Las expectativas sobre las declaraciones de El Mayo Zambada han quedado en la generalización sobre su colusión con funcionarios, militares y policías, en los últimos 45 años, lo que significa que existe una articulación de acciones entre la fiscalía de Estados Unidos, la Corte de Distrito de Brooklyn y el capo ( a través de su abogado, Frank Pérez) de no citar los pormenores del acuerdo que tuvo con los fiscales, ya que estos, en mi opinión, los manejará el presidente Donald Trump a su conveniencia para obligar a México a cumplir con su parte de someter a los grandes capos de la droga y sus cómplices incrustados en altas esferas del gobierno mexicano, además de lograr otros objetivos políticos y comerciales.
El jefe del Cártel de Sinaloa no precisó nombres o cargos de los personajes que sobornó durante 45 años. Sus abogados advirtieron que tampoco lo haría posteriormente. Además, negaron haber llegado a un acuerdo con Washington para revelar las identidades de los funcionarios que tuvo en su nómina.
No existe ninguna duda de que, contrario a lo que declaró el abogado de uno de los capos más sanguinarios del planeta, el criminal dio una lista de nombres a la fiscalía de Estados Unidos de funcionarios mexicanos que recibieron sobornos para poder continuar su actividad delictiva sin que nadie osara detenerlo.
El haberse salvado de la pena de muerte y de evitar un juicio con declarantes y testigos significó una tabla de salvación para el criminal, y ello lo alcanzó no por su buena voluntad de cooperar, sino evidentemente por señalar a esos funcionarios mexicanos, militares y policías que se coludieron con él.
El júbilo que predominó en el gobierno de Donald Trump al calificar la declaración de culpabilidad de Ismael Zambada como una victoria histórica, además de reiterar que “es la demostración de que nadie está lejos de nuestro alcance”, contrastó notablemente con el ambiente que se vivió en Palacio Nacional, en donde solo se repitió la declaración de que, si tienen pruebas de a quién le daba dinero, pues que las presenten ante la Fiscalía General de la República.
La fiscal general de la Unión Americana, Pam Bondi, advirtió que “El Mayo morirá en una prisión federal estadounidense, donde pertenece. Este terrorista extranjero cometió crímenes atroces contra el pueblo estadounidense; ahora pagará como si estuviera en el corredor de la muerte”.
Si no se hubieran llevado a Zambada al otro lado de la frontera para que los gringos lo capturaran, en estos momentos, el capo seguiría en sus criminales actividades con la protección del gobierno federal, estatal y municipal, todos bajo el control de Morena.
El fondo de todo este asunto y sus repercusiones en la relación entre ambos países son de alto impacto, porque habría que recordar que una de las banderas políticas de Donald es hacer todo lo necesario para frenar el tráfico de drogas sintéticas como el fentanilo y de aniquilar a los capos de la droga que atentan contra la seguridad interior, y por ello declaró a los capos como terroristas, lo que avala el combate hacia ellos en cualquier parte del orbe.
La manifestación de fuerza de la Marina de Estados Unidos en las costas venezolanas responde a esta lógica al perseguir a Nicolás Maduro por estar inmiscuido con el Cártel de los Soles y no dude, estimado lector, que no se descansará hasta cumplir con anular a este objetivo.
La migración ilegal es otra de las promesas de campaña que avanza con operativos salvajes que atentan contra los derechos humanos y con el apoyo de las fuerzas militares de México para frenar a las caravanas de inmigrantes que buscan alcanzar el sueño americano.
El mandatario norteamericano mantendrá la presión comercial y arancelaria contra México, prácticamente por lo que resta de su segunda administración y más si se empecinan en defender a funcionarios y familiares de López Obrador, ante lo que es más que evidente.
Hay que decirlo con todas sus letras: la sartén por el mango la tiene Trump en su negociación con México en diversos temas. Esto incluye la renegociación del T-MEC y otros asuntos que buscará el magnate inmobiliario dominar. Esto es para mostrar músculo ante los electores de la Unión Americana, a quienes se les ha vendido la idea de que el gobierno mexicano está sometido a sus designios.
El discurso político de ambos presidentes varía según el público al que se dirigen. Por ejemplo, en la mañanera, se defienden fervientemente el nacionalismo y la soberanía sobre acuerdos con la DEA o para impedir el acceso de agencias de inteligencia o fuerzas militares a territorio nacional. Mientras tanto, en los acuerdos privados, los negociadores mexicanos están completamente sometidos a sus contrapartes norteamericanas.
La mención de algunas estrofas del himno nacional son patadas de ahogado en un escenario que ni las manifestaciones públicas contra el imperialismo yanqui podrán impedir lo que es inevitable: la persecución y captura de esos narcopolíticos de la 4T.