Más allá de la “mala entraña” que dice el oficialismo existe contra Andy por sus excesos en Japón y por faltar a dos citas importantes de Morena (celebración del Consejo Nacional y el arranque de los comités seccionales), además de cargar con el muertito de las derrotas sufridas por este partido en las pasadas elecciones celebradas en Durango y Veracruz, diremos que ante los comicios del 2027, en donde estarán en juego 17 gubernaturas, la renovación de la Cámara de Diputados, entre otros cargos populares, el partido en el poder enfrenta una de sus mayores crisis y no es por culpa de sus opositores, sino de ellos mismos que mareados por el poder y el dinero, no se comportan en la justa medianía y menos son auténticos en asuntos como la honradez, austeridad y la verdad.
No se le pueden pedir peras al olmo. El dicho aplica perfectamente cuando se contrasta el discurso de la 4T con el comportamiento de la familia de López Obrador, secretarios de Estado, gobernadores y legisladores.
Por más que intenten, no pueden ocultar sus excesos de lujo ni tapar el sol con un dedo en temas relacionados con la opacidad, la corrupción y la mentira, etiquetas que el tabasqueño se autocolgó desde la mañanera.
La falacia es la constante en las mañaneras, tal como ocurrió en el anterior sexenio, en donde López Obrador, en promedio, pronunciaba más de un centenar de mentiras en cada conferencia de prensa, utilizando el engaño de manera sistemática para aumentar su popularidad como método de gobierno.
Si esto hacen sus miembros más connotados, es decir, el uso de la falacia como estrategia de gobierno, ¿por qué demonios no lo imitarían otros prominentes miembros de la 4T y de Morena? Un ejemplo es el caso de Luisa María Alcalde, lideresa nacional del partido oficial. Al tratar de defender a sus correligionarios y en particular a Andy, volvió a mentir. Ante su ausencia en el evento político del pasado domingo de esta franquicia política, justificó que “él está ayudando y está contribuyendo desde su cartera, que es la Secretaría de Organización, al darle seguimiento a los coordinadores operativos territoriales”.
De igual manera, trató de defender a la no primera dama en el sexenio anterior con argumentos que más parecían provenir de algún enemigo de la investigadora que de alguien que defiende su causa.
Lo cierto es que, ante la revelación de la próxima residencia en Madrid de Beatriz Gutiérrez Müller y su hijo, que fue negada por ella y la propia presidenta Claudia Sheinbaum, la realidad es que en los próximos días se develará el misterio con las fotografías correspondientes que darán cuenta de que, efectivamente, establecerá su hogar en la madre patria.
Será otra mentira del oficialismo.
Tienen razón, no son iguales, son peores que los anteriores y tan solo será cuestión de tiempo para terminar con la fiesta de las mascaradas y así quedar descubiertos los rostros de los farsantes.
Es un hecho que Morena camina mejor sin el lastre que significa cargar con Andy, no obstante sus jornadas “extenuantes de trabajo”, en lugar de darle el lugar que les corresponde a todos esos cuadros políticos que se parten el alma en su trabajo —en tierra— para afiliar a más ciudadanos a su causa.
La olla morenista está en ebullición por la elección intermedia del 2027. Solo un ciego no quiere ver la guerra intestina que se da en sus filas. No solo entre la tropa, sino en las cabezas del movimiento que tratan de llevar agua a su molino, incluso, por encima de las indicaciones de la presidenta de la República.
Allí están los casos de Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Félix Salgado Macedonio, entre otros tantos cuatroteros, quienes sin cuidado alguno despliegan sus artes para ganar espacios de poder e ir en contra de las indicaciones expresas de su jefa. Si no me cree, entonces hay que esperar un poco para observar cómo Macedonio buscará el cobijo del PT para agandallarse la gubernatura de Guerrero y así ser el sucesor en ese cargo de su hija Evelyn.
Hay que decirlo con todas sus letras: el caos que predomina en Morena se debe a una razón fundamental; el partido responde a dos amos y, como dice el dicho, quien sirve a dos amos con uno queda mal. Así les pasa a Andy y a otros despistados, quienes solo responden a las indicaciones de Andrés Manuel López Obrador y soslayan a la doctora.