Cambridge, MASSACHUSSETS.- Me encuentro en este momento en una reunión de mi generación de abogados. Y como siempre, es un espacio de debate y de análisis recordando los viejos tiempos.
Pero en este momento la conversación gira alrededor de las elecciones en Estados Unidos y especulando quién va a ganar las últimas tres semanas parecería que las campañas descubrieron o recordaron que hay un creciente grupo de electores que los partidos no han atendido, no solo en este ciclo electoral, sino históricamente: el voto latino.
Y aunque tradicionalmente este voto beneficiaba a los candidatos demócratas, en las elecciones del 2024, en estas últimas semanas, reaparece una estrategia de ambos candidatos a la Presidencia que urgía perseguir electores hispanos ya que, ahora sí, podrían definir no solo quién sería el siguiente presidente o presidenta de los Estados Unidos, sino qué partido controlará el Congreso y el Senado.
En parte, este interés de último momento se debe a que en los estados bisagra (Nevada, Georgia, Carolina del Norte, Wisconsin, Nevada. Arizona, Michigan y Pensilvania) se han encontrado ‘bolsas’ de electores latinos indecisos o que han expresado desinterés en salir a votar.
Además, hay grupos de electores en California que definirán quién controla la Cámara baja. Muchos analistas, y yo me considero uno de ellos, indican que podría ser demasiado tarde en perseguir y facilitar el voto latino, y que podríamos enfrentar un mundo donde Donald Trump gana la presidencia y los trumpistas controlan ambas cámaras. Este escenario casi garantiza un cambio cualitativo y cuantitativo de lo que tradicionalmente ha sido la historia de la democracia estadounidense.
Y por favor, nunca, nunca olviden estimadas y estimados lectores: si un hombre y su partido controlan el Ejecutivo y ambas cámaras, hay demasiada tentación de abusar del poder. En el caso de Donald Trump, sabemos perfectamente que abusaría y usaría este control en contra de sus enemigos políticos y la oposición.
No solo afirmó esto durante la campaña, intentó mantenerse en el poder en el 2020, cómo olvidar el asalto al Capitolio en enero del 2021. Tan sigue un enfrentamiento con estos grupos extremistas, que un grupo de ellos probablemente fueron los autores de instalar una estatua en el Capitolio, recordando la insurgencia del 2021.
Hay una expectativa en el Partido Republicano que estos eventos podrían ser los catalizadores de una desbandada de electores latinos ante la creciente violencia que se está viviendo en Estados Unidos.
Esta semana, en una forma sorpresiva, apareció en los jardines del Capitolio, recordando a los ‘héroes’ de la insurrección. Además, el expresidente Donald Trump continúa defendiendo los eventos que sucedieron ese día, subrayando lo pacíficamente que supuestamente estaban los estados bisagras.
Y aunque siguen los candidatos demócratas con una ventaja y tienen un monopolio del voto hispano a nivel nacional, se ha debilitado, a través de los años, el apoyo que reciben los demócratas.
Y aunque el tema migratorio tradicionalmente era uno de los temas principales que movían el voto hispano, parece que el tema se enfoca más y más en las preocupaciones similares a las expresados por otros colegas, como la economía y el aborto.
Y en este contexto las campañas han buscado que los candidatos les den más entrevistas a medios hispanoparlantes. Esta semana, Telemundo patrocinó una discusión con la vicepresidenta Kamala Harris, donde el conductor, Julio Vaquero, preguntó por la reforma judicial en México y cuál era su opinión sobre la presidenta Claudia Sheinbaum. Y la respuesta de la vicepresidenta fue brillante, correcta: “No he estudiado esos cambios, por lo que no puedo hablar sobre ellos”, respondió Kamala Harris y le echó flores a la actual presidenta de México.
En las redes sociales pude observar un ataque en contra de la candidata demócrata señalando que era una ignorante por no saber sobre la crisis que se está viviendo en México alrededor de este tema: especialmente ante el enfrentamiento que hubo sobre este tema con el embajador, Ken Salazar. Parece que continúa una expectativa de que el Tío Sam vendrá a rescatar a México y enfrentar al gobierno de Morena.
Si llega a haber un enfrentamiento entre ambos países por el tema de la reforma judicial, no será ahora, tal vez en el año 2026, cuando se esté revisando el TMEC. Y no tendrá que ver con el tema de género o sororidad entre mujeres líderes. La prioridad de Harris y de Trump debería ser defender los intereses estratégicos de los Estados Unidos. En el caso de Trump no tenemos claridad de cuál será su prioridad a corto, mediano y largo plazos. Pero sí sabemos que habrá un enfrentamiento con la presidenta Sheinbaum. En el caso de Harris, mantener abierta la puerta y ofrecer un acercamiento con la Presidenta, nos da las pautas de lo que podría ser el futuro: enfrentamiento, pero con diálogo.