Desde San Lázaro

El T-MEC nunca volverá a ser el mismo

Donald Trump ha expresado su deseo de conformar un nuevo tratado comercial bilateral y no trilateral, lo que significa que el bloque conformado por EU, México y Canadá estaría viviendo sus últimos meses de vigencia.

El cierre de consultas sobre la renegociación del T-MEC ya ocurrió en México, Estados Unidos y Canadá. Por lo que se aprecia, será muy complicado encontrar puntos de coincidencia entre las tres delegaciones comerciales.

Esto se debe a las enormes diferencias que prevalecen, sobre todo con la imposición de aranceles por parte de Donald Trump a productos que están protegidos por el tratado comercial.

También, alrededor de la nueva negociación, ocurren múltiples quejas de sectores económicos pujantes en Estados Unidos, como el energético o telecomunicaciones, por citar algunos, que se lamentan del ambiente adverso existente en México para la protección de las inversiones, en virtud de que existe un Estado de derecho endeble y un sistema fiscal muy punitivo y persecutorio.

A la preocupación que prevalece en la Unión Americana por la reforma al Poder Judicial en nuestro país, se sumaron más de 2 mil 200 firmas tecnológicas, incluyendo gigantes multinacionales como Nvidia, Panasonic, Microsoft y Samsung, entre otras, quienes denunciaron que la reforma judicial en México perjudica los derechos de las empresas de Estados Unidos bajo el T-MEC.

Además, acusan que el SAT los ha amenazado con auditorías para liberar mercancía en las aduanas.

En un escrito entregado a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos señalaron que la elección de jueces por voto popular puede derivar en nuevos problemas bajo el Capítulo 14 del T-MEC, dedicado a la inversión.

El presidente norteamericano ha expresado su deseo de conformar un nuevo tratado comercial bilateral y no trilateral, lo que significa que el bloque conformado por Estados Unidos, México y Canadá estaría viviendo sus últimos meses de vigencia para dar paso a acuerdos bilaterales, en donde se privilegiará el proteccionismo comercial, lo que atentaría contra el principio básico que dio pie al surgimiento del TLC.

Tarea nada fácil para la delegación mexicana encabezada por Marcelo Ebrard, secretario de Economía, quien no solo debe sortear las negociaciones con sus contrapartes norteamericana y canadiense, sino resistir el vendaval por las ocurrencias de Donald Trump, que un día grava productos mexicanos y otro los exenta (jitomate, carne, etcétera).

Lo cierto es que todo es incierto con el magnate inmobiliario. Además, la atención de los estadounidenses está en el combate a los narcoterroristas en territorio nacional, que avanza lentamente debido al manto de impunidad que se extiende desde Palenque y Palacio Nacional para proteger a funcionarios de la 4T y familiares de AMLO.

Por lo tanto, no se prevé nada halagüeño para la industria mexicana en el nuevo T-MEC.

Mientras que el secretario de Estado, Marco Rubio, asegura que no habrá intervención militar en México, el presidente Donald Trump lo contradice al señalar que está muy preocupado por lo que ocurre en México, luego de la marcha de la Generación Z del pasado 15 de noviembre.

La crispación social que existe en nuestro país, alentada desde Palacio Nacional desde hace siete años, poco ayuda para cambiar la percepción global que existe sobre nuestro país.

Esto se ha agravado por la violencia, los narcoterroristas, la ingobernabilidad y el establecimiento de un régimen autocrático que camina en sentido contrario a la democracia.

Cada vez que hay un manotazo en el escritorio del Salón Oval en la Casa Blanca, de inmediato se pliega la presidenta Sheinbaum a los designios de su contraparte norteamericana.

Esto ocurrió recientemente con la sanción al AIFA de prohibir vuelos de líneas americanas a esa terminal aérea, porque el gobierno mexicano limitó la competitividad en materia de aviación. Para remediar el problema, las líneas nacionales cedieron “voluntariamente” espacios a empresas de EU en el AICM.

Unos le llaman actitud sensata, otros, en cambio, miedo.

Los pronósticos que se avizoran en la negociación del nuevo T-MEC son pesimistas para la industria nacional porque Trump tiene todos los ases de la baraja.

Aunque al mandatario norteamericano ya le quedó claro que los consumidores de Estados Unidos no están nada contentos con la inflación provocada por la imposición de aranceles a productos agroalimentarios.

Mientras que, del lado mexicano, prefieren proteger a los funcionarios de la 4T que están coludidos con el narco que defender a ultranza los intereses del pueblo mexicano.

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