Desde San Lázaro

Reforma electoral para afianzar el obradorato

Si por décadas la oposición recibió las migajas del poder que les regalaba el PRI, ahora con el nuevo grupo en el poder se cierran todas las puertas para evitar la alternancia política.

Si alguien piensa que, después de que se aprobó el paquete legislativo en un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso, las cosas se calmarán en la Cámara de Diputados y el Senado respecto al trabajo, está totalmente equivocado. La presidenta tiene prisa por dejar todo listo para que en las elecciones intermedias de 2027 se reduzcan las posibilidades de que la oposición aumente su presencia en la Cámara baja o recupere algunas gubernaturas perdidas.

Al oficialismo no le bastó haber creado la ley espía o la ley censura, tan solo por citar dos ordenamientos fascistoides. Sino que va por la madre de todas las reformas, la electoral. Esto en el ámbito político y, por supuesto, viene la reforma fiscal para asegurar más ingresos a las atribuladas arcas del gobierno.

La no reelección y la ley contra el nepotismo fue trasquilada, ya que la presidenta quería que entrara en vigor en 2027. Sin embargo, algunos de sus propios correligionarios, además del PVEM y PT, se opusieron a ello, para batearla hasta 2030. Son tan solo algunas joyas de la corona imperial con la que se pretende coronar la doctora rumbo al 2030.

Si por décadas la oposición recibió las migajas del poder que les regalaba el PRI, ahora con el nuevo grupo en el poder, será todo lo contrario, ya que se cierran todas las puertas para evitar la alternancia política.

Tanto Claudia Sheinbaum como López Obrador son algunos de los beneficiarios de la apertura electoral. Esta permitió a ellos y a otros como Vicente Fox, todos opositores al régimen, tener espacios en el Congreso. Al mismo tiempo, avanzaron en las entidades federativas y municipios con todo un andamiaje legislativo que les permitió desplazar al Revolucionario Institucional del poder en el año 2020 con el triunfo del hombre de las botas.

Años más tarde, con AMLO en el poder, se pensó que el piso electoral sería más equitativo y parejo; empero, se empezó a conformar el clon del PRI para establecer la hegemonía de Morena que, ahora, brilla con luz propia de una dictadura. A la jefa del Ejecutivo federal le tiene sin cuidado que la acusen de destructora del régimen democrático, si con ello logra arraigar el proyecto político de su mentor por varias décadas en nuestro país.

Ahora, con la reforma electoral que ya se cocina en la Secretaría de Gobernación, de Rosa Icela Rodríguez, se configura la estocada final para evitar que el PAN, PRI y MC tengan la mínima oportunidad de hacer crecer sus bancadas en la Cámara de Diputados en la próxima elección intermedia.

La oposición rema a contracorriente. Por un lado, no se logran recomponer luego de la estrepitosa derrota en los comicios del año pasado. Ahora, con la reforma electoral que se cocina en el Palacio de Covián, será una misión digna del temerario actor Tom Cruise.

La oposición piensa que con algunas valiosas intervenciones en tribuna de sus legisladores o participaciones en los espacios de debate que abren los medios de comunicación, les va a alcanzar para granjearse la simpatía de la ciudadanía. Pues están errados, ya que se necesita más que eso para mover las conciencias que desplacen a Morena y aliados.

Se dice que con la irrupción de nuevas franquicias políticas podría cambiar el espectro político nacional. Sin embargo, eso no será posible en el corto plazo en razón de dos factores. El primero, tan solo serán palomeados por el INE un puñado de nuevos partidos políticos, entre ellos los colectivos que se desprenden de la marea rosa. El segundo, surgirá un nuevo partido que apoye el proyecto político de Claudia Sheinbaum.

Tanto Ricardo Monreal como Adán Augusto López, pastores de la borregada morenista en San Lázaro y en la colegisladora, están preparados para tener domados a sus pares. Llegado el momento, alzan su manita para aprobar lo que les mande la presidenta en torno a la reforma electoral. Esta reforma contempla, entre otros temas, la reducción de financiamiento a los partidos políticos, eliminación de los pluris y tomar el control formal del INE con la elección de los consejeros electorales por voto popular.

Desde luego, se vislumbra una rebelión en la granja del oficialismo. Las rémoras, PVEM y PT, harán cualquier cosa para evitar el recorte de sus prerrogativas y, sobre todo, que les quiten espacios en el Congreso. Es decir, las curules y escaños que tienen ahora gracias a las mayorías artificiales que aprobaron en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de Mónica Soto y, por supuesto, desde el INE.

Si Guadalupe Taddei pensaba que sería premiada por los méritos alcanzados en la pasada elección judicial, pues se equivocó totalmente, ya que la revuelta de sus pares, cinco de ellos para ser exactos, causó demasiado ruido en Palacio Nacional.

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