo que viene? La Expo permite contrastar respuestas y encontrar coincidencias.
Semanas temáticas: diálogos necesarios
La novedad son las Theme Weeks, espacios donde países y organizaciones discuten sobre grandes retos como movilidad, salud, energía y comunidad. No se trata solo de contemplar edificios, sino de dialogar, debatir y buscar soluciones compartidas.
En ese sentido, la Expo trasciende el espectáculo para convertirse en un foro vivo y dinámico en el que las ideas circulan tanto como los visitantes.
Los retos que no hay que ocultar
Por supuesto que no todo es perfecto. En junio se suspendieron espectáculos acuáticos por detección de bacterias. También ha habido quejas por insectos y la eterna pregunta de ¿qué hacer con las instalaciones cuando termine la feria?
Pero estos tropiezos no opacan la magnitud del esfuerzo. Al contrario, nos recuerdan que el futuro es complejo, que innovar exige asumir riesgos y que ningún proyecto global está exento de dificultades logísticas, financieras o sociales.
Más de 160 países presentes, cada uno con su visión y su propuesta. La Expo es, en última instancia, un recordatorio de que el futuro no lo observamos como espectadores; lo construimos como protagonistas.
Si alguien te invita a leer el horóscopo para saber cómo será tu futuro, dile que prefieres un boleto para Osaka. Porque las estrellas no definen nada; lo que hagamos hoy, sí.