La encuesta de EL FINANCIERO que se publicó el martes pasado, para evaluar diversos aspectos de las recientes elecciones judiciales, incluyó unos datos sobre la confianza ciudadana en las instituciones y en los poderes de la Unión que considero relevante revisar, dada la renovación en el Poder Judicial derivado de dichas elecciones.
Los datos publicados mostraron el saldo de confianza tras las elecciones: el INE registró 63 por ciento de confianza entre la ciudadanía; el Poder Ejecutivo (presidencia y gobernadores), 62 por ciento; el Poder Legislativo (senadores y diputados), 55 por ciento; el Tribunal Electoral, 51 por ciento; la Suprema Corte de Justicia, 50 por ciento, y el Poder Judicial en su conjunto (tribunales y juzgados), 43 por ciento, con un 55 por ciento de desconfianza.
Tanto la Suprema Corte como el Poder Judicial resultaron las instancias con menores niveles de confianza ciudadana en esta primera medición posterior a las elecciones judiciales. Para las encuestas será importante darle seguimiento a la confianza en un Poder Judicial renovado que entrará en funciones en septiembre.
Si me permite ahondar en los datos, me di a la tarea de ver quiénes confían en los poderes de la Unión y si hay o no distinciones entre cada uno de los poderes, según el nivel de confianza o respaldo social con el que cuentan.
Según muestra la encuesta, 36 por ciento de la gente entrevistada dijo confiar en los tres poderes de la Unión; 19 por ciento confía en dos de ellos; 14 por ciento solamente en uno de ellos, y 31 por ciento no confía en ninguno.
Parece haber cierta simetría en esta distribución de confianza y desconfianza, con poco más de un tercio de la gente depositando su confianza en los tres poderes y casi un tercio su plena desconfianza.
El hecho de que el tercio restante esté dividido ya nos sugiere que sí se hace cierta distinción entre los poderes.
Desglosando los resultados por subgrupos, la encuesta indica que los hombres confían significativamente más que las mujeres en los Poderes Ejecutivo y Legislativo, pero el nivel de confianza en el Poder Judicial es prácticamente el mismo.
Por edades, sucede algo similar: las personas de mayor edad confían más en los Poderes Ejecutivo y Legislativo, pero la confianza en el Poder Judicial no se distingue por grupo de edad, es prácticamente la misma.
En el desglose por educación arroja otra historia: el Poder Judicial cuenta con mayor confianza entre el segmento de mayor escolaridad y un poco menos de confianza entre el segmento menos escolarizado. En el caso del Poder Ejecutivo, las diferencias son menores, pero, de nuevo, los más escolarizados confían ligeramente más.
Y en el caso del Poder Legislativo se invierte la relación: quienes más confían en dicho Poder son los menos escolarizados, y quienes más desconfían son los que tienen un mayor nivel de educación.
Si consideramos la clase social, la encuesta arroja que la confianza en cada uno de los tres poderes es mayor entre la clase media que entre las clases bajas.
Ya el próximo presidente de la Suprema Corte, Hugo Aguilar, ha hecho notar algo así en sus declaraciones públicas desde la elección del 1 de junio, refiriéndose a las desigualdades ante la justicia, y agregando que hay una “enorme desconfianza” de la gente en las instancias de administración y procuración de justicia, pero que eso va a mejorar.
Según la encuesta aquí citada, una mayoría de 55 por ciento de la gente desconfía del Poder Judicial. Habrá que ver si, efectivamente, eso mejora a partir de septiembre.
La encuesta revela que la confianza en los poderes de la Unión también tiene algunas diferencias por regiones del país. En el sur se observa una mayor desconfianza en el Poder Legislativo, aunque la desconfianza en el Ejecutivo y en el Poder Judicial también destaca en la región centro occidente. Hay brechas de confianza sociales y regionales importantes para tomar en cuenta.
El último desglose es el político: la confianza según el partidismo. Como sería de esperarse, los simpatizantes de Morena, el partido gobernante, expresan mayores niveles de confianza en cada uno de los tres poderes que los simpatizantes de la oposición.
Pero lo más interesante es que el nutrido segmento de apartidistas manifiesta una desconfianza mayoritaria en los tres casos, y particularmente en el Poder Judicial.
Si, como dice el próximo ministro presidente de la Corte, esto va a mejorar, es entre ese segmento apartidista donde probablemente se tendrían que ver los cambios, por ser el más numeroso y porque son menos probables de seguir señales partidarias a favor, como los morenistas, o en contra, como los oposicionistas.
Una vez más, el balance de opinión y apoyo parece estar en manos de esa ciudadanía más numerosa no partidista. Ya veremos cómo se mueven estos números.