Desde San Lázaro

Rompimiento a la vista

‘El legado de la primera mujer presidenta de México pasa necesariamente por la fractura de la relación con su mentor, ya que de no hacerlo, su gestión será peor que la de AMLO y eso ya son palabras mayores’, analiza Alejo Sánchez Cano.

Conforme pasan los días, la presidenta Sheinbaum encuentra cada vez más “cadáveres” debajo de las alfombras dejados por su antecesor. Al mismo tiempo, resiste el vendaval que sopla desde la Casa Blanca en Washington. Esto la obligará, tarde o temprano, a romper con su mentor, ya que tiene que encubrir a todos esos malos funcionarios que traicionaron la causa al establecer complicidades con el crimen organizado.

Como se aprecia, a la presidenta se le está acabando el tiempo para mantener intocable su relación con AMLO. Necesariamente tiene que proceder contra aquellos funcionarios que tuvieron o tienen una franca connivencia con los capos de la droga y que se mantienen en sus cargos por la protección del tabasqueño.

En esta ecuación están varios gobernadores y legisladores que, entre que cuidan de no viajar a Estados Unidos y de la caja de Pandora que se abrió con las declaraciones de los testigos protegidos (léase la Chapiza y El Mayo Zambada), viven en un estado de incertidumbre y zozobra que, como un cáncer maligno, ya hizo metástasis en el gobierno de la 4T.

El legado de la primera mujer presidenta de México pasa necesariamente por la fractura de la relación con su mentor, ya que de no hacerlo, su gestión será peor que la de AMLO y eso ya son palabras mayores.

En la víspera del arranque del segundo periodo de sesiones del Congreso, se avizoran cambios en las posiciones de liderazgo de los grupos parlamentarios de Morena, lo que significa que tanto Adán Augusto López como Ricardo Monreal deberán resistir el fuego amigo de sus propios correligionarios para mantenerse en sus cargos, sobre todo el primero, quien ante las graves acusaciones que pesan en su contra, tanto por haber tenido un comportamiento laxo (por decirlo de manera elegante) con Hernán Bermúdez, su secretario de Seguridad Pública cuando fue gobernador de Tabasco, así como con los señalamientos desde Washington en torno a actividades ilícitas, debe de buscar una salida digna antes de que se lo aplaste la bota del imperialismo yanqui.

Lo que es un hecho es que desde Palacio Nacional ya no se le tiene la confianza para comandar la bancada de Morena en el Senado y ello, de suyo, ha provocado una insurrección entre los morenistas que desean un cambio de fusible para evitar que continúe el resquebrajamiento de su imagen ante la opinión pública.

Tanto Adán Augusto como el mismo Gerardo Fernández Noroña (que deja la presidencia del Senado a finales de agosto) han deteriorado la imagen del oficialismo en la Cámara alta. Al mismo tiempo, muestran vulnerable el proyecto político de la 4T, en virtud de que ha crecido el rechazo de la ciudadanía ante esta franquicia política. No obstante, las cifras alegres que muestran algunas casas encuestadoras son significativas.

La presidenta de la República está buscando alternativas de dirección, sobre todo en el Senado, porque mantener a Adán Augusto como pastor del rebaño ya representa cargar con un fuerte pasivo para el grupo en el poder.

El contexto político que se vive en el oficialismo a unos días de cumplir un año la actual administración es muy complicado por los problemas que se viven a su interior. Si a ello le agregamos que cada día que pasa sube la presión del presidente Trump a su contraparte mexicana, se avizoran tiempos aciagos.

La mayoría de los principales colaboradores de la doctora Sheinbaum fueron impuestos por Andrés Manuel López Obrador. Muchos de ellos no solo no están a la altura de las circunstancias, sino que se han convertido en un auténtico dolor de muelas para la jefa del Ejecutivo Federal. A tal grado, que varios de ellos están en la lista de personas non gratas para el gobierno estadounidense, como es el caso, precisamente, de Adán Augusto López Hernández.

Seguramente, le inventarán un nuevo encargo al anunciar su dimisión como coordinador parlamentario, aunque en una de esas, tan solo quedará con la casaca de senador y en espera, si se complican más las cosas con la Casa Blanca, de aventurar un juicio de procedencia para desaforarlo.

Ricardo Monreal no las tiene tampoco todas consigo, luego de las revelaciones sobre sus viajes al viejo mundo, en donde se dio vida de rey en compañía de su familia.

El llamado que hiciera la presidenta Sheinbaum de exigir a los funcionarios de alto nivel del oficialismo que vivan en la justa medianía, se lo han pasado por el arco del triunfo varios de sus correligionarios, hasta Andy, el hijo pródigo del nepotismo.

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