Sin duda, el cáncer de próstata ya no es, ni debe ser, una sentencia definitiva. Hace apenas 20 años, la supervivencia a largo plazo era limitada, las opciones terapéuticas eran reducidas y los efectos secundarios, devastadores. Hoy, sin embargo, la medicina oncológica ha dado pasos de gigante: terapias dirigidas, inmunoterapia y, más recientemente, moléculas de última generación están logrando lo impensable: prolongar la vida y devolver calidad a cada día vivido.
En este sentido, el Latam Summit OnConnecta 2025, celebrado del 12 al 14 de junio en Brasil, reunió a expertos, investigadores y líderes de opinión de toda América Latina para analizar los avances más recientes en oncología, con especial énfasis en el cáncer de próstata. Organizado por Bayer, el encuentro destacó el impacto de la innovación farmacéutica y la investigación clínica en la mejora de la calidad de vida de los pacientes oncológicos de la región.
Hablar de esperanza en oncología es, de entrada, un compromiso. No se trata de discursos vacíos ni de triunfalismos corporativos: se trata de ciencia, innovación y datos concretos que sostienen esa esperanza. Bayer, una de las compañías líderes en investigación clínica en la región, es un ejemplo vivo de cómo la apuesta por la investigación da frutos tangibles. Hoy en día, la compañía impulsa más de 59 estudios oncológicos en América Latina, 11 de ellos dedicados exclusivamente al cáncer de próstata, la segunda causa de muerte por cáncer en hombres a nivel mundial.
Para dimensionar lo que está en juego, basta hacer mención que hacia 2040 se espera que los casos de cáncer de próstata se dupliquen globalmente, alcanzando los 2.9 millones de diagnósticos anuales. Detrás de cada cifra, hay un padre, un abuelo, un hermano, un amigo. Y detrás de cada nuevo tratamiento, hay años de trabajo, inversión y, sobre todo, vidas potencialmente salvadas o prolongadas con dignidad.
La darolutamida —una molécula con estructura innovadora y perfil de seguridad favorable— encarna este progreso. Hoy, este fármaco ya cuenta con indicaciones aprobadas para el cáncer de próstata metastásico sensible a hormonas y el resistente a la castración sin metástasis. Estudios recientes, como el Aranote y Peace III, demuestran que la combinación de darolutamida con terapia de privación androgénica (ADT) puede reducir hasta en un 46 por ciento el riesgo de progresión de la enfermedad o muerte, en comparación con la terapia convencional.
¿Qué significa esto para un paciente? Significa más tiempo para compartir con su familia, menos efectos adversos que limiten su rutina y, sobre todo, la posibilidad de planear el futuro sin miedo a perderlo todo de forma abrupta. “No se trata de los años de vida, sino de la vida en esos años”, dice un principio que, en oncología, cobra total sentido.
Pero este avance no ocurre en el vacío. La investigación clínica activa que Bayer lidera en América Latina permite que miles de pacientes accedan tempranamente a estos tratamientos innovadores. Además, capacita a médicos locales, fortalece la infraestructura sanitaria y aporta datos regionales de altísimo valor para diseñar políticas públicas de salud más efectivas y equitativas.
Detrás de cada molécula innovadora existe una red global de talento, inversión y alianzas estratégicas. Bayer, por ejemplo, ha consolidado centros de investigación de punta como el Boston-Cambridge Innovation Campus (BRIC), epicentro de la oncología molecular de precisión y motor de una cartera de soluciones que hoy se traduce en esperanza para millones.
Esta infraestructura global, sumada a la estrecha colaboración con instituciones médicas de renombre y startups biotecnológicas, permite acelerar ensayos clínicos, reducir tiempos de desarrollo y democratizar el acceso a terapias disruptivas.
Claro está: aún hay mucho por hacer. Las desigualdades en el acceso, los costos de los medicamentos y la necesidad de diagnósticos oportunos siguen siendo retos mayúsculos en nuestra región. Sin embargo, la tendencia es clara y positiva: nunca antes hubo tantas opciones ni tantas voluntades alineadas para que la frase “cáncer de próstata” deje de ser sinónimo de condena.
Hoy más que nunca, apostar por la innovación no es solo un asunto de empresas farmacéuticas. Es una responsabilidad compartida que involucra gobiernos, profesionales de la salud, asociaciones de pacientes y medios de comunicación. Informar, educar y derribar mitos es parte del tratamiento.
En la lucha contra el cáncer de próstata, cada ensayo clínico, cada molécula y cada historia de vida cuentan. Darolutamida es solo una muestra de lo que la ciencia puede lograr cuando hay visión de largo plazo y compromiso con la calidad de vida. La buena noticia es que este avance no es un caso aislado: la oncología se reinventa día tras día, molécula a molécula.
Como sociedad, tenemos la oportunidad —y la obligación— de seguir apoyando la investigación farmacéutica, exigir políticas de salud basadas en evidencia y garantizar que ningún paciente se quede atrás. Porque detrás de cada avance hay algo mucho más poderoso que una patente o una cifra de ventas: está la vida misma, celebrándose todos los días.
Sala de Urgencias
- La enfermedad de Batten, o CLN2, es un trastorno neurodegenerativo hereditario ultra-raro que afecta aproximadamente a tres de cada 100 mil nacimientos vivos y suele confundirse con epilepsia en etapas tempranas. Sin un diagnóstico preciso y oportuno, la evolución es devastadora: muchos niños pierden la capacidad de comunicarse y caminar antes de los seis años y enfrentan una esperanza de vida significativamente reducida. En el marco del Día Internacional de Concientización sobre la Enfermedad de Batten, expertos y asociaciones hacen un llamado a reconocer las señales de alerta y a facilitar el acceso a pruebas genéticas especializadas para garantizar un manejo multidisciplinario que permita mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias.