En la cuenta regresiva para la elección judicial, las cifras de electores que acudirán a las urnas en la cita para destruir la independencia, autonomía y profesionalismo del Poder Judicial, el próximo 1 de junio, no le cuadran al oficialismo por el notable abstencionismo que habrá y, por ello, Morena y el gobierno alistan la operación acarreo y rellenado de urnas. Al fin y al cabo, los ciudadanos no contarán los votos, sino que será en lo oscurito por el propio INE.
Entre el abstencionismo y el fraude para impedir que personajes incómodos se cuelen a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al Tribunal de Disciplina Judicial o como magistrados o jueces de circuito, ya está caminando la operación para legitimar la elección judicial que colocará al país como “el más democrático del mundo”.
La instrucción que viene desde las alturas a todos los gobernadores, alcaldes, legisladores, líderes de sindicatos y, por supuesto, de la estructura partidista de Morena, PVEM y PT es “hagan lo que tengan que hacer para abarrotar las urnas”, ya con acarreados o con el llenado masivo de boletas, y todo ello con la complicidad del INE, de Guadalupe Taddei y, en su momento, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que preside Mónica Soto.
Las reuniones con gobernadores en Palacio Nacional y durante las giras que hace la presidenta Claudia Sheinbaum a diversas entidades tienen como propósito exigirles a los mandatarios estatales que cumplan con las cuotas de participación de votantes, conforme a lo que se comprometieron.
Tan solo en la Ciudad de México, las cuadrillas de las alcaldías en donde gobierna Morena recorren las calles para realizar pintas, montar cárteles y publicidad itinerante para invitar a la población a salir a votar el 1 de junio, y desde las oficinas centrales del gobierno capitalino hacen lo propio en las alcaldías que gobierna la oposición, como en Benito Juárez o Miguel Hidalgo, en las cuales se logra observar a esos grupos de personas pagadas con recursos públicos para promover el voto para el día de la elección.
No obstante que la ley en la materia prohíbe expresamente la participación del gobierno, de los partidos políticos o sindicatos en la promoción y participación del voto corporativo, los cuatroteros lo hacen sin ningún cuidado, ya que no les importa que alguna autoridad electoral los sancione; faltaba más.
Así las cosas, los resultados de los comicios judiciales se observarán bajo dos lupas: la de la realidad, sin acarreados, y la simulada, con todo el aparato del gobierno, porque efectivamente se trata de una elección de Estado, en donde no se escatiman recursos para abatir el abstencionismo y conformar un nuevo Poder Judicial al gusto de la titular del Poder Ejecutivo.
Serán 881 cargos de ministros, magistrados y jueces que estarán en disputa durante la jornada electoral del primer domingo de junio y, aunque se realiza profusa divulgación sobre el mecanismo de votación por parte del INE, lo cierto es que tiene más complicación que sacar la raíz cuadrada de una cifra de varios dígitos.
LA FIFA Y AZCÁRRAGA PRETENDEN DESPOJAR A LOS DUEÑOS DE PALCOS
Ante el Mundial de futbol del 2026, la FIFA y Emilio Azcárraga Jean se aprestan a despojar a los dueños de palcos del Estadio Azteca o Banorte, o como se llame, del derecho de disponer de sus espacios para disfrutar de los partidos que se llevarán a cabo en el Coloso de Santa Úrsula, con el pretexto de que, como se trata de un evento deportivo mundial organizado por la cuestionable y corrupta FIFA, pues se pierden los derechos de los poseedores de estos bienes que están bajo su propiedad durante 99 años, desde su inauguración en 1966.
En menudo lío se meterá el dueño de Televisa por este despojo, en donde el asunto no solo caminará por los tribunales locales, sino a través de los jueces federales, amén de que ya se prepara una querella internacional para evitar la injusticia.
Tanto Clara Brugada, jefa del gobierno capitalino, como la misma presidenta Claudia Sheinbaum deberán tomar cartas en el asunto, so pena de que las movilizaciones que se harán en las inmediaciones del Estadio Azteca durante la inauguración del Mundial de fut serán de pronóstico reservado, que, sin duda, manchará el magno evento.
Mientras que las pasadas dos ediciones del Mundial de futbol en nuestro país, en 1970 y 1986, fueron apoteóticas con la participación de Pelé y Messi, ahora estará ante los ojos del mundo un cuestionable evento ante el despojo institucional de FIFA y Televisa a los tenedores de palcos amparados por las autoridades mexicanas.