Anderson Report

Contando las horas

Mañana sabremos las nuevas reglas arancelarias que Trump impone a México… pero solo para 16 de cada 100 dólares que exportamos.

El viernes 1 de agosto es una fecha anotada en rojo en el calendario de empresarios y funcionarios. Mañana sabremos si caen con todo su peso (o todo su porcentaje) los aranceles anunciados por Donald Trump.

El secretario de Economía, Marcelo Ebrard sigue con su discurso optimista: “Ya todo lo que México tenía que hacer está hecho. Ahora tenemos que esperar. Mi perspectiva es positiva, vamos a ver en qué resulta”.

Pero vale la pena mirar de cerca qué tanto es tantito, qué implica y cuánto este aumento de 25 a 30% los aranceles a las exportaciones mexicanas:

  1. Se trata sólo de los productos que no están protegidos por el T-MEC, mismo que cuentan con arancel cero por ser parte de un tratado de libre comercio.
  2. Solo 16% del total de las exportaciones de México a Estados Unidos están fuera del T-MEC. La intención es que este volumen tenga tarifas por debajo del 30%.

En México tenemos una posición diferente al resto de los países con los que negocia Estados Unidos: primero porque somos su principal socio comercial y segundo, porque en tres décadas de tratado de libre comercio se han construido profundas y aceitadas cadenas de suministros que convierten al corredor comercial binacional en uno de los más activos del mundo.

Resulte como resulte el anuncio del 1 de agosto, nuestro país mantiene sin aranceles a 84% del comercio con el país al que envía 8 de cada 10 dólares de exportaciones.

No es menor el dato y aún con aumento y ajustes en los aranceles a los componentes del potente sector automotriz, el país mantiene una ventaja comparativa versus el resto del planeta que ha recibido por igual el dardo proteccionista del gobierno estadounidense.

Es el momento más complejo para el comercio internacional del país desde que se impulsó, negoció y entró en vigor el TLCAN en 1994.

Somos el principal vendedor de Estados Unidos desde hace casi dos años -por encima de otro socio estratégico como Canadá y del gigante comercial de China- e incluso hubo un aumento de 6,2% en nuestros envíos en el primer semestre del año versus 2024.

Pero recordando la metáfora del ex secretario de Hacienda, Agustín Carstens, de que “si Estados Unidos tiene catarro, México pulmonía”, Trump sin dudas usa su enfermedad (el proteccionismo) a su favor y todos estos anuncios con deadline firme (sin olvidar los aranceles al acero, aluminio, cobre, la guerra del tomate o de las aerolíneas, aumento en las reglas de origen) como anticuerpos para tener más resistencia y ganancia en la revisión o renegociación del T-MEC en 2026.

Sin dudas la incertidumbre es la kriptonita de las inversiones, pero también es importante conocer de qué tamaño es la piedra verde que nos quieren aventar.

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