Ginebra, Suiza.- Uno de los principales problemas económicos que existe en la actualidad es el elevado monto de la deuda que poseen los distintos gobiernos en el mundo, así como su drástico incremento. Las Naciones Unidas, por medio de UNCTAD, estima que la deuda pública total fue de 102 billones de dólares al final del año pasado. La misma registró un crecimiento cercano al 80 por ciento en los pasados 10 años, siendo los países desarrollados los que tienen el mayor monto, pero son los países subdesarrollados los que registran el mayor incremento. Por su parte, en México la deuda pública medida como “Requerimientos Financieros del Sector Público” pasó de 10.5 billones de pesos al final de 2018 a 17.5 billones de pesos al pasado mes de abril, esto es un incremento del 67 por ciento en solo seis años.
Para poder cumplir con el servicio de la deuda, los gobiernos deben de reducir el gasto en otros conceptos, como es el gasto en infraestructura o en educación, en salud o en seguridad pública, como sucede en la actualidad en nuestro país y en otros muchos más. Como resultado de esto, según los datos de la UNCTAD, hay alrededor de 3.4 billones de personas que viven en países donde los gobiernos gastan más en el pago de intereses de su deuda que en educación y en salud.
Otra posibilidad que tienen los gobiernos para cumplir con el pago de sus deudas es la de elevar los impuestos, lo cual es muy impopular y genera rechazo en segmentos importantes de la sociedad. Además, mayores impuestos reducen el crecimiento de las economías generando pobreza y tiene un impacto negativo en la recaudación fiscal, agravando el elevado déficit de los gobiernos. En el extremo, los gobiernos se ven obligados a suspender el pago de su deuda o realizar la reestructura de la misma, en condiciones más difíciles y aislándolos del flujo internacional de los flujos de capitales, lo que debilita aún más su capacidad de crecimiento.
Son varias las explicaciones por las que ha sido creciente el monto de la deuda entre los cuales destaca el incremento de los fondos prestables como resultado de la expansión monetaria de los países más desarrollados. Como resultado, la mayoría de los países desarrollados registran déficits comerciales, lo que significa que adquieren bienes que pagan con dólares, que recibe el resto del mundo. Hoy la mayoría de los bancos centrales en el mundo tienen elevados montos de reservas internacionales, eso propició una importante reducción en las tasas de interés, las cuales llegaron a situarse a niveles cercanos al cero por ciento anuales. En esas condiciones eran lógico que las empresas y los gobiernos tuvieran un fuerte incentivo para endeudarse, pero con frecuencia no lo invertían en proyectos rentables.
Con frecuencia este endeudamiento se canalizó a gasto corriente, a subsidios a la población para elevar la popularidad de los gobernantes, a campañas políticas y electorales o a proyectos de rentabilidad de largo plazo, que generan poca liquidez o que tienen perdidas
La aparición del Covid propició que los distintos gobiernos elevarán aún más su gasto para enfrentar esta pandemia, ya sea incrementando programas de vacunación y tratamiento de la misma o apoyos financieros a las empresas y a las personas para que tuvieran ingresos ante las fuertes caídas en las economías. Como resultado se han creado grupos y sectores sociales que se han visto beneficiados con estos recursos y que no quieren que se suspendan.
Preocupa que en lugar de corregir el problema del excesivo endeudamiento, distintos gobiernos buscan la justificación para seguir incrementando el gasto público, con lo que agravarán aún más el problema. Por ejemplo, los diversos países de la Unión Europea acaban de aprobar incrementar el gasto militar en 5% del PIB para enfrentar amenazas externas y en Estados Unidos se está discutiendo tener un incremento en el gasto público y una reducción de impuestos que elevarían el déficit fiscal al 8% del PIB.