Desde San Lázaro

Sheinbaum con damnificados

La visita de Sheinbaum a los lugares en donde campea la muerte y la destrucción no fue un día de campo; sin embargo, es preferible ello que refugiarse en los mullidos sillones de Palacio Nacional y atender la contingencia desde el escritorio.

Algo que debería ser normal se ha convertido en noticia. ¡Albricias! La presidenta Claudia Sheinbaum acudió a las zonas de desastre para estar con los damnificados de las regiones afectadas por las condiciones meteorológicas.

Allí pudo constatar en carne propia el dolor y el desdén de las autoridades locales hacia esos mexicanos que en muchos casos perdieron todo, incluso a familiares y vecinos.

Después de seis años de olvido por parte del jefe del Ejecutivo federal (léase AMLO) hacia las regiones afectadas por fenómenos naturales, como el huracán Otis, que dejó a Acapulco y varios municipios guerrerenses convertidos en zonas de guerra debido a la destrucción.

Ahora, otro representante de la 4T (Claudia Sheinbaum) acudió casi de inmediato para atemperar los ánimos y coordinar la reconstrucción. Esta reconstrucción requiere miles de millones de pesos por el colapso de carreteras, caminos, puentes, infraestructura urbana e incluso clínicas. Además, claro está, del daño a las líneas de distribución y generación del fluido eléctrico.

La presencia de la presidenta sirve para restablecer la confianza entre la ciudadanía y las autoridades. Al mismo tiempo, coordina la ayuda e incluso atiende a diversos funcionarios, como a los gobernadores y presidentes municipales. Estos son expertos en simular y mentir incluso frente a la presidenta.

En Veracruz, Hidalgo, Puebla y la Huasteca potosina, se evidenció precisamente la irresponsabilidad de sus mandatarios, quienes no alertaron con oportunidad de la tromba que se avecinaba sobre sus territorios.

Así, Rocío Nahle, Julio Menchaca, Alejandro Armenta y Ricardo Gallardo se vieron totalmente rebasados por los trágicos acontecimientos, tanto en la prevención como en la atención inmediata de los damnificados.

Querétaro, también dañado por la tromba, fue visitado por la mandataria acompañada por el gobernador Mauricio Kuri.

Irritada, la presidenta desde Palacio Nacional advirtió que el Fonden no servía de nada y que fue un botín para muchos gobernadores y servidores públicos sin escrúpulos. Sin embargo, hasta ahora no hay ningún funcionario del pasado acusado de corrupción por estos hechos ni los que estaban a cargo del Fonden en tiempos del PRIAN.

Varios de ellos ahora son morenistas, como José María Tapia Franco. Él fue director de Fonden durante el gobierno de Peña Nieto y luego candidato de Morena a la alcaldía de Querétaro.

La realidad de las cosas es que AMLO desapareció el Fonden y 107 fideicomisos más para agenciarse esos recursos y fondear la corrupción (ahora con el huachicoleo fiscal), las obras faraónicas, el gasto social y sus ocurrencias.

Desde luego, la visita de Sheinbaum a los lugares en donde campea la muerte y la destrucción no fue un día de campo; sin embargo, es preferible ello que refugiarse en los mullidos sillones de Palacio Nacional y atender la contingencia desde el escritorio.

Ahora veremos la eficiencia de los funcionarios públicos, tanto federales como estatales y municipales, para solventar el dolor de la población, restablecer los servicios públicos y dar paso a la reconstrucción.

La experiencia dice que en esta etapa de la reconstrucción, muchos vivales que cobran como burócratas se apropian de los recursos económicos (aunque estos se entreguen “directamente”) y de la ayuda enviada por los ciudadanos. Por eso es preciso auditar si los apoyos llegaron a su destino.

La crisis todavía no acaba porque las torrenciales lluvias continuarán y nadie puede bajar la guardia, aunque para muchos servidores públicos las desgracias ajenas les valen queso.

Veremos quiénes cumplen con la orden presidencial y quiénes hacen como que trabajan, pero en realidad, solo administran las desgracias de la población.

Hemos dicho en otras ocasiones que el gobierno atraviesa por una grave precariedad financiera. Aunque no lo reconozcan, el déficit fiscal es de tal nivel que obliga a contratar más deuda pública para cumplir con los compromisos presupuestales del gobierno. Ahora debe atender la reconstrucción en por lo menos seis entidades del país.

Tal como se hacía en tiempos del PRI y del PAN, se utiliza la misma receta para atender a la población afectada. Se levanta un censo de damnificados y de viviendas dañadas para proceder a la entrega de apoyos, ya sea de electrodomésticos o con tarjetas de débito para disponer de efectivo.

La misma historia y el mismo resultado: más pobreza y desolación y funcionarios públicos ineptos y cínicos.

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