Anderson Report

El Papa del déficit cero

Sin ser Javier Milei ni Elon Musk, Francisco también tenía su propia manera de impulsar recortes, ajustes y buscar dejar equilibradas las nunca transparentes del todo finanzas de la Iglesia.

Uno de los legados del Papa Francisco será financiero.

Por un lado, una marcada búsqueda por dar algo de transparencia a una de las instituciones/Estado más blindadas del mundo y por el otro, de equilibrar las finanzas de la Santa Sede.

Parte de estos ajustes y cambios eran una manera de responder a diferentes escándalos que vivió el ‘ala monetaria’ de la sede global de la Iglesia Católica. Sin ir más lejos (porque sí hay más lejos y más escándalos), en 2022 se confirmó que dos ex directores del Banco Vaticano -o como es su nombre formal, el Instituto para las Obras de Religión- fueron condenados por malversación de fondos de esta organización. Un año más tarde, otro cardenal fue sentenciado por el mismo delito y cinco años de cárcel.

El Papa Francisco, desde que asumió su cargo, pidió mayor control financiero (mover los recursos de otros países hacia la Santa Sede), más transparencia (comenzaron recién hace pocos años los informes financieros anuales del Banco Vaticano, con la firma de PriceWaterhouseCooper) y achicar el déficit de un Estado pequeño, que no paga impuestos, pero cuyo manejo de los ingresos siempre fue muy discrecional. Esto sin olvidar que su pirámide poblacional/laboral es una bomba de tiempo desde el punto de vista de las pensiones.

En 2014, también inauguró algo inédito: una Secretaría de Economía, un organismo con autoridad para supervisar todas las actividades económicas y administrativas de la Santa Sede. Este nuevo ente, asistido por un consejo de expertos laicos, comenzó a centralizar y auditar las finanzas vaticanas.

Hace pocos meses, en septiembre del año pasado hubo un ‘cónclave’ (sí, una reunión a puerta cerrada de cardenales), donde el Papa habría dejado claro que era necesario reducir gastos, encontrar fuentes de financiamiento externas, adoptar la transparencia en la gestión de activos y una novedad extra: que las instituciones religiosas, con un presupuesto más próspero, compartieran sus excedentes con aquellas con menos dinero, en cierta manera que las que accedían a más recursos financiarán a las que no.

Otra de las encomiendas papales era comenzar a buscar recursos externos (¿pedir un préstamo al FMI? ¿contratar gestores de fondos profesionales?), algo que nunca quedó claro, pero que sí sonaba en esta minúscula ciudad-estado.

Las últimas recomendaciones financieras las dio el Papa desde el hospital. Llevaba apenas 10 días internado el mes pasado cuando ordenó (según publicó El Corriere della Sera) la creación de una nueva comisión de alto nivel para alentar más donaciones de los mil 400 millones de devotos. La bautizó como la “Comisión de Donaciones para la Santa Sede”, y fue su respuesta a la negativa de los cardenales a cumplir con su pedido de una serie de recortes de cara a achicar gastos y bajar deudas. Por cierto, ya les había recortado los sueldos a estos funcionarios eclesiásticos tres veces desde 2021 y tenía como meta llegar al déficit cero en el Vaticano en lo que durara su pontificado.

Aún y con las auditorías y una mayor información sobre las finanzas del Vaticano, los números reales no son tan confiables, porque entre los bienes de la Iglesia (dinero en fondos de inversión o rentas de propiedades inmuebles) hay muchas discrepancias. Pero, los números más actualizados (a 2023) mostraron que el Vaticano registró un déficit operativo de 89.6 mdd, mientras el envejecimiento de su plantilla y la presión sobre el Fondo de Pensiones. De hecho, el actual “Papa interino”, el camarlengo Kevin Farrell es el administrador de este fondo (después de un proceso de reformas), donde su meta es impulsar la ‘generosidad y el sacrificio por parte de todos los involucrados’ con respecto a sus jubilaciones.

Un banco no tan blanco

¿De qué tamaño es el Banco Vaticano? Los activos sumaban hasta 2023 -último año cuando se publicaron los estados financieros- por seis mil 100 millones de dólares.

Una de las primeras acciones que tomó Francisco fue remover a clérigos como directivos de este ente y nombrar a un financiero sin sotana: desde 2014, el CEO es Jean-Baptiste de Franssu, un financiero francés que comenzó internos y externos de la entidad. Además, se reformó la Autoridad de Información Financiera (AIF), cambiándola por la Autoridad Supervisora e Información Financiera (ASIF). La nueva entidad, bajo la dirección de Carmelo Barbagallo, exfuncionario del Banco Central de Italia, fortaleció sus capacidades para prevenir el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo, dividiendo sus funciones en vigilancia, normativas legales e información financiera. Estas acciones le valieron al Vaticano el reconocimiento del ente europeo Moneyval por su avance en materia de control financiero.

Por qué sí: hubo innumerables evidencias de lavado de dinero en el Banco del Vaticano.

Los bienes recién iluminados

Entre los esfuerzos que impulsó el Papa para transparentar hace cuatro años la máxima institución católica fue la decisión de hacer pública, por primera vez en la historia, todo el patrimonio inmobiliario del Vaticano. Según su información oficial, posee más de 5 mil propiedades distribuidas en Italia y el resto del mundo, especialmente en ciudades de alto valor por metro cuadrado como París, Londres, Ginebra y Lausana. Solo en Italia es dueño de 4 mil 051 propiedades y sólo poco más del 10 por ciento se alquilan a precios de mercado. El resto (escuelas, hospitales, conventos y viviendas de empleados) pagan rentan casi simbólicas. La gestión de estas propiedades generó 109.8 mdd en 2023, equivalente a la mitad de los ingresos propios de la Santa Sede.

En cuanto a inversiones, la revista Barron’s publicó en 2023 que la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) hizo casi 46 millones de euros de sus inversiones: 94 por ciento fueron para cubrir gastos y el restante 6 por ciento fue ganancia.

Dependerá ahora de quien ocupe la silla de San Pedro si se mantiene o no este espíritu de transparencia y constricción financiera.

Nota al pie: ¿Sabían que el puesto de Jefe de la Iglesia sí tiene un sueldo? Según el Vaticano, el salario mensual del Papa era de 32 mil dólares, mismos que fueron donados por Francisco I, mes a mes desde marzo de 2013.

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