Todavía no pasan ni siquiera 100 días del nuevo gobierno y las tribus morenistas se dan con todo para acceder a mejores espacios de poder con el desplazamiento de aquellos personajes que son ‘indignos’ de militar en ese partido. Incluso, hay un enfrentamiento directo alentado por los ‘morenos puros’, que en principio están alineados a López Obrador.
La escaramuza suscitada en la bancada oficialista del Senado por el nombramiento del titular de la CNDH es tan solo un pequeño reflejo de lo que apuntamos, además del velado ataque que se realiza sistemáticamente contra colaboradores cercanos de la presidenta de la República, como Juan Ramón de la Fuente, Omar García Harfuch, Luz Elena González, David Kershenobich, Julio Berdegué y Marcelo Ebrard, entre otros cercanos a la doctora y que despachan en Palacio Nacional.
Unos obran por motu proprio y otros, dicen, en nombre de ya saben quién, aunque lo cierto es que en la curva de aprendizaje del nuevo gobierno salen a relucir errores propios y otros causados por diferencias que prevalecen en las luchas intestinas que se dan en las diversas arenas del círculo morenista.
Cuando no es en el propio gabinete, el fuego amigo proviene del Legislativo o de algunos tinterillos o medios de comunicación afines a los radicales, que cuando son descubiertos le echan la culpa a los emisarios del pasado.
El anuncio que hiciera el diputado de Morena e incondicional de Claudia Sheinbaum, Alfonso Ramírez Cuéllar, de fundar una nueva corriente política y social al interior de ese partido, que se llama “Construyendo el segundo piso de la cuarta transformación”, refleja la intencionalidad, en primera instancia, de mantener el control del partido por parte de la presidenta de la República y en segundo lugar, si las cosas se complican ante el agandalle de los actuales dirigentes del partido en el poder, desprenderse para constituir un nuevo partido político alineado completamente a la doctora.
Ramírez Cuéllar aclaró que “solo se busca ampliar el espectro de apoyo a la presidenta Sheinbaum en la sociedad civil, pero no hay división en el movimiento de Morena, para nada, al contrario”.
Se trata, dijo el exlíder de El Barzón, de “dar seguimiento a las promesas de campaña de la presidenta y de llevar los programas de Bienestar a las comunidades que la apoyaron sin pleitos ni intereses partidistas”.
Remarcó que es un movimiento para construir el segundo piso de la transformación, con un apoyo social y político a los programas de la jefa del Ejecutivo federal; “comenzamos en el Estado de México y lo levantaremos en todo el país”, sentenció Ramírez Cuéllar.
Leyendo entre líneas las declaraciones del diputado, se trata ni más ni menos de crear un bloque al interior de Morena, totalmente afín a Claudia Sheinbaum en su proyecto político y alejado de las contiendas internas de las tribus, al tiempo de contar con una válvula de escape, en caso de que ocurra una insurrección en Morena.
La decisión apunta que Alfonso Ramírez Cuéllar es el encargado de ir sopesando los tiempos y las circunstancias para comenzar a cumplir con los requisitos que marca el INE en la conformación de nuevas franquicias políticas.
Así como el Frente Cívico Nacional buscará convertirse en un partido político, aunque todavía no oficializan el anuncio, igual, otras agrupaciones de la sociedad civil harán lo propio, y en esas está el movimiento que está gestando el legislador de Morena con la “autorización de las alturas”.
Hay que recordar que más de la mitad del gabinete de la presidenta son imposiciones, otros llegaron por la coyuntura política y los que quedan, no más de 10, son completamente leales a la exjefa del gobierno capitalino.
El anuncio de Ramírez Cuéllar no se trata de un movimiento inocuo, sino de la punta de lanza para establecer el orden en el seno de la 4T y por supuesto al interior de Morena.
El enemigo está en casa, lo hemos dicho desde hace años; el adversario real del oficialismo está en sus intestinos que lo corroen diariamente.
Ante el anuncio de “crear una corriente externa para apoyar a Claudia”, seguramente saldrán a negar una eventual escisión o desprendimiento, pero señores, las señales son muy claras y además, como reza el dicho: “¡De que la perra es brava, hasta a los de casa muerde!”.
Por eso, la lupa de los incondicionales de la doctora no está en lo que queda de la oposición, sino en las tribus morenistas y en aquellos que no quieren soltar sus cotos de poder, aun en contra de las indicaciones de la presidenta de México.