Manchas es el arma secreta de Veolia México.
Es su mejor herramienta para detectar fugas de agua en Saltillo.
No es un dron, no es un dispositivo alimentado con IA, ni un sistema computarizado a lo largo de la tubería. Es un perro, un auténtico Bretón español entrenado para ubicar pérdidas de agua, muchas de las cuales eran imposibles de ubicar en décadas. “Con su olfato que tiene 300 millones de células, detectó 156 fugas a una profundidad de hasta dos metros”, me explica Arnaud Penverne, CEO de la empresa
En realidad esta es una anécdota simpática que encierra un elemento clave en este corporativo corporativo francés dedicado a soluciones medioambientales de agua, residuos y energía: la eficiencia. Y la eficiencia puede llegar desde sistemas de alta tecnología para manejo de residuos o para reciclar, así como fórmulas probadas para optimización energética o soluciones vanguardistas en manejo de agua.
Y uno de sus clientes más antiguos es precisamente el municipio de Saltillo donde están operando en una concesión desde hace 24 años. “Con eficiencia, logramos mantener el mismo consumo y suministro en una ciudad que triplicó su tamaño y multiplicó por dos su extracción de agua”, me explica Penverne. Esta gestión -una joint venture pública privada- lleva una inversión de 200 mdd y los resultados positivos le permitieron renovar el contrato de servicios hasta 2032.
Veolia lleva 35 años en el país, con presencia en 30 estados con una participación fundamentalmente en los negocios de manejo de agua y residuos. Algunas de sus operaciones más conocidas son el centro de confinamiento de Nuevo León para residuos peligrosos e industriales que además producen combustible sólido para hornos cementeros. Un negocio similar tienen en Tuxtla y en Querétaro (aquí combinando también basura, energía y servicio de agua potable.
“Hasta 2020, 83% de nuestros clientes eran estatales pero los cambios en el contexto político nos han hecho migrar el mix a una mayor participación de negocios en el sector privado”, me explica Penverne. Hoy 65% de sus ingresos vienen de empresas industriales y clientes del sector de retail pero el plan aprobado por el corporativo en Francia es que, en dos años más, el 92% de sus ventas vengan de la IP.
Y en esta conversión se han convertido en consultores de industrias cuyo negocio es altamente dependiente del T-MEC, como las terminales automotrices y las plantas farmacéuticas. En momentos donde las variables externas están sujetas a incertidumbre y decisiones fuera del propio giro de negocios, muchas empresas deciden recortar al máximo los costos de sus operaciones. “Son muchas las plantas en el país que requieren de eficiencia energética y en el manejo de agua y residuos, elementos que siempre redundan en ahorros claros”, agrega el ejecutivo francés.
También han hecho lo propio en hoteles (al W de la CDMX le permitieron un ahorro de 10% en su consumo de energía) y ya tienen a su cargo los planes de ahorro energético de 100 centros comerciales, entre ellos, las sucursales de los Liverpool en todo el país.
Siempre se pueden encontrar oportunidades donde hacer más eficiente la operación de un negocio y evitar las fugas de costos.
Sino, preguntenlé a Manchas, allá en Saltillo.