La polémica desatada por el contenido y los errores de los nuevos libros de texto gratuitos, de la que ya nos hemos ocupado en estas páginas, ha crecido de tal manera que el residente de Palacio Nacional volvió a abrir las sesiones vespertinas para que comparezcan ante los medios los responsables de su elaboración. Eso no ocurría desde la crisis sanitaria por la epidemia de Covid-19.
Las críticas a los contenidos de los libros han llevado a los extremos, protagonizados en el margen derecho, por un dirigente partidista tan rupestre como Marko Cortés, al frente del Partido Acción Nacional, con su llamado a que los padres de familia destruyan o arranquen las páginas de los libros de texto gratuitos, tal y como el monje dominico Girolamo Savonarola hiciera en el siglo XV con la hoguera de las vanidades.
En el margen contrario, de lado de una izquierda radical asíncrona, tenemos al joven Marx (Arriaga), funcionario atrabiliario responsable de contenidos educativos, cuyo mejor argumento pedagógico ha sido recurrir a la imagen del maestro, campesino y guerrillero Genaro Vázquez Rojas.
En medio de ambos extremos, en el camino que se recorre de uno a otro punto de la discusión, se han dado a conocer dos acciones del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de las que conviene ocuparnos, porque uno es el terreno del debate público y otro el de las posibilidades reales de actuación en tierra, en el aula con nuestros hijos.
El gremio de los maestros se encontró ante una coyuntura en la que a la opinión pública le extrañaba su silencio y, lo más importante, la desinformación entre el magisterio que no ha recibido los libros de texto gratuitos. Expectativas y dudas en la base, confusión en los medios.
Ello ocurre, además, cuando el SNTE llevaba realizados, según un comunicado recogido por este diario, entre marzo y julio, 44 foros sobre los nuevos Planes y Programas de Estudio para el Ciclo Escolar 2023-2024, en 24 entidades del país, para analizar entre el magisterio los componentes de la Nueva Escuela Mexicana. Los foros interrumpidos por las vacaciones, se reanudarían a partir del 14 de agosto en los 13 estados pendientes.
Es importante tener claro que buscan ser “espacios de reflexión, análisis y discusión de los elementos estructurales, metodológicos y administrativos de la Nueva Escuela Mexicana”, de los nuevos planes y programas de estudio, no de los libros de texto que aún no llegan a los maestros.
En el pronunciamiento público del SNTE sobre los libros de texto gratuitos, destaca el compromiso sindical a promover entre el magisterio el uso razonado de los libros de texto gratuitos, con base en la autonomía curricular, libertad de cátedra y pensamiento crítico, y a impulsar la participación docente en el codiseño curricular.
Además, señalan que “defender los libros de texto gratuitos como una conquista social no implica tener una posición acrítica sobre su contenido.” Y aluden a su experiencia en “formular observaciones y propuestas para mejorar y corregir las diferentes ediciones que ha habido en la historia de dichos LTG. Así lo haremos ahora. Con profesionalismo, sin estridencias”.
Corresponderá a los maestros ejercer su autonomía, libertad de cátedra, con sentido crítico, con sus conocimientos pedagógicos, de la escuela, de la comunidad y sus alumnos, para usar todo aquello que sea útil y corregir en el aula todo aquello que quedó mal en los libros, lo que puede ser, si son eficaces y consiguen eco de las autoridades, una salida que salve no solo el ciclo escolar, sino el aprendizaje futuro de los 17 millones de estudiantes de primaria y los otros 2.5 millones de secundaria.
Pero no podemos responsabilizar solo a los maestros. En los foros aludidos, a los que según el gremio que dirige Alfonso Cepeda, asistieron más de 45 mil directores, supervisores, jefes de sector y asesores técnico-pedagógicos de educación inicial, preescolar, especial, primaria y secundaria, se plantearon demandas y propuestas que deben ser atendidas por su sindicato y la Secretaría de Educación Pública:
1. Que los docentes asuman con responsabilidad la autonomía profesional, pero que los directores, supervisores y jefes de sector respeten esa autonomía y promuevan el trabajo en el colectivo escolar.
2. Que la SEP brinde el acompañamiento, la actualización y profesionalización permanente a los docentes y que la formación docente sea coherente con los planteamientos de la Nueva Escuela Mexicana.
3. Que los libros de texto gratuitos solo sean apoyo para el maestro en los procesos de enseñanza-aprendizaje y que se produzcan materiales educativos en lenguas originarias y sistema Braille.
4. Que los libros de texto y materiales educativos lleguen a las escuelas antes de iniciar el ciclo escolar 2023-2024, para que les dé tiempo para analizarlos y diseñar cómo los van a usar en el aula.
5. Que se considere a las necesidades educativas especiales como parte de la Nueva Escuela Mexicana. En las abundantes críticas, nada se ha dicho aún.
Desde cualquier perspectiva, la 4T no procuró los consensos básicos para reformar los libros de texto gratuitos, creando riesgos innecesarios. Ahora tienen la oportunidad de acompañar a los maestros para salvar la situación creada por el joven Marx.