Anderson Report

Un águila que se parece cada vez más a un dragón

Para frenar el crecimiento de China, el gobierno de Estados Unidos ha tomado medidas que lo convierten en una copia de su enemigo.

“Al buscar detener el ascenso de China, Estados Unidos ha llegado cada vez más a parecerse a su rival en tres dimensiones centrales de la gobernanza regulatoria: estructura, proceso y resultado”, así de poderoso es el arranque de un paper de investigación de Angela Huyue Zhang, profesora de leyes de la Universidad de Southern California y autora del libro “En la cuerda floja: cómo China regula las grandes tecnológicas y gobierna su economía”.

¿Qué explica su análisis? Desde hace años, desde el primer gobierno de Donald Trump, luego Biden y de regreso Trump, la Casa Blanca puso en marcha una pesada maquinaria regulatoria para frenar el crecimiento meteórico de los chinos y de minar su competitividad. Primera similitud: en Washington -como en Pekín- las decisiones se concentran cada vez más en el Poder Ejecutivo. Tanto el Presidente Donald Trump en ambas gestiones como Joe Biden, han tenido un rol protagónico en la agenda dura contra China desde la Oficina Oval: aranceles, sanciones, controles de exportación, freno de inversiones, hasta políticas de visa para estudiantes, científicos y empresarios de origen chino. Sin importar el partido, ambos mandatarios han esgrimido como razón central ‘la seguridad nacional’. Esta prioridad en realidad es más bien un paraguas que ya involucra a muchos otros factores más allá de la soberanía, algo que como vecinos de Estados Unidos también nos ha tocado capotear. Pero si bien el poder centralizado le ha permitido a la Casa Blanca tomar decisiones rápidas, el concentrado y poco cuestionado poder presidencial lo convierte en un sistema demasiado parecido al que esgrime Xi Jinping. Este mismo modelo de operación es el que le ha permitido a su país convertirse en el mayor rival geopolítico de EU, en el gran fabricante mundial y el socio comercial más grande de 100 países, así como un proveedor crítico de componentes que hacen mover los engranajes de las cadenas de suministro globales.

Es muy paradójico cómo hace 25 años EU le daba la bienvenida a este país asiático en la Organización Mundial de Comercio (OMC) para alentar la liberalización política de China y acercarla a los valores democráticos americanos, hoy abraza medidas proteccionistas e intervenciones estatales para frenar su despliegue global. “En Estados Unidos, la rama ejecutiva está sujeta a supervisión congresional y revisión judicial independiente, mientras que en China, tanto la independencia judicial como la supervisión legislativa están estrechamente circunscritas. El primero es tradicionalmente considerado como un bastión de gobernanza democrática, en la separación de poderes con controles y equilibrios institucionales. El otro, por contraste, es un estado autoritario de un solo partido, donde la autoridad política está altamente centralizada bajo el Partido Comunista Chino”, explica Angela Huyue Zhang.

Mientras el Congreso de EU tiene dentro de sus mandatos, el de regular el comercio con naciones extranjeras, declarar guerra y proveer supervisión, la rama ejecutiva ejerce poder sustancial como el actor primario en ejecutar política exterior. ¿No nos ha pasado lo mismo con la decisión de la renovación del TLCAN y ahora con las medidas presidenciales de cara a la revisión del T-MEC sin mediar opinión del Poder Legislativo?

Lo mismo ocurre con la rebatinga para vender TikTok a empresarios estadounidenses. “Irónicamente, al buscar aislar a China restringiendo acceso a mercados americanos, la política estadounidense ha incentivado a firmas chinas a globalizarse más agresivamente, profundizando su integración con el resto del mundo y expandiéndose agresivamente hacia Europa y América Latina”, agrega el paper americano. Incluso el cierre de fronteras de EU a los productos chinos fundamentalmente tecnológicos desde 2012 no ha mermado el poder de China sino que lo ha orillado a enfocarse en desarrollos más vanguardistas sobre todo entorno a IA, donde ya ha demostrado estar muy por encima de los avances de Occidente. Tal vez como decía Nietzsche, “cuando miras largo tiempo al abismo, el abismo te devuelve la mirada”. En su esfuerzo por contener a China, los Estados Unidos ha comenzado cada vez más a asemejarse a su rival al abrazar el unilateralismo presidencial con menos controles y equilibrios. Y en medio de esta guerra, estamos los socios del T-MEC que también tenemos a China como un componente casi ¿propio? para lograr una revisión positiva que nos permita seguir siendo un mercado trinacional sin aranceles.

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