Por fin llegó el anhelado encuentro entre Sheinbaum y Trump, aunque este será breve en el marco del sorteo de los equipos que participarán en el mundial de futbol a desarrollarse en México, Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, esta primera reunión de “pasillo” entre ambos mandatarios servirá, primero, para conocerse personalmente. Segundo, para establecer una agenda básica bilateral que contenga temas como el trasiego de drogas sintéticas, narcoterrorismo, migración, tratado comercial, contrabando de armas y otros tantos temas.
Estos incluyen el trato inhumano padecido contra los migrantes mexicanos legales e ilegales por parte del temido ICE, que más parece un escuadrón de la muerte que un cuerpo de seguridad para detener a indocumentados.
Hoy se sabrá cuál es el trato real que el presidente norteamericano da a su contraparte mexicana. Una cosa serán los comunicados de ambas partes sobre el contenido de la reunión, donde se privilegiará el respeto y la cordura; y otra distinta será lo que se diga en privado, principalmente ante el grave señalamiento emitido por Donald Trump de que los cárteles de la droga gobiernan en México.
La información privilegiada que deben tener los gringos producto de la información proporcionada por Los Chapitos y por El Mayo Zambada ha puesto a temblar a altos personajes de la 4T que no solo han perdido la visa para ingresar a Estados Unidos, sino que ya están en las listas negras de las agencias de inteligencia y de combate a las drogas.
Algunos especialistas en geopolítica señalan que Donald Trump no dejará pasar la oportunidad de mostrar su preocupación a la presidenta Sheinbaum sobre estos temas y su visión de cómo piensa combatir a los narcoterroristas, donde el modelo venezolano es muy explícito.
La seguridad interior es la prioridad máxima del también magnate inmobiliario y, por ello, tiene la visión perfilada para acabar con el tráfico de fentanilo proveniente de México.
El propio mandatario estadounidense ha reiterado que combatirán militarmente a los gobiernos que estén involucrados con los narcotraficantes en introducir drogas a Estados Unidos. Por ello, en tan solo unos días se llevará a cabo la intervención en Venezuela, si es que no abandona antes el país el sátrapa de Nicolás Maduro.
Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar, reza el dicho popular y aplica perfectamente al caso Venezuela-México.
De ninguna manera se comparte la visión de la intromisión militar norteamericana en nuestro país, pero ante la incapacidad del gobierno mexicano por someter a los criminales, se requieren acciones internacionales conjuntas para limpiar la casa.
Por otro lado, está el tema de la próxima renegociación del T-MEC. Ya se avizoran algunos ajustes de gran calado, donde el proteccionismo comercial a los productos y servicios provenientes de EU será la regla. Esto es aún más probable debido a la presión inclemente e incesante que Trump ejerce sobre Sheinbaum, gracias al poder de negociación que tiene con todos los ases en la manga.
Una reunión que en corto sacará chispas y que tratarán de apaciguarse con las versiones oficiales torcidas de ambas partes. Es decir, que mientras en la mañanera se dirá que todo fue miel sobre hojuelas y que hay un gran entendimiento y respeto porque hay un “mexicano al grito de guerra”, en contraparte, en la Casa Blanca se dirá que la presidenta mexicana es un encanto, pero que “tiene miedo para enfrentar a los narcoterroristas”.
En cualquiera de los casos, el encuentro personal entre ambos mandatarios será positivo. Ojalá se establezca el compromiso de una reunión bilateral inmediata en Washington, donde se le dé trato de jefa de Estado a la presidenta mexicana, a diferencia de lo que ocurrió en la visita que hizo AMLO durante su gestión.
Desde luego, paralelo a esa reunión cupular, seguirán los encuentros entre las delegaciones de ambos países, en donde Marcelo Ebrard, secretario de Economía, ha remado a contracorriente, ya que, por un lado, logra acuerdos significativos con sus contrapartes norteamericanas y, por otro, los tira Trump al día siguiente.
Cabe hacer notar que, además del saludo de Trump-Sheinbaum, se llevará a cabo otra reunión entre la mandataria mexicana y el primer ministro del gobierno canadiense, Mark Carney. Ello representa un paso adelante de ambos gobiernos en una eventual negociación comercial bilateral, en el caso de que Estados Unidos decida romper con el acuerdo trinacional.
DESDE SAN LÁZARO
Alejo
Sánchez Cano