Desde San Lázaro

Se baila al son que marca Trump

Todas las amenazas vertidas por Donald Trump contra México y su gobierno versan sobre tres temas: aranceles, migración y la declaración de terroristas a los cárteles mexicanos.

No solo México, sino el planeta está preocupado por el regreso de Donald Trump a la presidencia del país más poderoso del mundo, y ello de suyo augura tiempos complicados para la estabilidad pacífica, particularmente de regiones del orbe que ya están en guerra, como Ucrania y Medio Oriente, además de poner más tensión en la relación comercial y diplomática de Estados Unidos con China, Rusia y la misma Comunidad Europea.

En lo que concierne a México, la estrategia definida para enfrentar los locuaces dichos del magnate inmobiliario es contestarle por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum en la misma tesitura, es decir, si propone cambiarle el nombre al Golfo de México por golfo de América; la doctora se mofa con bautizar a Estados Unidos como América Mexicana. Ante un mal chiste, uno peor.

El tema sería gracioso, si no fuera porque cualquier desencuentro entre presidentes tendría serias repercusiones para los habitantes de México y EU por las consecuencias económicas, sociales y de gobernabilidad derivadas de la imposición de más aranceles a productos nacionales, o de expulsar a miles de indocumentados, o de plano terminar con el T-MEC y, en el mejor de los casos, dejar un acuerdo bilateral tan solo entre ambos países.

Todas las amenazas vertidas por Trump contra México y su gobierno versan sobre tres temas: aranceles, migración y la declaración de terroristas a los cárteles mexicanos; y en respuesta por parte de la mandataria mexicana, es casi en el mismo tono, lo que de entrada provoca que se haya caído en la agenda que marca el presidente norteamericano.

Sheinbaum baila al son que le marca Donald y eso que todavía no asume la presidencia de la Unión Americana.

El riesgo de tener un encuentro todos los días con la prensa es precisamente que, gracias a las preguntas sembradas por Jesús Ramírez Cuevas, la Presidenta tiene que contestar a bote pronto y ello deja entrever que carece de una estrategia y narrativa propia para defenderse de los dichos de Trump.

A cada declaración del millonario estadounidense, por muy ofensiva que sea esta, la Presidenta contesta en el mismo tono, lo que provoca hilaridad y preocupación, toda vez que será hasta el 20 de enero que Donald se convierta en presidente y será a partir de ese momento donde sus declaraciones y acciones tendrán consecuencias reales.

Desde luego, tanto Marcelo Ebrard como Juan Ramón de la Fuente han recomendado mesura y respeto; empero, impera la rijosidad para contestar en los mismos términos a ‘la bota del imperialismo yanqui’.

La presidenta de México no debe caer en provocaciones y sí pintar su raya contra las declaraciones xenofóbicas de Trump, pero hasta que despache en la Oficina Oval de la Casa Blanca; mientras tanto, debe mantener la calma y dejar que las diatribas del neoyorquino se le resbalen, como en su tiempo lo hiciera AMLO.

De nada sirve que en estos momentos Sheinbaum conteste los ataques de Trump, que son producto de la borrachera causada por su reelección presidencial; más bien debería tener perfectamente diseñado el denominado Plan México para contestar con enérgicas acciones en materia de migración, comercio y combate a los capos de la droga, pero no con medidas reactivas, sino con acciones proactivas que reviertan, por ejemplo, la imposición del 25 por ciento de aranceles a los productos mexicanos, con medidas similares a los productos norteamericanos.

Lo hemos dicho en otras colaboraciones, por desgracia, el desastre que dejó AMLO en temas como migración, crecimiento económico, inseguridad pública y combate al trasiego de drogas sintéticas, además de permitir el contrabando de mercancías chinas a nuestro país, entre otras omisiones, ha puesto a los mexicanos contra la pared ante el embate de Donald Trump.

El magnate tiene muchas más barajas para presionar al gobierno mexicano que a la inversa, y esto lo sabe Trump, por eso se requiere mente fría, mesura e inteligencia para mitigar el daño e incluso convertirlo en oportunidades de crecimiento.

La vecindad entre ambos países y la hermandad entre sus habitantes en virtud de los lazos consanguíneos que existen entre millones de seres humanos que viven en ambos lados del río Bravo han creado un sistema estructural de convivencia cotidiana que es imposible de trastocar, aun por los eventuales desencuentros entre los presidentes de las dos naciones.

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