Análisis sin Fronteras

Trump ayer, Trump hoy: Negociando con tiburones

Urge que el diálogo deje de ser entre Donald Trump y Claudia Sheinbaum y bajarlo a otros funcionarios.

Estratégica la posición de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien anunció que, ante los ataques y amenazas lanzados por el presidente electo Donald Trump en contra de México, ella “dejaría de dialogar frente a los medios”. Con este comentario Sheinbaum evita un nuevo choque con Trump: “Vamos a dejar este diálogo frente a los medios”. Y es que, cuando Trump declara en una entrevista que debido a supuestos subsidios que reciben Canadá y México, estos dos países deberían de convertirse en un estado más de la Unión Americana. Con comentarios tan agravantes y dementes del futuro mandatario, la única solución es no responder. Una de las reglas principales de negociar con un bully es no engancharse, ignorando y no respondiendo ataques y amenazas públicamente. La regla de hora es responder a propuestas e ideas concretas, formalmente, y en privado.

Sorprende que el primer ministro, Justin Trudeau, se lanzara a aplacar al bully de la Casa Blanca durante la primera administración de Trump, a quien le encantaba maltratar a su vecino. ¿Por qué? Tal vez porque no demostró sumisión suficiente, o por el apoyo y respeto de la comunidad internacional y doméstica hacia el joven primer ministro o simple y llanamente por ser un político guapo y agradable.

Con Trump nunca se sabe a ciencia cierta cuál es su estrategia: ¿Ofender o someter? ¿Venganza o posicionamiento? ¿Como respuesta a los intereses nacionales o personales? Pero después de la cena con Trump, en su querencia, que es Mar-a-Lago, parece que las intenciones son ofender al canadiense no solo como una herramienta de negociación, sino para debilitarlo políticamente en casa. Donald no solo bullea a Justin, sino se lo cotorrea vilmente. En un mensaje que se publicó en Truth Socia, la red social que se ha vuelto el repositorio de amenazas y ofensas del republicano, Trump aseguró que tuvo una excelente cena con el “gobernador” del estado de Canadá. La intención de Trump con este mensaje no solo fue ofender, sino demostrar que podía someter. Además de ser una broma de muy, muy, muy mal gusto para los canadienses que, al igual que los políticos mexicanos, les preocupa la imagen de ser el patio trasero del vecino.

Aunque parece que la ‘nueva estrategia’ de la Presidenta es no responder públicamente al electo Trump, es importante que se establezca una clara línea de comunicación en privado con el equipo de Trump por parte de su gobierno.

Urge que deje de ser entre Trump-Sheinbaum y bajarlo a otros funcionarios. Parte del problema es que todavía no ha sido ratificado el futuro secretario de Estado, Marco Rubio, ni su segundo abordo, Chris Landau, ni el futuro embajador en México, Ron Johnson. Pero tampoco Sheinbaum a delegado quién será la ‘cara’ o gringo handler de la relación. Como secretario de Economía, Marcelo Ebrard ha respondido ante las amenazas de imponer aranceles a exportaciones mexicanas por supuestos abusos de empresas chinas en México. Pero en materia de seguridad, la respuesta no proviene de un secretario, sino de acciones concretas en contra de grupos criminales: la sorpresiva incautación de una tonelada y media de fentanilo es un ejemplo de cómo se estaría negociando con acciones y pocas palabras. Y en lo que se refiere al espinoso tema migratorio, la verdad es que no es claro quién tomará la batuta: ¿Gobernación, Seguridad Publica o Defensa? Y hay otros temas que tienen que ver con la seguridad nacional de ambos países, donde también será interesante establecer quién será la contraparte del nuevo secretario de Homeland Security.

Pero sorprende que el negociador natural con Estados Unidos, ante la variedad de los difíciles temas que enfrenta la relación bilateral, debería ser el canciller. ¿Alguien ha visto a Juan Ramón de la Fuente? Es inquietante el silencio desde la Secretaría de Relaciones Exteriores. Tal vez hay interacciones ‘no públicas’ entre los países. O simple y llanamente no se ha llevado a cabo la restructuración necesaria para enfrentar la segunda administración Trump. Por ejemplo, es curioso que primero se anunció quién sería el cónsul en Florida, Rutilio Escandón, el saliente gobernador de Chiapas, antes de anunciar quién sería el nuevo embajador o embajadora en Washington. Ojalá que este nombramiento no sea una señal de que la Dra. Sheinbaum decidió usar las embajadas y los consulados como basureros temporales para políticos que necesiten refugios o compensaciones políticas.

Y aunque uno podría argumentar que Donald Trump estaría usando el Departamento de Estado con este propósito, enviando empresarios y familiares a embajadas alrededor del mundo. En el caso de los nombramientos de funcionarios que tendrían la responsabilidad sobre Latinoamérica y en particular, México, el presidente electo estaría nominando individuos con experiencia, conocimiento profesional en esta parte del mundo.

Es histórico el hecho de que hablen español el secretario, el subsecretario y el futuro embajador. Conocen la problemática del crimen organizado, de la migración ilegal y de los problemas políticos y de seguridad en México.

¿Por eso pregunto al canciller si el inepto exgobernador de Chiapas como cónsul es un ejemplo de los nombramientos de funcionarios que tendrán la responsabilidad de representar a México? ¿En verdad no se entiende lo que representa hoy la amenaza Trump?

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