Los distintos organismos e instituciones internacionales opinan que la economía mexicana tiene una importante desaceleración y puede incluso caer en recesión en el presente año. Por ejemplo, la OECD, con sede en París, disminuyó su pronóstico para el PIB de nuestro país a un incremento de solo 0.4 por ciento con respecto al año anterior. Las últimas estadísticas confirman que existe una disminución en la actividad de los distintos sectores, incluso con anterioridad al incremento de los aranceles por parte del gobierno de los Estados Unidos.
Un dato preocupante es el referente a la actividad industrial, el cual mostró en abril una tasa de -0.7 por ciento con respecto al mismo mes del año anterior; destacando la contracción del sector de la construcción del -2.7 por ciento. La producción de vehículos pesados registró -12.9 por ciento en el mismo plazo. Por su parte, la venta de vehículos dentro del país fue de -21.3 por ciento.
Destaca que en los pasados doce meses anteriores a mayo se registraron en el IMSS 214 mil trabajadores permanente adicionales, pero la fuerza de trabajo en el país se incrementó en más de un millón de jóvenes en el mismo periodo, lo que significa que cerca de 800 mil jóvenes se quedaron desempleados o decidieron trabajar en la informalidad o se incorporaron a la delincuencia. Esto explica el crecimiento anual que tuvo el sector informal de 4.2 por ciento en el cuarto trimestre del año anterior, según estadísticas del INEGI.
En la medida en que no exista un incremento en la producción es imposible que exista un aumento en el ingreso nacional y si este no sube no se pueden elevar los ingresos de los trabajadores de manera permanente, ni tampoco los ingresos del gobierno. El Producto Interno Bruto de México es idéntico al Ingreso Nacional (haciendo el ajuste por inventarios y exportaciones menos importaciones). Lo que se produce y se vende representa un ingreso para el productor, el comerciante, los trabajadores, el gobierno, etc. Para mejorar el nivel de vida de la población se requiere elevar la producción y la productividad nacional.
Según los clásicos los factores de la producción son cuatro igualmente importantes: 1) La tierra o recursos naturales 2) el trabajo o mano de obra; 3) el capital 4) y la capacidad de organización o llamada también emprendedora.
Nuestro país tiene abundante tierra y recursos naturales, pero los mismos no son suficientes sin los otros factores. Existen grandes extensiones de tierra que no se trabajan por restricciones legales, por la forma en que trabajan los ejidos o por falta de capital, entre otros problemas. Lo mismo se puede decir de los campos petroleros o de productos minerales.
Por su parte, nuestra población y fuerza de trabajo es abundante, motivada y joven pero no tiene las suficientes oportunidades de trabajo; por lo mismo un importante porcentaje de la misma se encuentra trabajando en los Estados Unidos y otros países.
El otro factor es el capital, que se ha formado como ahorro financiero en el país y en el extranjero, pero no se ha canalizado a inversión en la magnitud requerida. Mientras la inversión en nuestro país es cercana al 20 por ciento del PIB, en países como Singapur o China ha estado en niveles del 50 por ciento del PIB, lo que ha permitido la transformación de esas naciones. Un aspecto importante en nuestro caso es que mucha de la inversión física ya está depreciada y la inversión que las empresas realizan no es adicional, sino solo sustitución de la existente.
El último factor es la capacidad emprendedora que se refiere a la habilidad de poder integrar los tres factores anteriores para incrementar la producción y así generar ingresos. Algunos piensan que los gobiernos pueden realizar esto, pero existen innumerables ejemplos de que esto no es así, ya que sus incentivos son otros. Sin embargo, se requiere la infraestructura física y legal que es responsabilidad de los gobiernos para que haya producción. Es conveniente enfatizar que los gobiernos no crean riqueza, sino solo utilizan la de los otros sectores.