Desde San Lázaro

Está sola

La conferencia matutina pone contra la pared a Claudia Sheinbaum en diversos temas que desconoce y que, al abordarlos, evidencian la ausencia de una estrategia real de comunicación.

La implosión de Morena se debe en buena parte a la falta de liderazgos políticos que aplacen las revueltas internas. La más visible es la manzana podrida que representa Adán Augusto López Hernández. A pesar de la operación cicatriz que se intentó en el Consejo Nacional extraordinario del partido, el conflicto ha escalado al nivel de la presidenta Claudia Sheinbaum. Ella observa cómo sus llamados a la unidad no han tenido eco entre sus revoltosos correligionarios.

Las ausencias de Andy y de Ricardo Monreal, pastor de los diputados de Morena, en su evento partidista, dejan entrever el nivel de división que prevalece en ese partido. Por supuesto, compromete su estela ganadora de las últimas elecciones. Lo más grave, les da un camión de oxígeno a los opositores que están reviviendo con las pugnas internas del morenismo.

Se aprecia en los temas políticos más álgidos que la presidenta de la República está sola por los diversos roles que ella misma ha asumido.

Por ejemplo, ser vocera del gobierno; salir al paso de asuntos que le corresponden resolver a diversos integrantes de su gabinete o ser la contestataria directa de las acusaciones que se desprenden del gobierno norteamericano. Vamos, hasta se ha puesto al tú por tú con un abogado de narcotraficantes. En una evaluación preliminar a nueve meses de su gestión, las cosas no podrían estar peor y no todo es culpa de ella, sino de la herencia maldita que le legó su mentor.

Cada alfombra que levanta o puerta que abre la presidenta, se encuentran problemas que se gestaron en la pasada administración, sí, la de Andrés Manuel López Obrador. Como se aprecian las cosas, pasarán varios meses, incluso años, para empezar a ver la luz en el camino en rubros como la seguridad pública y el empoderamiento de grupos criminales que mantienen el control en buena parte del país.

Tiene razón el presidente Donald Trump, están petrificados ante los criminales y ello, por supuesto, le preocupa sobremanera porque está en riesgo la seguridad interior de Estados Unidos con el tráfico de fentanilo proveniente de nuestro país.

Decíamos en otra colaboración que, contra lo que piensan varios ingenuos, de que Trump le bajará la presión a su contraparte mexicana, lo cierto es que las trumpadas seguirán aumentando con sanciones y aranceles. Si ahora estamos hablando de sectores productivos de la economía nacional, como el ganadero, tomatero, aviación, industria automotriz y otras tantas, eso no será nada ante las primeras incursiones de extracción en territorio nacional de capos de la droga y de funcionarios de los gobiernos federal y estatales.

Cada semana se vierten amenazas desde la Casa Blanca contra el gobierno de la doctora y ésta tan solo esboza una endeble defensa desde la mañanera, escudándose en el respeto y la prudencia. La conferencia matutina la pone contra la pared en muchos temas que no tiene conocimiento y que, al tratarlos, solo deja ver la carencia de información y la falta de una estrategia real de comunicación que ella o sus colaboradores más cercanos hayan diseñado.

La estrategia de comunicación social de Claudia Sheinbaum se la impuso AMLO: replicar las mañaneras para desvirtuar la realidad con mentiras. Además, creó cotidianamente cortinas de humo para distraer a la opinión pública de los problemas más acuciantes por los que transitan los mexicanos, en particular los que viven en la pobreza extrema y marginación.

La mañanera le sirvió a López Obrador para mantener el poder. Por eso le ordenó a su sucesora hacer lo mismo, incluso con su operador de “lujo”, Jesús Ramírez. Él, además de ser el puente en materia de comunicación entre el tabasqueño y la presidenta, selecciona entre los asistentes a la mañanera para hacer las preguntas que él diseña y redacta.

El resultado es un fracaso total, ya que la narrativa oficial no solo se desmorona ante la cruda realidad, sino que permite ver con toda claridad el talante autoritario y la poca preparación de la mandataria en diversos rubros que requieren apuntes y comentarios especializados.

Al fiel estilo tabasqueño, los secretarios de Estado y directores generales de la CFE y Pemex, por citar tan solo algunos, no pueden salir a los medios de comunicación sin autorización previa para posicionar sus tareas o defenderse de ataques fundados e infundados. Con ello, todo se lo dejan a la presidenta. Sola y con pocos incondicionales a su lado.

La mayoría de sus subalternos se los impusieron y los liderazgos del oficialismo en el Congreso responden más a la línea que viene desde Palenque o a sus ansias personales de poder y de quitar del camino a quien les estorbe.

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