Desde San Lázaro

Abucheos y desaprobación a Manolo Jiménez

En los últimos meses, se le ha estado descomponiendo a Jiménez Salinas el control de Coahuila ante el embate de los malosos, quienes pretenden dominar los corredores más productivos y ricos de ese estado.

Fiel a la costumbre del canibalismo de Morena y aliados en torno a los eventos en los que participa la presidenta Sheinbaum con gobernadores de oposición, no fue la excepción en Coahuila, en donde el abucheo a Manolo Jiménez Salinas fue de pronóstico reservado, a tal grado que tuvo que intervenir la presidenta para calmar a sus huestes. El asunto quedaría en el anecdotario, si no fuera porque el gobernador está más alineado al oficialismo que algunos connotados morenistas que le hacen el fuchi a la doctora.

El rechazo de los asistentes en la inauguración del Hospital Regional de Alta Especialidad del ISSSTE en Torreón se debe, en parte, a una estrategia política de Morena para demeritar la labor de los gobernadores de la oposición, aunque también es cierto que el malestar de los coahuilenses ante la gestión de Manolo va creciendo conforme avanza la delincuencia.

En los últimos meses se le ha estado descomponiendo a Jiménez Salinas el control de Coahuila ante el embate de los malosos, quienes pretenden dominar los corredores más productivos y ricos de ese estado.

En el primer cuatrimestre de este año, la aprobación del mandatario fue a la baja, a niveles por encima del 50% de aprobación, cuando el año pasado andaba arañando el 70%. El tema no es menor si consideramos que, en los últimos años, la aceptación que ha tenido el gobernador de esa entidad es de los mejores calificados a nivel nacional.

La opacidad en el ejercicio del gasto público, ingobernabilidad, las violaciones a los derechos humanos, la caída en la calidad de los servicios públicos que ofrece el gobierno estatal y municipal y, desde luego, el crecimiento de los niveles de inseguridad, son tan solo algunas razones que provocan la desaprobación de los coahuilenses hacia su gobernador.

Las fichas del poder hegemónico en la entidad ya se acomodaron en torno a Manolo Jiménez, que ha impuesto un dique hegemónico para controlar las inconformidades de la población y, por supuesto, de sus detractores políticos.

El único mandatario del PRI que queda en el espectro político nacional (el de Durango surgió de la dupla PAN-PRI) y, por consecuencia, posible líder nacional de ese partido, si es que queda algo cuando lo deje Alejandro Moreno, Alito, deshoja la margarita entre mantenerse en lo que queda de los tricolores o de plano ponerse la camiseta guinda de Morena y con ella continuar con su carrera política, luego de que deje su actual responsabilidad.

Por ello, no sorprende a nadie que el mandatario estatal de Coahuila ande buscando congraciarse con la titular del Poder Ejecutivo federal y supuesta líder moral de Morena para mantener sus esperanzas de sostenerse en el tintero político nacional.

Para alcanzar ese objetivo, se autoimpuso la tarea de tener niveles de votación por encima de la media nacional en la elección de juzgadores del próximo 1 de junio, y para ello ordenó que todo el aparato gubernamental opere en razón de ese objetivo en la jornada electoral.

Hay que recordar que, paralelamente a la debacle del Revolucionario Institucional en las elecciones del año pasado, en Coahuila el PRI arrasó, encumbrando con ello a Manolo Jiménez como sucesor de otro priista de cepa, como es el caso del senador Miguel Ángel Riquelme; empero este triunfo se diluye con su pésima gestión, aunque el canto de las sirenas lo marea a tal nivel que ya perdió el sentido de la realidad.

Los aduladores colocan al joven Manolo en ruta a ocupar la dirigencia nacional del PRI, aunque quién sabe si esto sea un premio o un castigo, ya que el otrora poderosísimo partido vive sus últimos momentos como franquicia nacional, toda vez que a partir de las elecciones del 2027 y luego del 2030 perderá sus prerrogativas, para quedar con algunas representaciones en varias entidades del país.

Uno de los grandes méritos que ha tenido la dupla Riquelme-Jiménez es mantener a esa entidad como una de las más seguras del país, en donde destaca Torreón y toda la zona de La Laguna, no obstante que se encuentra en medio de estados que tienen los mayores índices delictivos a nivel nacional, como es el caso de toda la región fronteriza con Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Baja California, Nuevo León, además de Sinaloa, Durango y Zacatecas. Aunque eso parece no perdurar hacia el futuro.

Esperemos, por el bien de Coahuila, que se restablezca la tranquilidad e impere el Estado de derecho y no se contamine por lo que ocurre en las entidades vecinas, en donde los capos de la droga mantienen el control político y económico.

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