Una de las etapas más importantes en la vida de una mujer es cuando se encuentra embarazada. La atención es primordial por ser un periodo de cambios en todos los sentidos, pero sobre todo por la protección que le brinda a un ser humano, quien desde el momento de la concepción tiene derecho a vivir y a ser cuidado. Desafortunadamente, en México, los servicios públicos de salud que debieran recibir las mujeres embarazadas para garantizar que sus embarazos se desarrollen en óptimas condiciones tienen fallas graves.
Ejemplo de esto fue lo que ocurrió los primeros días de mayo de este año en Ciudad Victoria, Tamaulipas, cuando una mujer con seis meses de embarazo llegó a Urgencias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en una clínica de La Loma. A la mujer no la atendieron de inmediato; solo la recostaron en el suelo en espera de su turno para ser revisada. Evidentemente, el trato fue indigno y mostró la precariedad de los servicios de atención en buena parte del país.
Otro caso fue el registrado el 15 de abril de 2025 en la Ciudad de México, cuando una mujer embarazada parió en el baño de la clínica del IMSS número 48, ubicada en la alcaldía Azcapotzalco. Según testigos, la mujer estuvo en la sala de espera por varias horas y decidió entrar al baño por su cuenta. Ahí, sola y sin asistencia del personal médico, comenzó y terminó la labor de parto.
Aunque el Instituto señaló no haber omitido la atención, ya que según su comunicado “la mujer no informó estar embarazada”, se visibilizaron las carencias del sistema de salud pública en México.
La falta de servicios adecuados durante el embarazo está relacionada con la mortalidad materna y compromete la salud infantil durante los primeros años de vida. De ahí la importancia de recordar y hacer valer los derechos de las mujeres embarazadas ante organismos como el IMSS, que además están publicados en la página electrónica de la Secretaría de Gobernación (Segob). De acuerdo con estos lineamientos, las mujeres embarazadas tienen derecho a recibir un trato digno y respetuoso, atención médica adecuada y de urgencia, además de ser respetadas en su intimidad con confidencialidad y privacidad, entre otros puntos.
Lamentablemente, los casos expuestos muestran la terrible e inaceptable violencia obstétrica que las instituciones de salud cometen contra las mujeres, siendo que ellas debieran ser las que reciban los primeros auxilios y la mejor atención.
En Early Institute hacemos un llamado a las autoridades a apegarse a las políticas implementadas para la atención de las mujeres embarazadas, dentro de las cuales se encuentra la de cero rechazo en las áreas de urgencias a mujeres en labor de parto. Sin duda, la calidad de atención durante el embarazo, el parto y el puerperio debe regirse bajo los principios del respeto y la seguridad.
Es necesario proteger la salud materna y la mejor forma es exigiendo los derechos de las madres y sus hijos e hijas por nacer, impulsando los cuidados necesarios y reforzando la relevancia de recibir, en todo momento, una atención médica digna, oportuna y humana.