A pesar de las imágenes sonrientes de esta semana de Biden, Trudeau y López Obrador en Palacio Nacional, la relación entre los ‘tres amigos’ de América del Norte, en lugar de fortalecerse, se desmoronó después de la visita.
No fueron las diferencias entre los presidentes de México, Estados Unidos y el primer ministro de Canadá lo que arruinó la visita. Fueron las majaderías y la improvisación por parte del gobierno de México. Fue la soberbia de Andrés Manuel López Obrador. Soberbiar. El comportamiento del presidente de México es un recordatorio porque la soberbia es pecado capital: la forma en que se comportó el presidente y su equipo no refleja un gobierno que defiende los intereses de México. Lo que se balconeó esta semana es un presidente mexicano inepto o ignorante o soberbio. Vamos a asumir que los asesores de Andrés Manuel le advirtieron que abusar públicamente del presidente de Estados Unidos y del primer ministro de Canadá conlleva costos.
Tal vez el presidente de México asumió que las necesidades políticas domésticas de Joe Biden y de Justin Trudeau asegurarían que estos aguantarían 27 minutos viéndose los zapatos, permitiendo a López Obrador acaparar la conferencia de prensa en Palacio Nacional sin responder la pregunta del periodista.
Más que una falta de respeto al presidente de Estados Unidos, al primer ministro Justin Trudeau, a la prensa extranjera y nacional, Andrés Manuel se portó públicamente como un patán con sus invitados y socios comerciales, acaparando el tiempo y espacio de los medios de comunicación en Palacio Nacional.
El presidente López Obrador, en su soberbia no quiso considerar que ser un majadero con sus socios de América del Norte. Tal vez pensó que maltratar a los canadienses o a los estadounidenses le proporcionarían puntos o bonos políticos y que lo fortalecerían ante sus seguidores. Nunca pensó en el impacto que podría tener su comportamiento ante las necesidades del país. Tal vez López Obrador asumió que tiene como rehén al presidente Joe Biden ante las presiones políticas en Estados Unidos de controlar el flujo migratorio y la crisis humanitaria en la frontera.
Además de las críticas de no promover una política migratoria que reduciría los flujos irregulares, Joe Biden enfrenta la crisis más fuerte de su administración al enfrentar una investigación por tener indebidamente en su oficina privada documentos clasificados. La filtración de esta información sucedió durante la llegada de Biden a México. Y si, el presidente Biden está debilitado y López Obrador aprovechó de esta debilidad para fortalecerse ante sus seguidores.
La pregunta es: ¿valió la pena pisotear a Biden? ¿Valió la pena maltratar a Trudeau?
A corto plazo el presidente lo disfrutará o justificará su majadería como parte de su estrategia de defender la soberanía e México. La pregunta fundamental es cómo el comportamiento del Presidente afectará el futuro de México y su relación con el vecino.
Vale señalar que es difícil imaginarse que el presidente Joe Biden regrese a México antes de las elecciones presidenciales en 2024. El comportamiento de López Obrador casi asegura que no se le volverá a invitar a Washington y Biden no regresará para evitar las constantes críticas en contra de los presidentes y sus candidatos en 2024. Y los procesos electorales de este y el año que entra deberían de entenderse como una estrategia para debilitar al presidente y a su partido Morena.
Pero el presidente Biden aseguró que respaldaba la política antagónica en contra de Nicaragua, Cuba, Venezuela, buscando disminuir a los migrantes. Y es poca la ayuda inmediata que se les proporcionará.
Aunque Justin Trudeau ratificó su invitación a Canadá para llevar acabo la siguiente reunión de líderes del TMEC, la pregunta es quién participará. Es muy probable que Biden estará consumido por las investigaciones en contra de él y su familia y los procesos electorales de 2024. Y Justin Trudeau tendrá que evaluar si vale la pena reunirse de nuevo con López Obrador, corriendo el riesgo de otra majadería del mandatario mexicano. Además de que López Obrador no le gusta viajar.
La reunión entre los tres amigos probablemente no sucederá en el siguiente año y medio. Terrible ante tantos temas pendientes, como, por ejemplo: ¿Por qué Biden y su equipo no pusieron sobre la mesa el problema de los desaparecidos en México? ¿O la relación de México con el gobierno autoritario y déspota de Nicaragua? ¿O si sigue siendo la estrategia de ‘abrazos y no balazos’ la posición de México ante el incremento de control territorial de los grupos del crimen organizado en México? Después de que se vaya de la presidencia AMLO tendremos respuestas.
PD: En memoria de Adriana González Felix, consul en asuntos jurídicos en el consulado de Los Angeles. Ella dedicó su vida a la causa de los connacionales y a los migrantes mexicanos. QDEP.