Benito Solis

El alza de aranceles al 30% no reducirá el déficit comercial de EU

El argumento del elevado déficit comercial que tienen es un buen pretexto para presionar a los distintos gobiernos.

En días pasados, el gobierno norteamericano anunció la imposición de aranceles del 30% a las importaciones que se realicen desde México y los países de la Unión Europea, sin especificar si aplicará a todos o quedarán exentos aquellos que cumplan con los requisitos del Tratado de Libre Comercio o T-MEC. En el caso de México, se indica que no solo les preocupa el aspecto comercial, sino se vuelve a mencionar el tema de las drogas, con énfasis en el fentanilo.

El déficit comercial de los países normalmente es provocado por un desequilibrio de las variables macroeconómicas de ese país, que no tiene nada que ver con que las “otras naciones desean aprovecharse de algún país”, como con frecuencia se escucha al respecto.

Esto es muy claro en el caso de los Estados Unidos, ya que su déficit comercial, es decir que sus importaciones sean mayores que sus exportaciones, resulta del desequilibrio existente entre la demanda agregada total y la oferta total en el país, es decir, el PIB. En palabras sencillas, lo que los consumidores desean adquirir y que tienen los recursos para ello, es mayor que la producción de bienes y servicios dentro del país.

Aquí podría parecer que el principio de la economía de que la oferta produce su propia demanda no se aplica en esta situación, pero esto se debe a que existe otro desequilibrio, que es el déficit del gobierno. Debido al mismo, el sector público incrementa la demanda total, pero no sube la producción, por lo cual este déficit se financia con deuda pública o, incluso peor, con emisión de circulante. En este caso, el incrementar la emisión de dinero significa que el gobierno imprime dinero, es decir papeles con muy bajo costo de producción, pero en contraparte recibe todo tipo de bienes y servicios de mucho mayor valor.

En los últimos años ese país ha incurrido en muy elevados déficits fiscales, que incluso fue superior al 14% del PIB en 2020 y en los años subsecuentes ha estado por arriba del 6% al PIB. Si esto hubiera ocurrido en México, se habría tenido una grave crisis financiera, con devaluaciones del peso. Sin embargo, en Estados Unidos la deuda pública se ha duplicado en estos años y ya es superior al 120% del PIB, y el público y los demás países del mundo la han aceptado, lo que explica el incremento de las reservas internacionales en los distintos países.

En este caso el déficit del gobierno ha sido financiado a través de emisiones de bonos de deuda, que han sido adquiridos por el público en general, por ahorradores nacionales e incluso internacionales y en el extremo por el banco central (FED) quien ha emitido circulante.

Los norteamericanos que han recibido esta liquidez deciden adquirir todo tipo de bienes y servicios y en el caso de que no puedan comprarlos dentro de Estados Unidos, los adquieren a productores extranjeros, ya sea de México o de otros países. En el caso de que se restrinja la oferta del exterior, los precios dentro del país empezarían a elevarse.

La ley que de manera reciente fue aprobada por el Congreso en aquel país presupone que el déficit puede incrementarse aún más en los siguientes meses, lo que hará que el déficit comercial no solo no disminuya, sino que puede elevarse aún más. Esto lo confirma lo que ha sucedido en los pasados meses, de que a pesar de que los aranceles se elevaron de manera significativa para las importaciones que se realizan de China, el déficit comercial siguió elevándose.

Todo este desequilibrio de la balanza comercial de los países es muy estudiado en Economía, por lo que sería muy difícil que los asesores de la Casa Blanca no lo conozcan. Sin embargo, parece que el argumento del elevado déficit comercial que tienen es un buen pretexto para presionar a los distintos gobiernos para obtener diversos beneficios, adicional a los ingresos que proporcionar el cobro de los aranceles. En el caso de México es de suponer que el objetivo real es diferente a solo mejorar la balanza comercial de los Estados Unidos o reducir la venta del fentanilo, por lo que seguirá la presión durante los siguientes meses.

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