Carlos Ruiz González

Lo que no ves de ti mismo: “El espejo que revela”

Ten cuidado; sé proactivo. No esperes a que la realidad te enseñe por las malas lo que no viste a tiempo. Busca un consejo que te incomode, te cuestione y te impulse.

“Los consejos efectivos desafían las decisiones con respeto, enriquecen la estrategia con perspectiva externa y protegen a la empresa de sus propios puntos ciegos”

Ram Charan

La semana pasada di una conferencia sobre la importancia de los consejos de administración. Más de 200 personas asistieron y participaron activamente. Al hablar del tema, inevitablemente, recordé una frase de mi querida maestra, la pedagoga María Pliego, en uno de sus textos sobre autoeducación: “Descubrimos mucho de nuestra personalidad cuando vemos la imagen que de nosotros tienen los demás”.

Esta frase explica por qué un consejo bien integrado es indispensable: nos muestra con crudeza —y con afecto— lo que nosotros mismos no vemos. Y eso, por incómodo que sea, nos hace crecer.

Una palabra que incomoda

La palabra consejo es polivalente. Por un lado, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa “parecer o dictamen que se da o toma para hacer o no hacer algo”. Pero también se define como “órgano colegiado con la función de asesorar, de administrar o de dirigir una entidad”. Ambos sentidos son poderosos porque implican detenerse, escuchar y aceptar que uno solo no lo sabe todo.

Por qué importa un consejo

Muchos líderes creen que pueden con todo, que basta su experiencia, su intuición y su cercanía al negocio. Y se equivocan. Un consejo bien conformado es, ante todo, un mecanismo de humildad, ya que reconoce que nadie puede tener todas las respuestas.

Aquí algunas razones por las que vale la pena tenerlo:

• Ayuda a tomar mejores decisiones. Más informadas, menos impulsivas.

• Ofrece opiniones objetivas sobre la realidad —presente y futura— dentro y fuera de la empresa.

• Protege los intereses de todos los involucrados (stakeholders): accionistas, empleados, clientes, proveedores, sociedad.

• Mantiene el enfoque en el largo plazo. En lo verdaderamente importante.

• Colabora en el desarrollo de políticas que guían a la institución a sus objetivos.

• Retroalimenta a la dirección. No solo pregunta por los resultados, sino por cómo se lograron.

• Asegura la ejecución de lo decidido. Porque nada sirve si no se implementa bien.

No es una moda. No es un trámite. Es una herramienta estratégica.

Se puede iniciar con un consejo consultivo, que únicamente asesore al director y no tenga funciones formales. Después, por conveniencia o por exigencias de la ley, se puede evolucionar hacia un consejo más formal, con atribuciones para supervisar y controlar a la dirección. Además, siempre se podrá aprovechar el networking —las redes de contactos— que aportan sus miembros. Así obtenemos las 3C de las funciones de un consejo: consejo, control y contacto.

Validar, compartir, ejecutar

Otro gran valor de los consejos es que ayudan a validar y compartir las percepciones que tenemos. Solemos creer que “vemos claro” lo que ocurre en nuestra empresa, en el mercado, en el entorno; pero cuando verbalizamos nuestras ideas frente a otros y escuchamos las suyas, descubrimos matices y riesgos que solos no habríamos visto.

Además, un consejo sirve para dar seguimiento. Las mejores decisiones fracasan si nadie asegura su ejecución. Un consejo le recuerda a la organización sus compromisos y evita que se desvíe con la novedad del día o las presiones inmediatas.

La incomodidad necesaria

Un consejo eficaz no es complaciente. Hace preguntas difíciles. Te dice lo que no quieres escuchar. Y ahí está su mayor valor. Como decía Sheryl Sandberg, exCOO de Facebook y una de las ejecutivas más influyentes del mundo: “Las personas que más me han enseñado a lo largo de mi carrera son las que me mostraron lo que yo no veía”.

Eso es exactamente lo que hace un consejo: te enfrenta con tu realidad. Con lo que no ves. Con lo que no quieres aceptar.

Los grandes líderes no son los que creen saberlo todo. Son los que se rodean de quienes pueden mostrarles sus puntos ciegos. ¿Tienes el valor de mirarte en ese espejo? ¿Tienes ya a esas personas a tu lado? Si no, ¿qué esperas para buscarlas?

Ten cuidado; sé proactivo. No esperes a que la realidad te enseñe por las malas lo que no viste a tiempo. Busca un consejo que te incomode, te cuestione y te impulse. Eso distingue a los que crecen de los que sólo sobreviven.¿Estás interesado en un programa para Consejeros? acude a: https://mkt.ipade.mx/enfocados/consejos-en-accion”

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