La reaparición pública de Andrés Manuel López Obrador para votar en la elección judicial no fue fortuita ni casual. Al contrario, buscó enviar mensajes cifrados al ámbito político sobre su preeminencia y su enorme influencia en la “mejor presidenta del mundo”, quien, por cierto, cumplió su capricho al destrozar el Poder Judicial para establecer uno nuevo, totalmente plegado a sus designios.
Salió de su madriguera, que no está en Palenque, y fue protegido por un fuerte operativo militar. Se supone que debe ajustarse a las reglas generales para resguardar a los expresidentes, quienes, si están vivos, no reciben protección del Ejército ni de ninguna corporación policiaca del Estado.
A ellos se les quitó sus custodios, mientras que para el tabasqueño se le mantiene bajo resguardo de la milicia.
La venganza y la “tenebra” son lo suyo. No iba a desaprovechar la espléndida oportunidad de acudir a votar en una elección que terminó con la división de poderes y el régimen democrático, dando paso a una autocracia cuyo autor intelectual es él y nadie más.
Ufano y jactancioso, presumió la destrucción del Poder Judicial, al tiempo de darle un espaldarazo a su discípula, quien se ha aplicado por cumplir sus indicaciones.
El obradorato está más vigente que nunca y se apresta a mantener el control por lo menos hasta el 2036.
Impuso al que será el nuevo ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el “prócer oaxaqueño”, Hugo Aguilar Ortiz, y a los otros ocho ministros que integrarán a ese tribunal.
Si algún iluso todavía cree que López Obrador está retirado de la política y ya no mantiene el control de la 4T, vive en un error. No solo opera tras bastidores, sino que también establece la estrategia electoral para las elecciones intermedias del 2027. Su objetivo es mantener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y ganar las 16 elecciones para gobernador que estarán en disputa.
Está claro que su vástago, Andy, está muy verde para tomar el control de Morena. La derrota electoral del oficialismo en Durango y Veracruz lo demuestra. Por eso decidió reaparecer públicamente para enviar el mensaje a sus simpatizantes de que está más vivo que nunca.
En momentos en que el fracaso electoral de Morena es evidente, al ser desairado por 90 millones de electores, López Obrador mantendrá su activismo para evitar perder el control de la Cámara baja y las gubernaturas en juego en la elección intermedia. Para ello, ajustará la maquinaria electoral de Morena y asegurará el apoyo de sus aliados políticos, PVEM y PT, quienes están tentados a desligarse para presentar candidatos propios en los comicios del 2027.
La elección de Estado que se operó el 1 de junio fue un desastre para la 4T y ello lo sabe la presidenta Sheinbaum, no obstante su mensaje triunfalista, por eso se observarán ajustes a la aplanadora oficialista que garantice resultados electorales en el futuro, como nombrar operadores políticos en las entidades que no cumplieron con las cuotas de votantes, como fue el caso de Michoacán, Colima, Sonora, Sinaloa, BCS, BC, Morelos, Chiapas, Edomex y Ciudad de México, entre otras, en donde Alfredo Ramírez Bedolla, Indira Vizcaíno, María del Pilar Ávila, Alfonso Durazo, Rubén Rocha, Margarita González, Delfina Gómez y Clara Brugada, además claro está de Rocío Nahle, tendrán que acatar órdenes de los expertos electorales que serán nombrados en los próximos días.
En todo este escenario, llama la atención el repunte del PAN y Movimiento Ciudadano, que parecían que andaban con la brújula descompuesta; sin embargo, en cuanto a los azules, parece que tomaron aire en Durango y Veracruz para enfilarse al 2027.
Como se ha apuntado en este espacio, Movimiento Ciudadano se enfila para desplazar a Acción Nacional de las preferencias electorales, al colocarse como el partido de oposición más relevante.
En cuanto al PRI, qué decir cuando fue la fuerza política que ocupó el último lugar en los comicios del 1 de junio en Veracruz.
Otra reflexión de la jornada electoral dominical es sobre el costo de la democracia. El voto ha sido el más caro de las últimas elecciones, superando los 500 pesos por persona, mientras que en la elección del 2024 fue la mitad. En cualquiera de los casos, esto coloca a México con la autocracia más cara del mundo.