“No puedes descubrir nuevos océanos a menos
que tengas el coraje de perder de vista la orilla",
André Gide
Jurgen Klaric, gurú del marketing y gran divulgador de neurociencias, desarrolló un esquema muy ilustrativo que explica las etapas para pasar de la zona de confort a la zona de crecimiento, una ruta muy importante para quien se propone un proceso de mejora personal. Vamos a revisar cada una de ellas en esta y las siguientes tres columnas.
- Zona de confort. Etapa inicial, la persona se siente segura y cómoda. Aquí se realizan actividades conocidas, sin riesgos ni desafíos. Es un lugar de estabilidad.
- Zona de miedo. Al salir de la zona de confort, se entra en la zona de miedo; se caracteriza por incertidumbre y ansiedad, ya que se enfrentan situaciones desconocidas que generan inseguridad. El miedo es el primer obstáculo que debe superarse para avanzar.
- Zona de aprendizaje. Superado el miedo, la persona entra en la zona de aprendizaje. Aquí se adquieren nuevas habilidades, conocimientos y experiencias. Es una etapa de esfuerzo y adaptación. La persona comienza a expandir sus capacidades y a entender mejor el entorno.
- Zona de crecimiento. Finalmente, viene la zona de crecimiento. En esta etapa, se consolidan los aprendizajes y se experimenta un desarrollo significativo. La persona se siente más segura y capaz, con mayor confianza para enfrentar nuevos retos y seguir evolucionando.
Este proceso es un ciclo que invita a salir de la comodidad para lograr un crecimiento constante, enfrentando y superando el miedo a través del aprendizaje continuo.
La zona de confort: características y riesgos de permanecer en ella
La zona de confort es ese espacio mental y emocional donde nos sentimos seguros, en control y libres de riesgos inmediatos. Es un estado en el que nuestras rutinas, hábitos y entorno son conocidos, predecibles y estables, lo que genera una sensación de tranquilidad y bienestar. Aunque ofrece seguridad, también puede limitar nuestro crecimiento.
Características de la zona de confort
•Rutinas predecibles: las actividades diarias se repiten de manera constante, sin sorpresas ni desafíos significativos.
•Baja incertidumbre y riesgo: se evita lo desconocido, minimizando la exposición a situaciones que puedan generar ansiedad o estrés.
•Sensación de control: se tiene la impresión de dominar el entorno y las circunstancias, lo que reduce la ansiedad.
•Estabilidad emocional: al evitar cambios, se mantiene un equilibrio emocional que puede ser cómodo, pero estático.
•Falta de estímulos nuevos: la ausencia de retos o aprendizajes nuevos puede generar monotonía y falta de motivación.
•Resistencia al cambio: se desarrolla una preferencia por mantener el statu quo, incluso cuando este no es óptimo.
Riesgos y peligros de permanecer en la zona de confort
•Estancamiento personal y profesional: sin nuevos desafíos, el desarrollo de habilidades y competencias se detiene, limitando el potencial de crecimiento.
•Pérdida de oportunidades: el miedo a salir de lo conocido puede impedir aprovechar oportunidades que podrían mejorar la vida o la carrera.
•Reducción de la resiliencia: al no enfrentar adversidades o situaciones nuevas, la capacidad para adaptarse a cambios futuros se debilita.
•Insatisfacción y aburrimiento: la monotonía puede generar sensación de vacío, falta de propósito y desmotivación.
•Riesgo de obsolescencia: en un mundo que cambia rápidamente, mantenerse en la zona de confort puede hacer que las habilidades y conocimientos queden desactualizados.
•Miedo creciente al cambio: cuanto más tiempo se permanece en la zona de confort, más difícil y aterrador puede parecer salir de ella.
Algunos ejemplos que ayudan salir de la zona de confort:
- Aceptar invitaciones y nuevas actividades sociales.
- Cambiar rutinas diarias.
- Inscribirse en cursos o talleres.
- Enfrentar retos que generan incomodidad.
- Innovar en la vida cotidiana.
Una Reflexión Final
Para avanzar y evolucionar, es fundamental reconocer que el primer paso hacia el cambio es vencer el miedo a abandonar lo cómodo, la seguridad del statu quo. Salir de la zona de confort implica enfrentar la incertidumbre y el riesgo, y abre la puerta a nuevas experiencias, aprendizajes y logros que enriquecen nuestra vida. Aceptar este desafío es un acto de valentía que nos permite crecer y liberar nuestro potencial.
“La zona de confort es el gran enemigo de la creatividad”,
Dan Stevens.