A Albert Einstein se le atribuye una frase que bien podríamos aplicar al sector turismo mexicano: “no todo lo que cuenta puede ser contado, y no todo lo que puede ser contado cuenta”.
Porque los datos de crecimiento récord de llegada de visitantes que cacarea la Sectur parece una buena noticia, aunque en realidad no es directamente proporcional con la derrama económica.
Vamos por partes. Sí hubo un aumento de casi 14% en la llegada de turistas entre enero y septiembre al totalizar 71 millones de viajeros.
Pero hasta en los turistas hay niveles. Dentro del total de visitantes hay cuatro categorías: los que llegan por avión, por vía terrestre, los fronterizos y los de cruceros.
Y es aquí donde la buena noticia no es tanta.
“Si vemos bien las estadísticas, aproximadamente la mitad de los visitantes internacionales llegaron por avión, que son los que sí consumen y generan tanto inversión como empleo”, me explicaba Gonzalo del Peón, co-fundador y presidente de AMRESORTS, Group President para Hyatt Inclusive Collection Américas y VP de la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras y miembro del Consejo Nacional Turístico de México (CNET).
¿Por qué es importante desagregar el tipo de visitante que llega al país? Porque es casi como la ley de Pareto: 81.2% de los ingresos turísticos del país provienen del turismo “aéreo”, mientras que el turismo fronterizo aporta apenas un 6.2% y menos aún los turistas de crucero, que representan 2.6% de los ingresos de este sector.
Visto en gasto por turista los datos son más claros y reveladores. Mientras un visitante que llega en avión deja en promedio unos 1,178 dólares, el turismo terrestre tiene una derrama económica de 343 dólares, el turismo fronterizo 108 y el de cruceros 83.
Y es aquí donde la cosa se pone color de hormiga, porque ese crecimiento en el aumento en el número de turistas lo aportaron los que menos gastan: los visitantes en frontera (+19.3%) y los cruceristas (+8.2). Pero los que están cayendo son los visitantes que llegaron por avión que en lo que va del año fueron un 2.3% menos que el año pasado. Y si miramos exclusivamente las estadísticas de los tres destinos ‘dorados’ del turismo mexicano, podemos ver incluso un mayor vacío: en Cancún el número de turistas ha caído 4.5% versus 2024, en Puerto Vallarta la caída es de 4.9% y solo hay un dato positivo en Los Cabos donde la afluencia de turistas fue este año 0.4% mayor a la del año pasado.
Hoy por hoy, la gran preocupación en el sector privado es que la demanda de visitantes aéreos no está creciendo al ritmo qué ha crecido la oferta de cuartos en los destinos más importantes de placer del país.
Para poner en contexto, en la zona de Cancún/Riviera Maya en el último año la oferta hotelera creció un 4%, lo que equivale a casi 5 mil nuevos cuartos de hotel, es más cuartos que en todo Huatulco en su historia.
Para mantener la misma ocupación sumando estas miles de habitaciones nuevas se requerirían unos 345 mil visitantes internacionales. En otras palabras, al menos en la Riviera Maya se debería crecer el número de visitantes en al menos 3.5%, cuando en la actualidad está decreciendo 4.5%.
Uno de los efectos colaterales que ya se está sintiendo en este sector es que tienen que bajar tarifas, ajustar gastos y reducir personal.
“Hay una falta de presupuesto de promoción y una entidad federal qué coordine las campañas a nivel país, alineando las campañas de los diferentes destinos turísticos”, agrega del Peón.
No solo se trata de aumentar la cantidad de visitantes, sino de aprovechar y apuntalar el crecimiento en el nicho que aporta 8 de cada 10 dólares que entran al país con una maleta en mano.