Entre las inundaciones y la ineptitud de los funcionarios de los tres niveles de gobierno, la población afectada en al menos seis entidades del país espera la ayuda gubernamental.
Sin embargo, esta solo llegará a través de los planes de emergencia que disponen la Sedena y la Marina, ya que otro tipo de apoyo no será posible porque López Obrador dilapidó los fondos de contingencia para desastres en sus obras faraónicas, ocurrencias, gasto social y, por supuesto, una gran parte de esos recursos se fue al pozo de la corrupción.
Durante dos décadas, se financió el Fonden para que, en caso de emergencia como ocurre ahora, se utilizara en reconstruir las áreas dañadas por desastres naturales. Sin embargo, en el sexenio pasado, López Obrador lo eliminó junto con otros fondos de contingencia y fideicomisos creados para ser utilizados cuando fuera necesario y no desviar recursos presupuestales de otras partidas en emergencias y contingencias.
En 2020, AMLO desapareció 109 fideicomisos, entre ellos el Fonden, y en 2021 la Secretaría de Hacienda oficializó su desaparición.
Cientos de miles de mexicanos están literalmente con el agua hasta el cuello; incomunicados, sin alimentos ni medicinas y sin hogar. En tanto, la autoridad estatal y municipal clama a Palacio Nacional por la ayuda mínima e indispensable.
Sin embargo, el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta una crisis financiera que le impide, precisamente en estos momentos, disponer de recursos presupuestarios para apoyar a esa población.
Con una quiebra técnica en las arcas públicas y en medio del mayor escándalo de corrupción por el huachicoleo fiscal que ha representado una pérdida de 600 mil millones de pesos, el gobierno de la 4T está imposibilitado para inyectar dinero en la reconstrucción de viviendas, carreteras, caminos, escuelas, hospitales. Además, no puede apoyar con dinero a la población afectada.
A nivel estatal, diremos que los gobernadores como Rocío Nahle, de Veracruz; Julio Menchaca, de Hidalgo; Alejandro Armenta, de Puebla, y Ricardo Gallardo, de SLP, reaccionaron tardíamente en desplazar a la población afectada y, segundo, en establecer los puentes de ayuda humanitaria para asistirlos.
El gobierno de inmediato ha pedido ayuda ciudadana para los damnificados porque por sí solo no puede apoyarlos; sin embargo, como ha ocurrido en el pasado con todos los gobiernos y en especial con el de Morena, muchos de esos apoyos en especie y en dinero se los roban o, en el mejor de los casos, los etiquetan como una donación del gobierno, aunque si llegan a su destino, ya es ganancia.
Los 600 mil millones de pesos que saquearon al país por el huachicoleo fiscal, en el que participaron desde secretarios de Estado (Rafael Ojeda, de Marina, y Adán Augusto López, de Gobernación) hasta mandos superiores de la Armada y de otras instancias de gobierno, empresarios y familiares de AMLO, serían de inmensa utilidad para proceder a la reconstrucción y apoyar a la población. Al mismo tiempo, se podría terminar con el desabasto de medicamentos y poner a las escuelas del país en condiciones de operatividad adecuadas.
El gobierno de la 4T atenderá la emergencia meteorológica con mentiras y medias verdades, sin importar la presencia de Sheinbaum y los gobernadores.
Recordamos cuando ocurrió la tragedia en Acapulco por Otis. AMLO intentó acudir a la zona devastada, pero en un montaje simuló un atascón entre el lodo y las piedras, camino a Chilpancingo. Por helicóptero pudo haber llegado de inmediato, como lo hizo días después a la zona naval y no con los damnificados.
Hasta el momento de escribir esta columna, la presidenta recorría las poblaciones afectadas, aunque lo relevante es que la ayuda llega a cuentagotas, mientras la población de seis entidades mantiene condiciones de precariedad.
Y cada año es lo mismo: la ineptitud gubernamental se escuda en lo atípico de las lluvias, cuando los estudios científicos alertaron de ellas desde hace, por lo menos, veinte años por el cambio climático.
Tanto Clara Brugada como los gobernadores de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Tamaulipas, Hidalgo, Michoacán y Estado de México quedaron rebasados ante las contingencias meteorológicas, no obstante que en esta temporada de lluvias y huracanes se conocían las entidades que podrían resultar afectadas y las poblaciones más vulnerables.