Análisis sin Fronteras

Entre fusibles y chivos expiatorios

Llegará el momento en que Claudia Sheinbaum tendrá que poner sobre la mesa “cabezas” sin importar su cercanía con Andrés Manuel López Obrador, para proteger la Presidencia, el movimiento y posiblemente la gobernabilidad del país.

México sigue en la mira del Presidente Donald Trump y todo indica que pronto habrá la necesidad de un “sacrificio” o chivo expiatorio para proteger a la Presidenta Claudia Sheinbaum sacrificando el legado histórico del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

Esta semana, durante la firma de legislación, que tuvo apoyo bipartidista, “Halt Fentanyl Act” (Legislación Alto al Fentanilo), Presidente Trump de nuevo subrayó la incapacidad del gobierno de México de enfrentar “a los salvajes traficantes, criminales, y cárteles, quienes tienen mucho que decir sobre México”. Básicamente acusó de cobardes al gobierno mexicano: “Si uno quiere ser amable al respecto, yo trato de serlo. Pero ellos tienen un control muy fuerte sobre México. Tenemos que hacer algo al respecto. No podemos permitir que eso suceda, las autoridades mexicanas están aterrorizadas. Tienen miedo de presentarse en sus oficinas, tienen miedo de ir a trabajar porque los cárteles tienen un dominio tremendo sobre México, sobre las figuras políticas y sobre quienes llegan al poder.

En lugar de reconocer que el cambio de estrategia y los pasos que ha tomado la administración de la Presidenta Sheinbaum en los más de nueve meses que lleva en el poder, insistió de nuevo en que México no hace lo suficiente ahora porque los funcionarios tienen miedo. Además de ser terriblemente ofensivo para aquellos funcionarios mexicanos que a diario arriesgan su vida por enfrentar a los Cárteles mexicanos. Estas declaraciones estarían fortaleciendo el argumento de que “no importa lo que haga México” para Donald Trump nada será suficiente e impondrá sus aranceles e insistirá en una mayor intervención en México.

También estas declaraciones de Donald Trump ponen a México en una posición de reconsiderar su estrategia de negociación con Estados Unidos: ¿Cómo negociar con Estados Unidos cuando nada satisface las demandas del vecino? El problema para la presidenta y su equipo de negociadores es que, exigir claridad de Trump resultaría probablemente una lista de demandas que el gobierno de México jamás aceptará.

También el hecho de que otro criminal, en este caso Ovidio Guzmán, esté dispuesto a negociar con el Departamento de Justicia, proporcionando información a cambio de una menor condena, abre una brecha aún más amplia entre las decisiones, nombramientos y la estrategia de “Abrazos y no Balazos” de su antecesor Andrés Manuel López Obrador.

Insisto lo que subrayé en este espacio hace algunos meses: nunca en la historia bilateral, el gobierno de los Estados Unidos ha tenido acceso directo a décadas de información sobre el “modus operandi” de las organizaciones criminales y sus vínculos con funcionarios, clase política y empresarial, partidos y bancos. La gran interrogante es cómo usará el gobierno estadounidense para esta información. ¿Para compartir y así apoyar el esfuerzo del gobierno de México para combatir a los ahora denominados “Organizaciones Terroristas”? O será una herramienta para lentamente ahorcar a la Presidenta Claudia Sheinbaum y forzarla a balconear la profunda infiltración de estas organizaciones criminales en el tejido político, empresarial y social en México.

Hace 15 años escribí sobre una conversación que tuve con el entonces Secretario General de la Organización de los Estados Americanos, Cesar Gaviria. Pido disculpas a los lectores que me han leído a través de los años de repetir esta anécdota, pero me parece pertinente al dilema que enfrenta la Presidenta Claudia Sheinbaum: Le comenté a Gaviria, quien también era ex presidente de Colombia, que el Presidente Fox aseguraba que tenía las intenciones de que no haría cambios en su gabinete, durante todo su sexenio, a pesar de los errores de algunos de sus secretarios y asesores cercanos. César Gaviria, quien consideró un grave error la rigidez de Fox al mantener un gabinete intacto. Según Gaviria, los secretarios de Estado funcionan como fusibles: deben “prenderse y apagarse” según las necesidades del gobernante para proteger la estabilidad del Ejecutivo y ajustar el rumbo político.

Obviamente la situación de la Presidenta es diferente a la que enfrentaba el Presidente Fox, ya que la necesidad de “prender o apagar fusibles” de la presidenta va más allá del gabinete. Llegará el momento en que ella tendrá que poner sobre la mesa “cabezas” sin importar su cercanía con Andrés Manuel López Obrador, para proteger la Presidencia, el movimiento y posiblemente la gobernabilidad del país. La pregunta es si su gobierno tendrá la capacidad de empezar a deslindarse y alejarse antes de que estos individuos y empresas sean balconeados públicamente por el insaciable de Donald Trump.

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