Las historias de estafadores no son nuevas, sin embargo en los últimos años los crímenes que se han llevado a cabo se han vuelto cada vez más sofisticados. La tecnología con la que cuentan los criminales es mucho más compleja que la de las autoridades, pero hay un grupo de personas que cumplen una labor importantísima para la sociedad: los periodistas de investigación.
Casos como el de los Panama Papers, la historia de Elizabeth Holmes de Theranos, la falsa heredera Anna Sorokin, el estafador de Tinder y Harvey Weinstein salieron a la luz gracias a los periodistas de investigación que estuvieron tras las historias durante meses y en algunos casos durante años. Sin embargo, a pesar de realizar esta importantísima función para la sociedad y para la democracia los periodistas han sufrido grandes crisis los últimos años. En 2020 más de treinta siete mil reporteros perdieron su trabajo en los Estados Unidos.
Estas historias han puesto en los titulares a quienes han cometido crímenes y también cómplices y víctimas también han ganado notoriedad, unos para bien y otros para mal. Varias historias nos han enseñado lecciones, pero una de las más trascendentes que hay que recalcar es la importancia del trabajo de los periodistas de investigación quienes ponen todo en riesgo para revelar la verdad. Hoy la tecnología es un arma de doble filo, por un lado brinda herramientas esenciales para que los periodistas hagan su trabajo, pero por otro lado las plataformas tecnológicas y las redes sociales han propagado una ola de fake news en la que el clickbait está a la orden del día.
Los periodistas aún están lejos de encontrar el balance entre la autonomía y el soporte que ofrecen los medios tradicionales. Una de estas soluciones podría basarse en blockchain. El desarrollo de la tecnología y buen uso serán clave para que los ciudadanos podamos seguir contando con periodismo de calidad, pero la responsabilidad también está de nuestro lado. Hay tres acciones que podemos tomar para apoyar.
La primera es pagar por contenido de calidad a medios locales, medios independientes y organizaciones como el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. La segunda es verificar las fuentes y buscar cobertura diversa. Al momento de leer una noticia buscar publicaciones con distintos puntos de vista sobre el mismo tema. Por último, es muy importante verificar y no compartir noticias falsas. Al recibir una noticia hay que asegurarse de que el medio de donde proviene es verdadero. La democracia necesita un ecosistema de noticias saludable. Existe urgencia por un periodismo independiente que sea capaz de verificar los hechos, brindar comentarios informados y compartir diversos puntos de vista para que conecte y resuene con la audiencia. Lo que es más importante, necesitamos un periodismo que sea sostenible y seguro para los propios periodistas. La tecnología podrá ser el camino para volver a construir esa confianza perdida