“No puedes descubrir nuevos océanos a menos
que tengas el coraje de perder de vista la orilla",
André Gide
En cuatro de las cinco últimas columnas de la versión impresa de El Financiero hemos tratado el tema del paso de la Zona de Confort a la Zona de crecimiento, pasando por la zona de miedo y la zona de aprendizaje, nos hemos basado en un esquema desarrollado por Jurgen Claric que nos parece muy acertado. Ahora, en esta columna que aparece por primera vez en la versión digital, presentamos un resumen de todo el recorrido; aquí el esquema:
“No creces cuando todo está bien. Creces cuando decides que lo bueno ya no es suficiente”. Esa frase resume el recorrido más importante de todo líder y de todo ser humano que no quiere vivir anestesiado: el paso de la zona de confort a la zona de crecimiento, un viaje de coraje, conciencia y transformación.
Hoy más que nunca, el mundo necesita líderes despiertos. Hombres y mujeres que no se conformen con lo cómodo, que entiendan que el verdadero crecimiento —ese que transforma— no ocurre en la seguridad del statu quo, sino en los territorios incómodos donde nacen las ideas, las decisiones valientes y los resultados con impacto.
Jurgen Klaric, divulgador de neurociencias y gurú del cambio, propone un modelo claro que ilustra este recorrido transformador: el paso de la zona de confort a la zona de crecimiento, atravesando dos etapas fundamentales: la zona de miedo y la zona de aprendizaje. Un camino conocido por todos los que alguna vez han emprendido una vida, un negocio o una reinvención; de aquellos que se atrevieron a cruzar la línea entre lo seguro y lo significativo.
1. Zona de Confort: donde todo está bien… pero nada cambia
La zona de confort es un lugar predecible. Rutinas fijas, bajo riesgo, estabilidad emocional. El problema no es estar ahí, sino quedarse demasiado tiempo. Es como vivir en una casa cálida, pero con las ventanas cerradas: cómoda, pero sin aire nuevo. (La comodidad es peligrosa cuando sustituye a la evolución).
En el mundo corporativo, empresas como Kodak vivieron años en esta zona. Líderes seguros de su modelo, ignoraron señales del entorno hasta que la disrupción digital los sacó por la fuerza. Su confort fue su trampa.
En lo personal, salir de esta zona puede ser tan simple –y tan profundo– como hacer una pregunta incómoda, iniciar una conversación pendiente o retomar una vocación olvidada; ¿Cuántos profesionales brillantes viven años en roles donde ya no aprenden ni se retan? Porque “están bien”. Pero están dormidos.
2. Zona de Miedo: el umbral del cambio
Cuando decides salir de lo conocido, lo primero que aparece es el miedo: a fallar, a perder, a no estar a la altura. El miedo es natural. Es la alarma que suena cuando estás a punto de crecer, y es que salir de la comodidad…, da vértigo
“El coraje no es la ausencia de miedo, sino la decisión de que algo es más importante que el miedo”,
Ambrose Redmoon
Recordemos a Howard Schultz, fundador de Starbucks, al imaginar Starbucks como un “tercer lugar” entre casa y oficina, fue considerado un soñador excéntrico; al proponer un modelo de cafeterías que ofrecieran experiencia y comunidad, no solo vendiendo café, enfrentó escepticismo, rechazo y momentos financieros delicados. Pero persistió. Porque supo que el miedo no era una señal para detenerse, sino para prepararse mejor. Supo que el miedo era parte del precio por crear algo diferente.
El miedo paraliza cuando no se comprende. Pero si lo nombras, lo cuestionas y actúas a pesar de él, se convierte en un aliado. Como afirmaba Eleanor Roosevelt: “Haz cada día algo que te asuste.”
3. Zona de Aprendizaje: donde ocurre la alquimia (el laboratorio del cambio)
Una vez que cruzas la frontera del miedo, entras al terreno fértil del aprendizaje. Aquí desarrollas nuevas habilidades, cambias creencias, reconfiguras tu mapa mental. Aprendes no solo a sumar, sino también a desaprender lo que ya no sirve.
Pienso en Sergio Raimond-Kedilhac, quien dirigió el IPADE en momentos críticos para México (1982, 1988, 1994). Donde otros veían crisis y se replegaban, él veía un campo de entrenamiento. “Estamos en el ojo del huracán… aprovecha y aprende”, decía. No era solo una frase: era una filosofía. Ahí, en medio del caos, se reinventó el programa, se fortaleció el liderazgo, se multiplicaron las lecciones. Su capacidad de aprender en la tormenta, no en la calma, lo convirtió en un referente de liderazgo lúcido y práctico.
Aquí es donde muchos se detienen: salir del miedo cansa, y aprender incomoda. Pero es precisamente ahí donde el cambio se afianza.
En esta zona no sólo aprendes cosas nuevas, también desaprendes lo que ya no sirve. Como decía Marcel Proust: “El verdadero viaje no es ver nuevos paisajes, sino tener nuevos ojos”.
4. Zona de Crecimiento: donde te vuelves tú (donde empieza lo mejor)
Finalmente, si perseveras, llegas a la zona de crecimiento. No es un punto de llegada, sino un nuevo punto de partida. Aquí ya no reaccionas: creas. Ya no sobrevives: eliges. Has cambiado, no porque lo digas, sino porque se nota.
Empresas como Netflix son ejemplo vivo de esta zona. Nacieron como un servicio de renta de DVDs. Pero Reed Hastings no se durmió en el éxito inicial: vio venir el streaming y lo abrazó antes que nadie. Luego, apostó por contenido original. Y luego, por inteligencia artificial para recomendar. ¿Resultado? Una empresa en constante evolución, que no teme reinventarse.
En lo personal, esta zona se manifiesta cuando tomas decisiones coherentes con quién eres, no con lo que los demás esperan; decisiones alineadas con tu propósito, no con tu miedo, y es que aquí vives desde el propósito, no desde la rutina. Aquí es cuando actúas no por impulso, sino por sentido.
Salir de lo bueno para buscar lo grande
Este modelo no es una moda. Es un espejo, así que pregúntate: ¿Dónde estás hoy?
¿En qué parte de tu vida lo “bueno” se volvió una excusa? ¿Qué miedo está paralizando tus decisiones? ¿Qué aprendizaje estás postergando?
Salir de la zona de confort no siempre requiere un cambio radical. A veces basta con una conversación difícil, una decisión pendiente, una idea a la que no te has atrevido. El crecimiento empieza con un gesto.
Elige. Despierta. Atrévete.
Porque lo bueno… ya no es suficiente.
En efecto; lo bueno ya no basta
Hoy, más que nunca, el liderazgo y la vida requieren movimiento. La zona de confort nos ofrece paz, pero a un alto costo: el de la oportunidad.
Pasar a la zona de crecimiento no exige una revolución, sino una decisión. Una conversación postergada. Un curso que desafía. Una renuncia valiente. Un sí donde antes decías no.
Así que a replantearse: ¿Dónde estás hoy?
¿En qué parte de tu vida el confort se volvió jaula?¿Qué miedo necesitas nombrar para comenzar a moverte?Despierta… Aunque incomode.Porque el crecimiento verdadero empieza justo ahí: donde tiembla la voz, pero no se apaga la voluntad.